6.¿Vampiro?

5.5K 506 19
                                    

La mañana había llegado.
Desperté sobresaltada como si hubiese finalizado una larga pesadilla.

Miré mi habitación aún confundida, luego me incorporé. Toqué mi rostro y cuerpo para asegurarme de estar bien.

Me percaté de que mi vestido era el mismo del día anterior así que mi mente comenzó a recapitular todo lo sucedido.

Me levanté tan pronto como pude al recordar, corrí hacia el espejo y miré mi cuello. Tal como temía, tenía una marca en él, estaba enrojecida y era dolorosa cuando la tocaba. Para mi suerte no era tan llamativa, aunque la cicatriz era lo de menos, lo verdaderamente importante era el comportamiento del señor Barnett.

Me sentía furiosa, ciertamente tenía miedo, pero no estaba dispuesta a buscar respuestas solo en mi mente.

Entré a darme un baño y deshacerme del aroma que Kilian dejó en mi ropa.

Busqué un vestido con cuello alto para cubrir esa marca que tanto detestaba, me preparé como de costumbre y bajé decidida.

Me encontré con un joven de la servidumbre y hablé.

-Buen día, disculpe, ¿de casualidad ha visto al señor Barnett?- Dije con amabilidad.

-No lo he visto señorita, pero supongo que debe estar en la biblioteca, es donde más tiempo pasa después del despacho.- El joven me sonrió con sinceridad.

-Te lo agradezco mucho. Con permiso.- Le devolví la sonrisa y me alejé.

No sabía exactamente en dónde quedaba la biblioteca, ni siquiera estaba enterada de que había una, sin embargo estaba dispuesta a encontrarla. Pregunté a algunas personas que trabajaban en el castillo y finalmente llegué.

Abrí la puerta con las manos temblando. Tomé aire y me armé de valor.

Sin darme cuenta al cerrar azoté la puerta llamando la atención del señor Barnett, quien, efectivamente se encontraba allí.

Se levantó de su asiento y dejó con molestia, el libro que sostenía en sus manos en una elegante mesa frente a él.

-¿Qué sucede con usted que entra de esa forma?- Me reclamó.

-¿Qué sucede conmigo? ¿Qué es lo que sucede con usted? ¿Qué fue todo eso de anoche?- Pregunté con enojo.

-¿De qué habla? ¿Tuvo un mal sueño?-Trató de evadir burlándose de mí.

-Deje de tratarme como tonta, ¿cree que es un juego?-No podía explicar lo enfurecida y asustada que estaba. Respiré y continué.
-Desde que llegué aquí no ha hecho más que burlarse de mí. Y como tonta intenté detenerlo y traté de llevarnos bien, y a pesar de todo no se detuvo.- Creí que lloraría pero me contuve. -Así que al menos por esta vez tenga algo de vergüenza y deme respuestas.

-Pare de gritar y salga de aquí ahora mismo, yo no tengo nada de qué hablar con usted.- Iba a darme la espalda pero se detuvo cuando comencé a hablar de nuevo.

-¿Entonces va a seguir negándolo? Es un verdadero patán...

-¡Ya basta!- Gritó. -Sabe bien qué sucedió, ahora olvídelo.- Me miró fríamente.

-¿Por qué hizo algo así?- Insistí.

-Eso hacemos nosotros.- Dijo casi inaudible.

-¿Disculpe? ¿Qué quiere decir con eso?- Puse cara de confusión.

El alzó la vista directamente a mis ojos y sonrió orgullosamente.
Iba a comenzar a caminar hacia mí, dio un paso.

Contrario a él yo retrocedí un paso. Entonces se detuvo y la distancia entre nosotros continuó siendo relativamente lejana.

El Lúgubre Castillo BarnettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora