7.Invitados.

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-¿Pero qué rayos dijo?- Me preguntaba corriendo por los pasillos.- No puede ser cierto.-Me convencía a mí misma.- Pero, sea cierto o no, debo irme de aquí.

Entré en mi habitación, intenté tomar lo necesario para salir de allí tan rápido como podía. Entonces alguien entró en mi alcoba sorprendiéndome inevitablemente.

Era Kilian. Sentí que mi corazón se salía de mi pecho.

-¿Qué hace?- Preguntó notablemente confundido. Parecía ir más tranquilo.

-No quiero seguir aquí.- Dije fingiendo buscar algo para alejarme lo más posible de él.

-No debe hacer eso.

Casi no le escuché por estar ideando cómo salir de allí con él frente a la puerta.

-Señorita, yo quiero...- Iba a decir algo cuando llamaron a mi alcoba.

-Adelante.- Dije sin dudarlo en busca de intervención. Una señora de la servidumbre entró.

-Disculpen la molestia. Sucede que el joven Elían se encuentra aquí y pensé que le gustaría saberlo de inmediato.- Avisó dirigiéndose a Kilian.

-Se lo agradezco, ya bajamos.- Me miró. -Ven conmigo, te presentaré a alguien. -Continuó mirándome. -Por favor. -Agregó al no recibir mi respuesta.

Sin tener opción, bajé con él.
Entramos en una amplia sala de estar. Sentados, esperaba una mujer y un joven, a su alrededor había una buena cantidad de equipaje. Se pusieron de pie en cuanto Kilian y yo entramos en la habitación.

-¡Querido Kilian! ¡Qué placer verte!- Saludó el chico. El señor Barnett respondió, luego se giró hacia mí.

-Quiero presentarte a la señorita Anica Wenzel.

-Mucho gusto, Elían Osmond, para servirle.-Dijo amablemente mientras me daba la mano.

-Mucho gusto.- Me limité a responderle.

-Bueno, yo también quiero presentarles a la señorita Hanna Hudson, ella está a mi servicio, es de mi entera confianza y estima así que les agradecería tratarla como a mí mismo.

Me sorprendió mucho la forma en que Elían se dirigía a la joven a su servicio, me pareció completamente justo que fuera así.
La chica saludó con amabilidad, era muy bonita y parecía agradable.

Después de saludar y pasar escasos minutos en la sala, decidí retirarme.

-Me disculpo con ustedes, deseo ir a mi habitación, no me siento del todo bien.- Dije para salir.

-No se preocupe. Es una lástima que se sienta mal, si podemos ayudar en algo sólo tiene que decirlo, será un placer intervenir.- Atendió Elían, desconcertándome de nueva cuenta.

-No quiero molestar, pero gracias. Con permiso.- Salí de allí.

Sabía que irme de esa casa no sería fácil, sin embargo me daba ánimo pensar que quizá ahora habría personas como Hanna y Elían en ese lugar. Quizá ellos podrían ayudarme.

Decidí ir a mi habitación y relajarme.

Pasaron las horas, no había novedad. Entonces alguien llamó a mi puerta de nuevo.

-Adelante.- Indiqué. Aunque poco faltó para arrepentirme cuando ví que quien entró fue Kilian.

Me puse completamente alerta.

-¿Qué quiere aquí?- Dije a la defensiva.

-Tranquila. Vine a informarle que Elían y Hanna se quedarán aquí un tiempo, sólo quiero que lo sepa para que no le sorprenda verlos.

El Lúgubre Castillo BarnettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora