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—¿Qué se supone que estás haciendo con este imbécil?— Iván se queja rodeando los ojos.

Ambos ya se encuentran en las afueras de la propiedad de Malcolm.

Y es por eso que se toma la libertad de apoyarse en la camioneta de su mejor amigo y cruzarse de brazos, buscando por alguno de los bolsillos de su abrigo un cigarrillo, para poder calmar la ansiedad que tiene en estos momentos.

También su reloj comienza a sonar recordándole qué, probablemente, sus pulsaciones se hayan ido por las nubes y eso lo hace ponerse un poco más irritable de lo que él suele ser.

—¡Estás demasiado nervioso como para conocerme!— Murmura rodeando los ojos.

Iván relame sus labios y lo mira divertido.

Estaba más que claro que su mejor amigo tenía absolutamente toda la razón, no obstante, él estaba absolutamente histérico por cómo se solía manejar a su gusto y antojo.

No teniendo en cuenta las consecuencias de lo que podría pasar a su alrededor si salía sin inseguridad.

—¡Porque te conozco es que estoy completamente nervioso!— Sonríe malicioso.

Elián sonríe mientras que le dedica una carcajada. —¡Necesitaba tener al menos una última conversación con él!— Explica poniendo sus ojos en blanco.

Iván niega con la cabeza y le hace una seña a los demás guardias para que se disperse en un poco, y les den algo de intimidad a ambos.

Tampoco estaba muy de acuerdo en continuar en aquella ubicación por mucho tiempo más, porque no sabía cuánto demoraría el menor de los hermanos en recobrar la conciencia y alertar a lo que quedaba de sus contactos para que lo sacaran corriendo del barrio.

—¿Última conversación?— Se queja achinando sus ojos.

Elian sólo puede llevar una mano a su cabeza, mientras que le da una gran bocanada a su cigarrillo. —Estamos prácticamente en guerra... Y supongo que no volveremos a hablar de esa manera nunca más y estaba intentando que entrara en razón respecto a lo que él iba hacer.— Relame sus labios.

Siendo sincero no le encontraba otra explicación al respecto, y no podía, tampoco, de otra manera expresar sus palabras y, menos que menos, mostrarle a su mejor amigo cómo es que se sentía ahora mismo, porque eso lo llevaría a estar más de quince horas hablando sin parar.

Sabía que podía confiar ciegamente en Iván, no obstante, tampoco quería hostigarlo de tal manera con todo lo que él tenía en su mente.

Iniciando, por supuesto, por el simple hecho de que la rubia lo estaba volviendo loco...

Sus emociones y sus sentimientos respecto hacia ella estaban cambiando continuamente y lo que más lo irritaba era que los mismos parecían no opacarsé, si no qué, contrariamente, incentivarse cada vez más...

Quedando en ridículo.

Olivia no parecía estar sintiendo o viviendo la misma conexión que él creía que tenían, y por sobre todas las cosas, recordándole continuamente que lo detestaba por todo lo que él había hecho para con ella.

Y en cierto modo tampoco la culpaba.

—¿¡Por que siempre estás hablando cómo si te despidieras?!— Se queja mirándolo incrédulo.

Admitiendo realmente un miedo profundo de perderlo.

—Es una despedida, siempre lo es en mí vida, Iván... Pero ahora más.. Porque no voy a dejar que le haga daño.— Aprieta sus labios al responder.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora