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Olivia pone inmeditamente sus ojos en blanco, mientras que se cruza de brazos observando a la persona que tiene enfrente.

—¡No lo puedo creer!— Se queja bufando.

No había absolutamente nada peor que la gente que era impuntual y, por sobre todas las cosas, que la gente que al ser impuntual fingía que no le importaba absolutamente hacerlo, y qué se presentaba de manera autoritaria en una cita o reunión tan importante, cómo lo era aquella venta y transacción.

—Tranquila, Olí... No te olvides que es un simple pichón.— Gael es quién se lo dice de manera delicada y por lo bajo.

Gracias a qué compartían un poco más que ser empleado y jefa, podía tener la posibilidad de conocerla más que bien... Y de esa manera deducir que a ella no le estaba gustando de ningún modo el esperar.

—No haré nada que nos ponga en peligro...— Le asegura.

—Oli...— La llama.

—Simplemente tiene que saber dónde ubicarse.— Aclara con una sonrisa divertida hacia él y un guiño de ojo de por medio.

Gael suspira pasando una mano por su cabello, mientras que niega con la cabeza.

Eso no era absolutamente nada, a la rubia le gustaba jugar con fuego y estaba acostumbrada.

Por lo cuál, su custodio estaba acostumbrado a aquel tipo de situaciones, en las que tenía que estar doblemente alerta.

—Lo que digas.— Sisea por lo bajo no esperando igualmente que Olivia lo escuche.

Y no lo hace, ahora mantiene la vista fija en aquel la persona que bajó de la camioneta con aquella apariencia relajada y burlona hacia todos ellos.

—¡Llegas tarde!— Anuncia alzando su barbilla.

Se levanta del auto y camina hacia él con sus brazos aún cruzados.

—¿Y eso qué?— Sisea.

Olivia achina sus ojos. —¿Qué es ese jueguito que intentabas hacer en la ruta?— Brama.

El rubio que tiene adelante le sonríe y se acerca, ahora un poco más relajado.

Ya qué cuándo bajo queriéndose llevar a todos por delante y vió el arsenal que Olivia traía en su espalda prefirió guardar silencio.

—¡Esto es una transacción seria y nosotros no estamos para perder el tiempo corriendo carreras!— Exclama al ver que él no tiene intenciones de frenar su acercamiento hacia ella.

Sus tres y cuatro se acercan mostrando sin pudor alguno sus armas, y él sube sus manos divertido alejándose.

Olivia se mantiene siempre en el margen que tiene marcado por sus custodios.

No es ninguna de celebrada, y sabe perfectamente cuál es su lugar, además de que confía ciegamente en Nicolás y en Gael.

—No estabamos seguros de que tu camión llegara a tiempo.— Sube sus hombros fingiendo hacerse el desentendido. —Mis chicos en la ruta no lo vieron al llegar y por eso tuve que desviarme y encontrarte por otro camino.— Se excusa.

Ella se ríe y alza sus cejas. —¿Seguro?— Cuestiona.

—Simplemente eso.— Vuelve a sonreír.

Olivia infla su pecho..—Cambio de ruta.— Dice obvia.

—Eso veo.— Da un vistazo general.

Gael mira a su compañero.

No les gusta nada la situación.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora