Hora de hablar

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- Hola Guzmán -respondió el chileno al teléfono- ¿Pasó algo con Lu? 

- Te enviaré una dirección, para que vayas esta noche -respondió el castaño sin dar mayores explicaciones y colgó- 

Valerio quedó muy confundido, en seguida le entró un mensaje por whatsapp donde le enviaban una dirección a la cual dirigirse a las 6:00 de la tarde, este la abrió pero no reconoció el sitio aunque había estado muchas veces en Nueva York, no le dio importancia y dejó el teléfono para seguir almorzando. 

- ¿Te gustó la comida Emi? -preguntó el chileno a la niña- 

- Yes uncle. I loved it, it was delicious -respondió la niña en un perfecto inglés- 

- It's the first time that you told me in english -respondió en el mismo idioma el rizado-

- Con mamá hablo poco inglés porque le gusta que practique mucho el español, dice que algún día conoceré lo hermoso que es México, que me llevará a visitar España donde tiene muchos amigos y que pasaré largos días de verano en Chile. Aún no se que haremos en Chile pero siempre me lo promete -dijo la niña metiéndose la última papa frita en la boca- 

Valerio sonrió, tal vez después de todo Lu si pensaba en esa familia que podían ser los tres. 

- Tío porfis no le digas a mamá que comimos en Mc Donald's -suplico la niña haciedo ojitos- No le gusta que coma en estos sitios, dice que esta comida es muy dañina para la salud y casi siempre me cocina ella pero a mi me gusta a veces comer estas cosas. 

Valerio rió, sabía que Lucrecia era enemiga de la comida chatarra más que por su físico por el peligro que representaba para la salud, y él amaba la comida chatarra así que a escondidas se llevaría a Emilia y sería siempre su secreto. Por un momento se sintió un niño aunque tenía 27 años, la complicidad con Emilia en tan poco tiempo y la conexión que tenían lo hacía sentir que ahora más que nunca debía recuperar el tiempo con su hija. 

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Lucrecia había terminado la cena y se había dado una ducha como las que ella amaba, larga y disfrutando las sales que exfoliaban su piel. Salió del baño para ponerse un vestido casual vinotinto que le costó un poco subirse sola ya que tenía una cremallera larga en la espalda, mala elección para cuando estaba sola, después de luchar un rato pudo terminar de arreglarse, su cabello iba suelto con ondas, un maquillaje poco recargado y el toque final labios nude y unas sandalias de tacón cuadrado. 

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Mientras Valerio conducía la niña se dio cuenta que iban al departamento que sólo par de veces había visitado con su madre. 

- ¿Vamos a casa? -preguntó curiosa- 

-¿A casa? -dijo Valerio sin entender- 

- Al departamento que tiene mami -respondió muy segura de lo que decía- Sólo nos hemos quedado allí un par de veces, pero me gusta mucho, es muy bonito y mi habitación es muy linda ¿quieres jugar conmigo cuando lleguemos?

Valerio siguió conduciendo mientras asentía con la cabeza, sabía que allí se encontraría a Lucrecia y no sabía como sentirse respecto a eso. 

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Se escuchó el timbre, por suerte ya la morena estaba lista y la mesa puesta. 

- ¡Mami! -Emilia extendió sus brazos para abrazar a su mamá- Te extrañaba mucho. 

Lucrecia se incorporó un poco para abrazar a su hija y darle un beso en la frente. 

- Yo también te extrañaba mucho mi amor -respondió Lu mientras acariciaba los rizos perfectamente definidos de la niña- 

Todo lo prohibido (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora