La niña ya había entendido a quien conocería, a su abuelo. Sin embargo al su madre no decirle nada ella entendió que no debía preguntar nada por lo que se limitó a entrar de la mano de su "tío".
La niña no saludó, estaba un poco confundida con la situación. Después de todo sólo tenía 7 años. Lucrecia entendió aquello y animó a su hija a saludar al hombre.
La cara de Felipe Montesinos era dura como una piedra, su corazón lo era aún más.
- Se cortés hija, saluda a tu abuelo -Lucrecia tocó el hombro de la niña animándola a saludar al hombre-
Los ojos grandes de la pequeña miraron fijamente pero con la dulzura que la caracterizaba al mayor. Se regaló una pequeña sonrisa y se despegó de Valerio que la sostenía de la mano.
- Hola ... Abuelo -completó la frase tímidamente-
Lucrecia asintió cuando su padre se quedó viendo a la pequeña rizada con confusión.
- Si papá, es mi hija -Lucrecia sacó al hombre del trance-
El hombre se acercó a la niña, en ese momento no estaba muy seguro si era hija de Valerio también, pero con el parecido tan impresionante entre ambos estaba más que seguro que si lo era. Pero de algo estaba seguro, siempre quiso ser abuelo y la niña no tenía la culpa, soñaba con que Lucrecia su hija ejemplar se casara y le diera nietos pero la chica pretendía alcanzar el éxito con un hombre exitoso a su lado también, en sus planes no estaba tener un hijo y aunque no le gustaba la idea como padre nunca se la refutó.
El hombre se agachó un poco a la altura de la pequeña.
- Hola pequeña -el hombre se acercó para acariciar el rostro de la niña- ¿Cómo te llamas?
- Emilia -dijo sonriente- pero todos de dicen Emi, tu me puedes decir Emi, o como quieras llamarme. No sabía que tenía un abuelo pero seguro es muy divertido, mi amiga Laura me dice siempre que se divierte mucho con su abuelo.
Emilia era muy extrovertida, la personalidad de Valerio la había heredado, podía hablar con facilidad con cualquiera y era muy diplomática como su madre.
- Pues encantado Emilia, yo también creo que será muy divertido tener una nieta -dijo el mayor regalándole una sonrisa a la pequeña-
- Emi ¿Qué te parece si vas a jugar un rato en el jardín? te va a encantar, tu madre y yo jugábamos allí de niños y nos divertíamos por horas -le propuso Valerio-
- Bueno -respondió no muy convencida- Sólo que yo no tengo un hermano mayor para divertirme, pero está bien.
- Vuelvo en un momento -agregó Valerio-
El rizado llevó a la niña de la mano hasta el jardín, allí pidió al servicio que la vigilaran, el debía unirse a su padre y a Lucrecia, debían tener una larga conversación.
Lu y su padre permanecían en el despacho, el hombre tomaba un trago de whisky, Lucrecia permanecía en silencio.
- Bien, supongo que si están aquí -el mayor hizo una pausa- Juntos y con una niña es porque requieren algo de mi ¿Cuánto dinero necesitan?, los apoyaré con la niña, ella no tiene la culpa de sus errores.
Lucrecia tragó saliva, Valerio apretó los puños.
- No te equivoques papá, nuestra hija -Lu hizo una pausa- Porque sí, es hija de ambos, no necesita absolutamente nada de ti. Valerio y yo estamos muy bien económicamente, juntos y por separado. Si no lo sabes soy dueña de una cadena de empresas de proyectos económicos que va en ascenso en Estados Unidos. Valerio por su parte es socio mayoritario de las bodegas Rosón, hemos construido todo lo que tenemos sin un ápice de tu ayuda.
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Todo lo prohibido (TERMINADA)
FanfictionLucrecia Montesinos la ha pasado realmente mal después de la muerte de Polo, su sostén y consuelo más grande ha sido su medio hermano Valerio. Ambos luchan constantemente entre la pasión desbordante y su historia prohibida.