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—¡¡Mama!!— El pequeño llora.

Ya no cuenta con sus extramidades y de apoco va perdiendo la fuerza.

Elian lo tiene recostado en el suelo, mostrándole cómo sigue cortando su pierna y brazos en pedazos a su gusto y placer.

—¡A tu madre no le interesas en absoluto, niño!— Rueda los ojos.

—¡¡Mama!!— Pide nuevamente.

—¡Ella fue cómplice de que secuestraran a mí mujer junto con mí hijo!!— Le hace saber al pequeño con una malvada sonrisa en su rostro.

Él pequeño moreno ya no puede más de temor, ni siquiera logra balbucear ahora una respuesta.

—Estas asustando al niño, Elián.— Relame sus labios divertido Iván.

—¡Que aburrido es que una mutilación dure tan poco!— Bufa rodeando los ojos.

Iván suelta una carcajada, mientras lo mira trabajar concentrado en su tarea.

La morena sólo puede balbucear cosas intenténdibles a la vez que ve a Elian manejar el cuerpo del pequeño de seis años a su antojo.

La sangre comienza a salpicar con más énfasis su camisa y rostro, pero eso no parece importarle mucho en absoluto, al contrario sonríe mirando a la dueña de aquel llanto que se logra oir débilmente.

Había pedido que uno de sus hombres la violaran mientras su hijo lo veía... Quería dejarla embarazada nuevamente para que su plan de venganza completamente satisfactorio sufriera efecto.

Eso no era absolutamente novedad para ninguno de sus empleados y ni siquiera para su mejor amigo, ya que el castaño  no era una buena persona, sino que todo lo contrario...

Cómo era de más que publicó conocimiento, y se regocijaba de serlo.

—¿Es tu hijo, verdad?— Cuestiona relamiendo sus labios.

Ella asiente en silencio, dado a que tiene, aún, la venda en sus labios.

Elian sonríe burlón tomando unas de sus viseras. —Lo que queda de él, supongo.— Sonríe de costado tirando las mismas a sus pies.

La mujer se mueve en el lugar queriendo gritar, pero fue con tanta presión que uno de los custodios de Elian le colocó la venda que lleva ahora en sus labios, que no puede soltar un solo grito por ellos.

Eso le causa gracia al castaño.

—Supongo que el feto de mi hijo no estaba tan bien formado cómo tu estupido niño de seis años, pero estoy seguro de que disfrutaste espectáculo tanto cómo yo.— Parpadea tirando sus guantes de latex al suelo.

Iván sigue mirando todo el espectáculo sentado en una silla.

Sonríe y fuma un cigarrillo viendo cómo su amigo descarga la ira de haber sido atacado.

—¿Cuántos más hay?— Relame sus labios y se acerca a ella.

Con una seña hace que su custodio le quite la venda.

—¡MALDITO DESGRACIADO!— Escupe furiosa.

Elian sonríe. —¡Soy eso y mucho más pero no es lo que te estoy preguntando!— Demanda mirándola fijamente.

—¡¡Mataste a mí hijo, loco desquiciado!!— Le grita.

—¡No te preocupes tendrás otro... Pero también lo mataré y luego tendrás otro y también lo matare... Y otro!— Sonríe divertido señalando su entrepierna llena de sangre.

—¡ÉL NO TENIA LA CULPA!— Exclama.

Elian rueda los ojos. —¡Ay por favor todos sabemos que los entrenan a partir de los diez años para la estúpida y ridícula vida que van a llevar!— Rueda los ojos.

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