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—¿Peter va directamente, no?— Sonríe a Emmett cuándo suben a su vehículo.

—No quiere cruzarse con Iván, por eso no vino a buscarnos.— Responde subiendo sus hombros luego de haber tomado asiento en su camioneta.

—No lo culpo.— Murmura acomodando su cartera.

Emmett suspira y hace un movimiento con sus cejas pensativo. —¿Te trata bien?— Arruga su entrecejo.

Olivia sonríe. —Yo soy la hermana mayor, y la que debería de preguntar esas cosas.— Le recuerda.

—Si, pero yo soy el hermano curioso y sos la que se está jugando el pellejo por nosotros.— Le guiña un ojo.

—¡Seguís siendo el chiquito!— Saca la lengua y ambos ríen.

—En serio, Oli. ¿Iván te trata bien?— Suspira preocupado.

—No tengo mucho trato con Iván, tuve que compartir en dos oportunidades una cena con él y el resto de las veces que lo veo yo solo sigo de largo hacia mí habitación o dónde sea que vaya.— Cuenta al voleo.

—Que divertido cenar con Iván.— Pone sus ojos en blanco.

Olivia vuelve a sonreír.

—Olvidemos que ellos existen por una noche. ¿Para algo es esta salida no?— Pide divertida.

—Si, Peter ya está llegando también.— Anuncia mientras que su hermana musicaliza su camioneta.

—¡Necesitaba salir!— Admite.

—¡Creo que todos!— Bromea.

Pero ambos saben que lo dice de verdad.

—Gracias por calmarme hoy.— Suspira recordando la última pelea que tuvo con su custodio.

—Hubieras echo lo mismo por mi.— Le recuerda.

Ella suspira y sonríe coincidiendo. —Lo se, pero me desconoci por un momento ¡Estaba realmente furiosa!— Se ríe poniéndose colorada.

—Tenes que tener más autocontrol delante de ellos y por sobre todas las cosas delante de él.— Lo dice más bajo de lo normal.

Ella suspira asintiendo.

—Lo sé.— Murmura apretando sus labios.

—Yo no soy el rey del autocontrol, pero no dejes que él te maneje, Olí, es lo que quiere.— Le recuerda con una mueca triste.

—Lo se.— Repite avergonzada.

—Peter también descarga en la hoja.— Le hace saber que copió a su hermano mayor.

La rubia tiñe sus mejillas de Colorado.

—¡A veces soy un asco disparando!— Ambos sonríen.

—¡Le doy el crédito a papá!— Se burla haciéndola sonreír.

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—Deberias de relajarte.— Le guiña un ojo pasandole un vaso de whisky.

Cuando su esposa salió del penthouse su temperamento se puso peor de lo que ya estaba sabiendo que tenía cómo invitado especial al hermano menor de su esposa.

—¡Lo hace aproposito!— Se queja prendiendo un cigarrillo.

Iván sonríe. —¡Y vos caes en su trampa, Elián!— Le hace saber poniendo los ojos en blanco.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora