Sweet V

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El pequeño Lucas estaba por cumplir 4 meses de nacido, era un bebé muy risueño; su sonrisa era muy parecida a la de su hermana cuando era una bebé por lo que Lucrecia comparaba las fotos de los dos muy seguido. La diferencia estaba en el color de cabello, el niño lo tenía más claro casi del mismo color de su madre, con los ojos oscuros como los de su papá y su hermana, además de muy expresivos, algo que era de familia. Otro rasgo característico era la enorme cantidad de cabello, para ser un bebé de sólo 3 meses y medio tenía muchísimo cabello y por supuesto era de esperarse con su padre y el abundante cabello rizado, aunque el pequeño tenía el cabello liso como Lucrecia.

Valerio debía pasar una temporada en España pues por situaciones de trabajo el viaje que duraría máximo dos meses se debía alargar posiblemente seis. Con las nuevas bodegas en marcha y Carla con un bebé de 6 meses sería imposible encargarse sola por lo que Valerio debía asumir algunos procesos dentro de la organización. Lucrecia por supuesto estaría con él, con un bebé de tres meses y medio y una niña de 8 años no sería nada fácil volver a Nueva York por lo que quedó con Nadia en trabajar desde España haciendo los contactos necesarios para llevar sus empresas a territorio Europeo. Ambas mujeres eran madres y lo amaban pero si algo les apasionaba de la misma manera era ser excelentes empresarias. 

Valerio por las tardes cuando llegaba de las bodegas ayudaba a Lucrecia en absolutamente todo lo que podía y más. Desde cambiarle los pañales a Lucas y darle de comer hasta ayudar a su pequeña hija con las tareas, a la niña le costó un poco adaptarse a su nuevo colegio en territorio español pero ya comenzaba a manejar más la situación sobretodo historia y literatura que eran muy diferentes a las que veía en su anterior colegio y como digna hija de Lucrecia, se exigía a si misma para ser la mejor de la clase, además de hacer amigos siendo tan carismática como su padre. 

- Papi ¿mañana en la tarde te puedo acompañar a trabajar mientras mamá lleva a Lucas al pediatra? -preguntó con ojitos de cachorro a su papá, la pequeña amaba estar en las bodegas y ya había decidido que allí trabajaría cuando grande- 

- Mi amor, me encantaría. Pero ... -Valerio hizo una pausa- Mañana tengo una reunión toda la tarde y no te dejaré sola en la oficina. 

Los ánimos de la niña bajaron un poco. Lucrecia que escuchaba la conversación mientras alimentaba al bebé del otro lado de la sala los interrumpió. 

- Emi, mañana Carla no va a la oficina ¿quieres quedarte con ella y Rodri?, me dijo que te podía llevar en la tarde -propuso Lucrecia- Luego de ello papi te pasa buscando y nos buscan a Luc y a mi en el consultorio del doctor para ir a tomar unos smoothies ¿quieres? 

La niña asintió con la cabeza y sonrió plenamente mientras chocaba los 5 con su papá. 

- Pensé que irías en tu auto -habló Valerio dirigiéndose a Lu- 

- No amor -respondió ella acercándose y dándole un beso en los labios mientras le entregaba al bebé- pediré un cabify, así no pierdo tiempo buscando estacionamiento al llegar a la clínica, evito estresarme al conducir y mi apuesto esposo nos va a recoger, es el plan perfecto. 

Nuevamente Lu se acercó a los labios de Valerio y le dio un beso un poco más largo pero con cuidado de no lastimar al bebé que el rizado sostenía en sus brazos. 

- Si son pesados -dijo Emilia rodando los ojos- 

Sus padres se rieron. 

- No me quiero enamorar nunca, siempre comparten muchos gérmenes. Eso me lo explicaron en biología esta semana -dijo en tono de regaño- 

- Pequeña Gremlin cuando llegue el amor a tu vida no te importará si compartes mil o un millón de gérmenes -respondió Lucrecia haciéndole cosquillas a su hija- 

Todo lo prohibido (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora