Lo miré a los ojos... Aunque, ¿qué planeaba? No dejaba de preguntármelo.
-¿Está asustada de enamorarse?- Preguntó mirándome fijamente. Me tomó por sorpresa lo que dijo.
-Jamás he tenido sentimientos románticos hacia nadie... No sé qué decir.- Hablé sosteniendo su mirada.
-Siempre hay una primera vez para todo.- Dijo poniéndose más serio. Eso me puso nerviosa.
-¿Qué quiere decir?
-Que no tenga miedo... En mi opinión uno nunca sabrá si amó de verdad, al menos hasta su último día, será allí cuando sepa a quién quiso realmente.- Pronunció mientras seguía mirando mis ojos. Su voz bajó un poco de tono.
Me quedé sin aliento al escuchar esas palabras viniendo de él.
-El amor jamás acabará. Si deja de amar a alguien, entonces no se trataba de ese sentimiento en realidad. Así de incierto es.
Por ello no tendrá la certeza de haberse enamorado sino hasta el final de su vida, ya que no puede saber si en el futuro sus sentimientos cambiarán.- Lo dijo con una pasión inexplicable.Yo seguía hipnotizada por sus palabras y sus ojos. No podría estar más de acuerdo con él.
-Mi madre fue quien me dijo eso.- Terminó confesándome.
Era la segunda vez que lo escuchaba mencionar a su familia, era todo un misterio ese asunto.
-Por lo tanto, deje de preocuparse... Sólo sea sincera con lo que siente.- Recomendó. En ese momento dejó de mirarme y volteó hacia el barandal.
Lo seguí con la vista, no podía creer la lección que acababa de darme ese hombre.
-¿Qué sucede? ¿Por qué me mira así?- Cuestionó volviendo a sonreír. -No me diga que le gusto, porque si es así debe olvidar lo que acabo de decir.- Comenzó a jugar de nuevo.
-¡Oiga! ¿Cómo puede decir eso?- Casi me sonrojo.
Él rió complacido por mi reacción. Puse las manos en mis mejillas.
-Sólo usted es capaz de ser tan serio de la nada y en cuestión de segundos hacer chistes tan malos.- Fingí regañarlo. Él continuó divertido.
-Debo irme, mañana comienzo a trabajar, descanse... ¡Ah! Y gracias por sus palabras.- Dije marchándome.[NARRADOR.]
"Parece que le agrada mucho Elían, ¿eh, Señorita Wenzel?" Murmuró Kilian en cuanto ella se retiró. Lanzó un pesado suspiro y se fue a su habitación.[NARRA ANICA.]
Entré a mi alcoba y me tiré en la cama. Puse mis manos en mi corazón. "Por favor deja de latir así." Le supliqué.
Cerré los ojos y pensé en ambos chicos. Parecían tan distintos y ambos me hacían sentir igual de diferente...Después de dar tantas vueltas por mi mente, decidí dormir.
Desperté muy temprano, me sentía emocionada. Me vestí apropiadamente y fuí en busca de Kilian.
-Buen día, señor Barnett.- Lo saludé en cuanto lo encontré.
-Buen día. ¿Está lista?- Me interrogó.
-¡Claro que sí!- No pude sonar más entusiasta.
-Me agrada su energía.
Después de eso nos fuimos a la empresa.
Él me indicó lo que haría, principalmente me pasaría ayudándolo directamente en su oficina.Dijo que no me preocupara, que regresaríamos aproximadamente a las 3:00 p. m. a casa. Él solía trabajar mucho desde allá.
Empecé con cosas sencillas, ordenar papeles, traer y buscar otros, etc. Él estaba concentradísimo en lo suyo.
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El Lúgubre Castillo Barnett
Lãng mạn•Año: 1850. Anica Wenzel es una chica que ha tenido una vida llena de desgracias y éstas parecen no acabar. Al nacer, sus padres la abandonaron en un orfanato donde, más tarde, fue adoptada a los 9 años por una adinerada familia. Para su desgracia...