Viejos tiempos

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- No puedo creer que me haya perdido todo este tiempo con Emilia -dijo Valerio viéndola dormir-

Lu se recriminó a si misma para sus adentros. 

- Lu no te culpo, ya no -aclaró el chileno, sabía que su comentario había incomodado a Lucrecia- me pongo en tu lugar y te entiendo, tal vez yo hubiese hecho lo mismo por cuidarte a ti y a Emi. Sólo necesito recuperar el tiempo perdido. 

Lu asintió, aunque eso no le haría recobrar los 7 años de la vida de su hija había vivido al lado de un hombre que la odiaba y que Valerio quien la amaba desde siempre no estuvo allí. 

- Val, sólo tengo dos habitaciones habilitadas. La mía y la de Emi, la tercera habitación es una especie de depósito porque nunca pensé que utilizaría el departamento tan pronto y no me preocupé por mandar a habilitar esa habitación -explicó la castaña- 

- No pasa nada, en tu sofá estaré bien -aseguró el rizado- 

- Voy por unas sábanas entonces -dijo y justo antes de seguir su camino se volteó- Por cierto, tengo aún algún par de cosas que dejaste en el departamento donde vivía con Nadia, creo que te pueden servir para dormir, todo está limpio. 

Valerio miró un poco extrañado a la chica. Pero sintió alivio pues necesitaba una ducha antes de dormir

- No me preguntes porque lo conservé y lo mantuve limpio, creo que siempre tuve la esperanza de que regresaras -dijo eso forzando una sonrisa- 

La chica se dio vuelta y se fue a buscar la ropa, unas sábanas y una toalla. Una vez tenía todo consigo, se las llevó a Valerio que seguía en la sala esperándola, este le agradeció y ella lo guio al baño, el chico se metió a darse una ducha en el baño común mientras Lu en su baño también se daba una ducha. Después de un rato el chico ya estaba listo para dormir, Lu salió de la ducha un poco después que Valerio y se dirigió a la cocina para buscar un vaso con agua. 

- Descansa, Valerio -dijo la chica con una sonrisa en el rostro- 

- Tu igual Lu -respondió el chico de la misma manera- 

Mientras Valerio conciliaba el sueño, Lucrecia daba vueltas en la cama y así estuvo por tal vez una hora o más, sabía que no podría dormir en toda la noche, no con Valerio allí tan cerca de ella. Su presencia la ponía nerviosa pero en el buen sentido de la palabra y aunque ella sabía que tal vez el chico ya estaba dormido decidió dar un vistazo. Lu se levantó de la cama para ir hasta la sala y verlo acostado con sus rizos perfectamente definidos cayendo sobre su frente, plácidamente dormido con los brazos medio cruzados, esos brazos donde ella mil veces se refugió. Se mordió el labio y se dio la vuelta, respiró una vez más y comenzó a caminar de regreso a su habitación. A mitad de camino tragó saliva, los pensamientos no la dejaban en paz, Valerio, Valerio, Valerio; era lo único en lo que pensaba la morena. Decidida se dio la vuelta y caminó de regreso hasta la sala, esta vez se acercó al sofá lo vio durante unos minutos y respiró profundo. 

- Es ahora o nunca Lucrecia -pensó- 

La chica se inclinó un poco para sentarse a la orilla del sofá y después de otra respiración profunda se subió completamente quedando acostada con su cabeza sobre el pecho del chico que se exaltó al verla, pero antes de el poder reaccionar sus ojos hicieron contacto mirándose fijamente por unos segundos. Lucrecia no lo pensó y al encontrarse con esos ojos oscuros se lanzó a los labios del chico como en los viejos tiempos, ella tomando la iniciativa y no cohibiendo lo que sentía por su medio hermano. Al principio tuvo miedo de que Valerio no le correspondiera, pero tal como la primera vez este le siguió el beso con necesidad y deseo, los dedos de Lucrecia se enredaron en el cabello de Valerio mientras que este acariciaba las caderas de la chica quien comenzaba a desesperarse. Los dos tenían deseo, tenían necesidad el uno del otro, los casi 8 años separados no habían sido suficientes para olvidarse el uno del otro. Sin embargo, Valerio paró en seco. 

- ¿Qué sucede? -preguntó Lucrecia con una mueca de confusión- 

- Cómo en los viejos tiempos ¿no? -más que pregunta se sintió como una afirmación- 

- ¿A qué te refieres? -respondió la chica con duda- 

- A todas las veces que entraste a mi habitación a escondidas, te subías a mi cama y terminábamos pasando la noche juntos -respondió- 

- Pero era algo que ambos queríamos, algo que nos gustaba a los dos ... ¿O no? -Lucrecia lanzó la pregunta-

- Si Lu, nos amábamos como siempre. Pero las cosas han cambiado -dijo el chico incorporándose un poco- 

- ¿Han cambiado tus sentimientos por mi? -preguntó la morena con miedo- 

- Por supuesto que no, pero esto ya no es un juego Lucrecia -aseguró el chileno- Ya no somos unos niños, tenemos 25 y 27 años, tenemos una hija en común, un problema con su "papá" legal y que además piensa que soy su tío. Esto ya no es un juego Lu, es la realidad que estamos viviendo. 

El chileno se levantó y Lucrecia hizo lo mismo pero deteniéndolo mientras lo abrazaba por la espalda. 

- Val -el gesto hizo que el chico la viera- Para mi esto jamás ha sido un juego, siempre he estado enamorada de ti y no me importa lo que diga la sociedad o el mundo. Necesitaba estar así contigo otra vez, Valerio. Y que no nos separemos, somos los tres ahora mismo, vamos a disfrutarnos. 

Valerio no pudo contenerse y alzó a la chica en peso. 

- ¿Vamos a tu habitación? -propuso el- 

Lucrecia se mordió el labio y lo guio, entre besos llegaron a la habitación, cerraron la puerta con seguro y se fueron despojando de toda la ropa. Besos en el cuello, pequeños mordiscos en los labios, sus bocas encontrándose una vez más unidas. El cuerpo de ambos chicos ardía pero esperaron un poco para darse alivio, Valerio seguía acariciando la espalda descubierta de Lu mientras que ella jugaba con sus rulos y bajaba hasta su varonil pecho. Así estuvieron un rato hasta que ninguno de los dos pudo más y en un perfecto compas Valerio entró en Lucrecia dándole alivio a ella y dándoselo a si mismo. Ambos llegaron a un perfecto climax y así repitieron lo mismo unas cuentas veces más para quedar abrazados después de la última vez. 

- Te amo, te amo y te extrañaba tanto -Lucrecia vio a los ojos a Valerio mientras lo decía- 

- Jamás pensé que volveríamos a estar así -El chileno besó la frente de la chica- 

El silencio se apoderó de la habitación por unos minutos mientras Valerio olía el cabello a la morena y ella pasaba sus dedos con delicadeza por el pecho desnudo del chico. 

- Lu -Valerio rompió el silencio- ¿Cuándo Emilia sabrá la verdad?

- ¡Mierda! -Lucrecia no había caído en cuenta de ese pequeño gran detalle- ¿Podemos hablarlo mañana?

La chica quería pasar lo que quedaba de noche en su lugar seguro, los brazos de Valerio. 

El chileno asintió, el también necesitaba de ese espacio con Lu. 

Después de hacer el amor una vez más se quedaron dormidos abrazados a sus cuerpos desnudos, disfrutando el uno del otro. 

Todo lo prohibido (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora