A la mañana siguiente desperté muy alterada y con lágrimas en los ojos. La lluvia que golpeaba la ventana de mi alcoba parecía combinar con mi primer reacción del día.
Tuve una terrible pesadilla que me hacía sentir una extraña pesadez en el pecho, especialmente porque el protagonista era Kilian.
Cuando por fin pude abrir los ojos agradecí internamente que sólo fuera un sueño y hubiera terminado.
Toda la mañana me tuvo inquieta ese hecho.Después de desayunar decidí salir al jardín para apreciar la lluvia calma que parecía que no terminaría pronto.
Me senté en una pequeña mesa con un par de sillas que adornaban el lugar. Por fortuna la cubría un techo, así que podía simplemente quedarme allí y mirar la lluvia sin problemas.
El aroma a tierra mojada era todo un placer.
Al parecer Kilian estaba arreglando algunas cosas de la empresa así que simplemente se quedó en su despacho, me apenaba ser imprudente así que decidí no interrumpirlo.
Tomé un libro que había decidido llevar conmigo para distraerme.
El clima comenzaba a tornarse frío.
Gracias a las nubes que cubrían el cielo, perdí noción del tiempo que pasé allí.
De pronto una mano sobre mi hombro me sobresaltó. Me giré sin levantarme de la silla para saber de quién se trataba.
-¡Elían! ¡Qué sorpresa!- Saludé.
-Lamento haberla asustado.- Dijo tomando mi mano para besarla. La retiré de inmediato.
-Por favor, tome asiento.- Le pedí señalando frente a mí.
-Se lo agradezco. Pero, ¿qué hace aquí afuera? Si mi memoria no me falla usted mencionó que era sensible al frío.
-Cierto, pero el clima es sumamente relajante.
Miré las gotas cayendo en el suelo.
-¿Y qué lo trae por aquí? ¿Nadie lo acompaña?- Indagué.
-¿Se refiere a Hanna?
Asentí.
-Ella vino conmigo pero tiene algo que atender justo ahora.
-¿Algo que hacer aquí?- Me confundió mucho su respuesta.
-Si no fuera amiga suya, probablemente no sería así.- Su forma de hablar pausada me decía que algo estaba sucediendo pero no podía decírmelo.
Me intrigó muchísimo su postura.
-¿A qué se refiere?- Cuestioné arqueando una ceja.
-Ya lo entenderá.
Fue todo lo que dijo.
Hablamos por un largo rato, Elían era un hombre sumamente agradable y que siempre tenía algo que decir.
-Me alegra mucho que sea amigo de Kilian.- Agregué entre la conversación.
-¿Desconfió de mí aquel día?- Me preguntó.
-Totalmente.- Confesé sin dudar.
-¡Oiga, al menos debería decirlo con algo de cautela!- Fingió sentirse ofendido.
-Lo lamento, pero es la verdad.- Reí. -Lucía tan sombrío.
-Supongo que soy un buen actor.- Jugó y luego pareció reflexionar. -Gracias a la ayuda de Kilian he logrado muchas cosas respecto a mi trabajo. Él es astuto cuando de negocios se trata, así que ha impedido que tropiece en el trayecto para crecer en ese ámbito...
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El Lúgubre Castillo Barnett
Romance•Año: 1850. Anica Wenzel es una chica que ha tenido una vida llena de desgracias y éstas parecen no acabar. Al nacer, sus padres la abandonaron en un orfanato donde, más tarde, fue adoptada a los 9 años por una adinerada familia. Para su desgracia...