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—¿Por qué siempre el qué es traficante tiene lugares así?— June se burla, arreglando en la casa de la rubia.

Olivia le dijo a su amiga que se acercara para la hora de la cena para poder pedir algo del delivery comer tranquilas y así prepararse en su casa.

Más que nada para qué June no tuviera que venir vestida en un taxi a altas horas de la noche...

—No tengo ni idea de dónde sacas esas conjeturas.— Asegura divertida retocando su labial rojo...

June se ríe, subiendo sus manos de manera inocente, metiendo una porción de pizza en su boca. —¡Bueno en realidad sólo basta echar un vistazo a los lugares en los que él parece tener su nombre!— Exclama mirando su celular.

Olivia pone sus ojos en blanco.

En lo que menos pensaba realmente era en el lugar a dónde irían.

Porque eso sería pensar en Elian, y no era para nada su plan.

—¡Es asquerosamente rico, todo tiene su nombre puesto de forma desagradable!— Murmura suspirando.

June suelta una carcajada. —Estas acostumbrada a eso, pero viniendo de él, te genera rechazo.— Le hace saber apretando sus labios.

Olivia parpadea. —¡No lo niego!— Bromea mirando su reflejo en el espejo.

June también sonríe. —¡Pensa en fastidiarlo, eso te hará más feliz!— Le asegura.

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—¿Señor? Me dijo su hermano que me estaba buscando, disculpe la demora. —Hace una pausa mirando a Elian.

—Si.— Suspira.

—¿Con qué lo ayudo?— Hace una pequeña reverencia esperando a qué él hable...

—Franco... Me gustaría qué para la próxima semana tengamos a alguien vigilando a Olivia...— Chasquea su lengua pensativo, luego quita la vista de su computadora y alza su vaso de whisky para beber...

—¿Algo discreto, señor?— Consulta mirándolo de manera profesional.

—Si, tengan en cuenta a la hora de filtrar profesionales que tiene una personalidad muy espolvorienta, por lo cuál se necesita muchísima atención.— Alza sus cejas recordando cómo no hace más de ocho horas ella se había enfrentado a él...

—Bien.— Asegura.

—Quiero que estén muy alerta de todos sus movimientos.— Demanda.

—Asi será, señor, se lo haré saber de inmediato.— Deja en claro apretando sus labios.

Elian asiente jugando con su vaso y observando un punto fijo, pensando nada más y nada menos que en la rubia.

Y no sabiendo porque lo hacía tampoco.

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—¿Qué estás haciendo?— Su amiga alza las cejas cuándo la Olivia muerde su labio inferior, pidiendo a la cuenta de Elian por tercera vez en la noche.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora