Negación. Parte II

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- Valerio -dijo en tono suplicante-

Luego se acercó lo más que pudo al oído del chileno.

- No frente a la niña, te lo pido -en tono casi inaudible-

- Si lo acepto es sólo por ella, que te quede claro -respondió a su oído-

- Mi amor ¿quieres dormir hoy en casa de tus tíos? -preguntó Lu a la pequeña-

La niña vio a Guzmán y Nadia y estos asintieron con la cabeza, Nadia la cargó para llevarla al auto mientras Guzmán buscaba el auto.

- Perdón Valerio -dijo la Musulmana sosteniendo en brazos a la niña-

Esta ya sabía que Valerio sospechaba o sabía todo y ella estaba dentro de todo aquel embrollo.

Lucrecia le dirigió una mirada como de "cállate" a la cual Nadia hizo caso omiso era momento de que todo se supiera.

Todos los invitados se habían ido, los socios y los amigos. Sólo quedaban Lucrecia y Valerio en el edificio.

- Vamos a la oficina -dijo Lucrecia-

Valerio aceptó serio, necesitaba respuestas.

Entraron a la oficina y Lucrecia cerró la puerta, no sabía que estaba pensando Valerio pero no podía dejar que supiera lo de Emilia, no aún, no sin antes asegurarse que sus impulsos no harían que Santiago se enterara del parentesco entre ellos y lo usara en su contra ante un juzgado para quitarle a Emilia. 

- Lucrecia -Valerio rompió el silencio mientras la chica se servía un trago de whisky seco- Necesito que me expliques dos cosas primero. 

- Te escucho -respondió la morena asintiendo con la cabeza- 

- El parecido de tu hija conmigo y su nombre -dijo seco- 

Joder, le dijo su nombre, cómo no haberme dado cuenta antes - se dijo para sus adentros- 

- Valerio, es tú sobrina obviamente tendrá cierto parecido contigo -respondió- 

- Lucrecia, soy tu medio hermano, sólo compartimos la mitad de los genes, en todo caso el parecido debería ser con papá -le reprochó- Además ¿por qué Emilia?

- Valerio joder que es tú sobrina y obviamente la mirarás parecida a ti. Y el nombre sólo me gustó, lo propuso su padre -mintió descaradamente-

- No puedo creer que me estés negando algo que es tan obvio Lucrecia, mucho menos puedo creer que me hayas escondido esto todo este tiempo -reclamó Valerio con dolor en sus palabras- Te puedo perdonar todo menos que no me hayas dicho lo de nuestra hija - El chileho hizo énfasis en la palabra nuestra- 

- Valerio por favor, no te confundas. Eso ya pasó hace mucho tiempo ahora estoy con Santiago -siguió mintiendo la mexicana- 

- Lucrecia, si querías me desaparecía de tu vida, no te voy a quitar la razón yo tuve que decirte lo que estaba sucediendo con Eva desde el primer momento, tal vez así creerías más. Pero no que no te voy a permitir es que me hayas mantenido alejado todo este tiempo de mi hija -El chileno hizo mayor énfasis en las últimas dos palabras- Porque tengo todos los derechos sobre ella, y lo sabes Lucrecia aunque en este momento me lo estés negando. 

La mexicana tomó otro trago de whisky seco. 

- Valerio deja de ver cosas donde no las hay, ese bebé lo perdí hace muchos años, me di la oportunidad con Santiago y nació Emilia -la mexicana no dejaba de mentir- 

- Y justamente Emilia acaba de cumplir 7 años, los años que tendría "ese bebé" -Valerio hizo comillas con sus dedos- Que coincidencia Lucrecia, que coincidencia y que descaro de tu parte que me tengas en frente y no quieras reconocer lo que es obvio. 

Lucrecia se dio vuelta, no podía verlo a la cara ni podía con aquella situación, ella esperaba que fuese de otra manera no de esa. Esperaba poder decirle y que la perdonara, los impulsos de Valerio podían costarle caro a los tres. 

Valerio la volteó tomándola de ambos brazos, obligándola a verlo a los ojos mientras a la chica se le escurría una lágrima por su mejilla. 

- Mírame a los ojos y dime que Emilia no es mi hija, dímelo y te creeré -reclamó Valerio- 

En ese momento el contacto entre ellos no era el mismo de siempre, no había electricidad mientras sus cuerpos se rozaban, no había deseo en sus miradas. Valerio tenía rabia y dolor en la suya mientras Lucrecia se sentía temerosa, sentía que todo el peso de esos años le oprimía el pecho. 

- Valerio -dijo con la voz entrecortada- Me estas lastimando. 

- ¿Y tú Lucrecia? ¿sabes en lo más mínimo cuanto me has jodido la vida? ¿sabes cuánto dolor he cargado y tengo en este momento?. No comprenderías ni en lo más mínimo lo que pasa por mi cabeza a diario, esas malditas ganas de drogarme y morir de una sobredosis y era fuerte por ti, porque algún día soñaba con volver a lo que éramos -Los ojos del chico se cristalizaron- De ti esperaba todo, pero no esto Lucrecia, no esto. 

Lu ya no pudo contenerse más y sus lágrimas comenzaron a salir, la morena estaba desconsolada, el dolor en el pecho y la presión que tenía se hizo más fuerte. Valerio la soltó y se dirigió a la ventana para tomar un poco de aire, mientras la chica se sentaba en el mueble de su lujosa oficina hiperventilando, bajo una crisis de nervios y tratando de que su respiración se normalizara. Valerio se volteó y caminó hacia ella, se agachó hasta quedar a su altura. 

- Lucrecia, ya no te mientas más ni me mientras -dijo Valerio- 

Lu no respondió. Valerio le dio unos minutos más. 

- Si dices que no es mi hija entonces te exijo una prueba de ADN -dijo el chico levantándose- Y de que este hijo de puta de tu esposo no vuelva a tratar mal a Emilia, incluso a ti misma me encargo en este instante. 

Valerio se dio la puerta y salió directo a su auto, Lu iba corriendo detrás de el, lo último que deseaba era que se le saliera que eran medio hermanos y que Santiago la destrozara. 

- ¡Valerio vuelve! -se escuchó a Lucrecia casi implorar mientras el chico se montaba en su auto- Valerio no compliques más las cosas por favor te lo pido, déjame explicarte. 

Valerio hizo caso omiso, Lucrecia mientras tanto tenía el maquillaje corrido de tanto llorar, no sabía que haría Valerio y eso era lo que más le afectaba pero no podía dejar que Valerio llegase primero a la casa donde vivía, ella sabía que no conocía la dirección y aquello le daría más tiempo para llegar y mediar desde allí. Lucrecia se secó las lágrimas y se montó en su convertible rojo tomando una ruta alterna para que Valerio no pudiera seguirla. 

- ¿Dónde mierda vive Lucrecia? -preguntó Valerio iracundo- 

- ¿Qué dices Valerio? -respondió Nadia al otro lado del teléfono. 

- Que me mandes la puta ubicación Nadia, es lo menos que puedes hacer por mi -dijo en tono de reclamo- 

- Te la paso por whatsapp -respondió la chica apenada- 

Valerio cortó el teléfono y Nadia se quedó preocupada hasta que recibió otra llamada. 

- Voy camino a casa -la voz de Lu se escuchaba a la lejos- Si Valerio te llega a pedir la dirección por favor no se la des. 

Nadia tragó saliva. 

- Justo acabo de dársela -dijo Nadia con voz de preocupación- ¿qué sucede Lu? 

- ¡Joder! -gritó Lu dándole un golpe al volante- 

El auto de Lu se estacionó primero, entrando a casa y encontrando a su esposo en el sofá. 

El timbre se escuchó en repetidas ocasiones, hasta que Santiago se cansó y fue a abrirle. 

- Santiago por favor no salgas  -le dijo la chica casi implorando pero este en su borrachera hizo caso omiso- 

La puerta se abrió y se escuchó el primer golpe. Santiago cayó al piso, Valerio se le fue encima. 









Todo lo prohibido (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora