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—¿Tenés idea de la hora que es?— Sisea.

Olivia aprieta sus labios y suelta un pequeño suspiro dejando su cartera en la mesa recibidora.

Elián se encuentra siendo, ya bastante de madrugada, con su laptop en sus piernas, un cigarrillo en sus labios y las piernas apoyadas arriba de la mesa ratona.

—Sí por supuesto, por ahora el reloj y el celular me andan bárbaro para decirme qué hora es.— Escupe.

El castaño mira a ambos custodios pasar por detrás de ella y dirigirse directamente hacia sus habitaciones, las cuales se encuentran en la planta baja de la casa.

A diferencia de las de ellos dos que se encuentran en los primeros y segundo piso.

—No son horas de llegar, Olivia, pero eso es algo que ya sabes.— Le deja en claro, y no se mueve de su posición.

La rubia sonríe mordiendo su labio inferior, sólo para fastidiarlo mas.

—A diferencia de vos que volvés a cualquier hora por acostarte con cualquier tipo de zorra, yo vuelvo a esta hora pero estaba trabajando, así que no tenes nada de porque preocuparte esposito.— Sonríe con orgullo.

—¿Celosa, bonita?— Cuestiona coqueto.

Olivia niega con la cabeza. —Para nada... Vas a tener que estar muerto para que yo tenga un sentimiento por vos.— Aprieta sus labios moviendo su cabello a un costado.

—Estoy muy seguro de que no te encanta la idea de que no haya quedado fascinado cuándo estuve entre tus piernas y tenga que buscar otras mujeres para satisfacerme.— Acota cínico.

La rubia infla su pecho.

—¡¡Lo que hiciste fue violarme, yo jamás estuve de acuerdo con que eso sucediera!!— Le recuerda y lo mira con asco sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo.

—No te equivoques, bonita, porque te escuche gemir muchas veces mientras te cogía... Así que supongo que no estás muy de acuerdo con lo que tu cuerpo siente cuándo te toco...— Parpadea relajado.

Olivia cierra los ojos y agacha la mirada llevando una mano hacia su cintura bastante incómoda.

Se le ocurrieron miles de frases en su mente para retrucarle, pero si hay algo que conoce del castaño, durante este poco tiempo que llevan de convivencia, y ahora de casados, es el hecho de que él siempre tiene una contra respuesta para todo, haciendo de una pelea una situación infinita en la que ninguno de los dos va a dar el brazo a torcer.

Por eso mismo, alza su barbilla y aprieta sus labios manteniendo la calma.

—¿Algo más que quieras agregar?— Sisea dispuesta a retirarse y no soportar ni una sola más de sus miradas envenenadas.

Se percató de cómo la miro de arriba abajo corroborando qué es lo que llevaba puesto, pero no deja que aquellas miradas la intimiden, ya no más...

—Mañana tengo una reunión importante con tu hermano y quiero que estés presente, sé que sos muy buena negociadora y quiero que negocies un porcentaje mayor con los Blackhawks.—  Pide.

Olivia mira sus uñas y asiente.

—Ahí estaré.— Comienza a caminar hacia las escaleras.

—Pensé que ibas a hacer un poco más de berrinche antes de aceptar.— Se ríe burlón expulsando el humo de sus pulmones.

—Es también mi dinero y mi negocio y yo cuido lo que a mí me interesa.— Ni siquiera se molesta en voltearse para mirarlo.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora