67. Ojalá.

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Fue Alex quien tomó la iniciativa. Fue él quién se acercó a mi boca y tiró de mi cuerpo al suyo. Pero fui yo quien me ocupé de desvestirlo y arrástralo a mi cama donde lo esperé impacientemente mientras se arrastraba entre mis piernas y se presionaba contra mi muslo.

Vi su mirada de disgusto cuando tiré mi mano a la mesa de luz y saqué los elementos necesarios, supe que él creía que yo los tenía a mano para usarlos con otra persona, pero Alex no dijo nada antes de usarlos e ingresar bruscamente en mí.

Lo había notado desde la primera vez que habíamos estado juntos. Alex me follaba con enojo, y yo sabía por qué. Él se odiaba por no poder decirme no, se odiaba por ser tan débil, porque eso era algo de lo que no me podía culpar.

También había descubierto que Alex no me tocaba más de lo necesario. Antes, era él quien se encargaba de tocarme y llevarme al clímax, pero no ahora. Sus manos se fijaban en mis caderas y se presionaban allí con fuerza arrolladora. Pero estaba bien, él por lo menos continuaba besándome, si no hiciera eso sí sería complicado, yo podía ocuparme de mí mismo por el momento.

Alex cayó sobre mi cuerpo y rodó a un lado de mí para poder recuperar la respiración, pero pronto me di cuenta que él comenzaba a dormirse, se lo veía realmente cansado así que me retiré con cuidado y fui a la cocina a leer un poco, yo me había atrasado, y aunque estaba haciendo sólo dos materias, no me podía permitir fallar.

Cuando Alex despertó insistió en irse, pero no lo dejé. Afuera helaba y era peligroso, además yo quería dormir otra noche a su lado, aunque sólo fuera dormir. Afortunadamente accedió luego de varias negativas.

Ese día le dije que había visto a su novio en una oportunidad. Él dijo que no era su novio, pero eso no es lo que parecía. Incluso intenté con mucha fuerza ignorar el parecido del chico a Milo. Odiaba ser el único distinto en su lista... digo, los demás seguramente hubieran sido iguales.

De todas maneras, nada me preparó para verlo, en vivo y en directo, juntos.

Fue durante el fin de semana siguiente, ambos llegaron tomados de la mano y no sólo yo, sino también Polo quedó algo desorientado. Alex estaba borracho. Yo nunca lo había visto así de ebrio. Sin embargo, algo me dijo quizás él lo había hecho apropósito, como diciendo: "¿Lo ves? Te superé. Este es mi novio. Marco. ¿Qué tienes tú para darme que él no? Además, es extremadamente hermoso."

—Yo lo vi en una revista —uno de mis compañeros dijo. Ni siquiera podía recordar su nombre, él y yo no habíamos hablado nunca. —Es modelo, yo no sabía que fuera gay.

Modelo. Bien. Eso era incluso demasiado para mí.

Ignoré la charla que continuó y me concentré en hacer mi trabajo. Lo único que quería es que ese día terminara, pero al mismo tiempo no, no quería ver a Alex al día siguiente, no quería enfrentar la realidad: él sí me había superado, Alex amaba a otro hombre.

El malestar duró ese día y parte de la noche. Cuando llegué a la panadería ya sabía que no me importaba que el sujeto estuviera allí, con Alex. Él mismo me había dicho muchas veces que no eran novios y yo había decidido confiar en lo que me decía, así que a pesar de todo yo no me daría por vencido. No aún.

Ese día lo invité a comer. Él quiso negarse y hasta pude ver su rostro de incomodidad cuando lo llevé a un carrito de comida, pero no me alcanzaba para nada más y la comida allí era buena, así que no me sentiría menos por no tener el sueldo de un modelo.

Alex coqueteó conmigo. No fue algo muy notable, pero fue un coqueteo. Antes de ponerme feliz le recordé a su novio y él repitió, nuevamente, que el sujeto no era su novio, y sentí mi pecho un poco menos pesado. Sentí también un poco de calidez cuando él nombró a Jude y lo hizo con un gesto molesto, como si eso en realidad lo jodiera, aunque dijera que no lo hacía.

MIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora