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¿Estás bien?— Samantha se acerca hacia dónde Elian se encuentra fumando un cigarrillo.

El castaño la mira y analiza su pijama a rayas completamente infantil para su edad. —Lo estoy.— Responde.

—¿Estamos solos ahora, verdad?— Hace un puchero y aprieta sus labios.

Elian relame sus labios dejando el cigarrillo a medio terminar en la mesa baja del living, para poder prestarle más atención a su hermana pequeña.

—Siempre estuvimos solos, Samantha...— Le hace saber con una mueca en sus labios.

Ella asiente cabizbaja.

—¿Malcolm está bien?— Una lágrima corre por su mejilla al mencionar a su hermano querido.

Una discusión con su padre, para variar, había terminado en Elian matando al mismo para defender a su hermano pequeño...

El problema es que Samantha estaba presente viendo todo aquello y había quedado con un gran shock ante la situación.

Aquella no era la primera muerte que el castaño generaba, incluso debería ser la número veintiuno, pero se sentía como la primera, porque nunca había deseado una muerte tanto como la que se llevo hace pocas horas.

—Estara bien muy pronto, sólo necesita recuperarse.— Asegura manteniendo su postura sería.

Venís esperando aquello por mucho tiempo y finalmente lo había obtenido, no como lo deseaba pero había sido el mismo final.

—¿Irás preso?— Hace un puchero no pudiendo aguantar sus lágrimas.

Elian sonríe chasqueando la lengua. —No nena, no iré preso.— Asegura.

Iván los mira hablar desde una esquina, había estado conteniendo a Samantha desde que habían sucedido los echos.

Mientras que su mejor amigo se ocupaba de la situación.

—Pero...— Insiste cerrando los ojos sin poder entender bien del todo lo que acaba de suceder.

—El no era buena persona, Samantha.— Le hace saber suspirando.

Ella asiente cabizbaja. —Lo se... Pero ahora esto te hace igual que él.— Murmura mirándolo con pena.

Elian sonríe de costado.

—Yo soy mucho peor que él desde hace mucho tiempo, Samantha.— Sisea algo ronco.

Ella niega con la cabeza abrazándose a si misma. —¡Pero nunca nos harías daño, ni a mí ni a Malcolm!— Asegura temblando.

Iván cierra los ojos para contener las ganas que tiene de ir a envolver en sus brazos a la pequeña de la familia Fitzcher.

—Jamas te haría daño, Samantha... No a vos... Pero eso no quita que no sea peor que él.— Asegura levantándose para dejarle un beso en su cabello y mirar a su mejor amigo antes de perderse por las puertas del ascensor.

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—¿Señora de encuentra bien?— Sisea.

Olivia rueda los ojos cuándo se abraza a si misma con la bata colocada.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora