3. El verdadero temperamento de Kilian.

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No hice caso omiso, realmente cerré mi habitación con llave, después de todo el señor Barnett seguía siendo un completo desconocido para mí y se había comportado extrañamente estos días.

Al día siguiente mis días de "secretaria" comenzaban.
Debía reunirme con Kilian y hacer lo que me indicaba y en mis tiempos libres ordenaría los papeles que me había dado.

Por la mañana me vestí y me auto convencí de que debía hacer que toda esta situación fuera más fácil para ambos, quizá ser amigos. Decidida bajé a tomar el desayuno con él. Mentiría si digo que Kilian no me causa desconfianza y escalofríos, pero estaba dispuesta a conocerlo.

-Buen día.- Entré en el comedor saludando a Kilian pero él no respondió. -¿Hay mucho trabajo para hoy?- Pregunté amigable.

-Lo hay.- Su respuesta fue corta y con evidente evasión.

-¿Puedo preguntar quién cuida el jardín? Noté que tiene muchas rosas y flores interesantes.- Insistí en romper el silencio.

-Debería dejar de hacer preguntas...- Nuevamente esa seriedad en él.

-Solo quería saberlo, no planeo molestar. Me gustan las rosas, jamás he recibido una... Recuerdo que una vez yo...

¡Zas!- El sonido de un cubierto azotado en la mesa me sobresaltó.

-¿Si te llevo al jardín dejarás de hablar?- Preguntó él desafiante y molesto.

Yo no pensaba dejar que me intimidara, esta vez quería vivir tranquila no como en la casa de los Wenzel.

-Sí.- Dije decidida y sonriente.

Cuando terminó el desayuno el señor Barnett me guió al jardín. Era inmenso, tenía cientos de flores y caminos hacia todas partes.

Comenzamos a caminar por un sendero repleto de árboles y hermosas rosas. Yo estaba entusiasmada. Sentía que lograría suavizar a Kilian.

-¿Le gustan las rosas, señor Barnett?- Pregunté para romper el silencio.

-No olvide los papeles que pedí. Son urgentes, por esta ocasión le daré unos días.- Ni siquiera me miró, ni hablar de responderme.

Suspiré.

- Ya entiendo.- Dije juguetonamente.

-¿Perdón?

-Usted, señor Barnett es una de esas personas que piensa que la soledad es mejor, ¿no es así? Debo decirle que es probable que esté en un error. No miento, está 100% comprobado que los humanos son un ser sociable. Lo leí en los pocos libros a los que tenía acceso. Así que deje ese estilo de vida. Sé que usted debe ser bueno. No haga que los demás crean que es un monstruo por esa actitud...- Seguí hablando.

Kilian se detuvo en seco. Su aura era sombría y tenebrosa.

-¿Monstruo? ¿Soledad?... ¿Que debo ser bueno?- Se giró y me miró con furia. -Deje de decir tonterías. No hable como si me conociera, no estoy ni remotamente interesado en ser amigo suyo, me ha molestado desde el desayuno. Deje de hablarme de cosas que lee en absurdos libros y vuelva a la realidad, eso es mucho más complejo que inventar fantasías. La vida no es un cuento de hadas.- Habló enfurecido, como si le hubiera ofendido terriblemente.

Me asustó lo sombrío de su rostro, ciertamente era atractivo, pero ¿quién podía pensar en eso cuando le gritan de esa forma?

-¿Qué sucede con usted, señor Barnett?- Cuestioné molesta. -¿Por qué me ha tratado tan mal desde mi llegada? Habla de tratos y parece burlarse de mí. ¿Lo está disfrutando?... Solo vine aquí siendo "castigada" por un señor que finge ser mi padre pero que me ha insultado en incontables ocasiones. De acuerdo, acepté la supuesta reprimenda a pesar de no haber cometido delito alguno. Decidí intentar vivir mejor para salir del infierno en el que he vivido desde que nací, dígame usted, ¿es eso malo?- Estaba a punto de llorar de rabia. Todo lo que había guardado durante años sentí querer sacarlo en ese momento.

-Lo que sucedió en su "terrible" pasado no es algo en lo que yo esté involucrado, así que no actúe como si yo debiera pagárselo.- Dijo casi burlonamente.

-¿Por qué es tan terrible?- Reproché.

-No me interesa agradarle.- Iba a comenzar a caminar cuando me interpuse en su camino.

-Entonces al menos deje de actuar como un patán.- Dije segura.

-¿Patán? Creo que debe usar una mejor palabra para describirme, no me conoce, cuando lo haga se dará cuenta de que patán suena amistoso.- Se burló.

-¿Qué quiere decir con eso?- Me confundieron sus palabras, me dio miedo su comportamiento.

-Digo que debería cuidarse de mí, señorita Wenzel.- Amenazó inclinándose hacia mí para intentar hacerme no se qué, lo habría descubierto si no hubiera salido corriendo.

El miedo me invadió, la ira, tristeza... Me llené de sentimientos y huí de él a toda prisa.

-¿Por qué siempre está advirtiéndome cosas como esas?- Me pregunté corriendo con lágrimas en los ojos.

~(Debes cuidarte de ) ~ Se repetían en mi cabeza sus palabras y su expresión amenazante.

~(Debes cuidarte de mí) ~ Se repetían en mi cabeza sus palabras y su expresión amenazante

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El Lúgubre Castillo BarnettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora