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Iván se introduce dentro de la oficina, al mismo tiempo que masajea sus manos entre sí, con una gran incertidumbre sobre lo que se va a encontrar con la conversación para con Nicolás.

Y le es inevitable no esbozar una sonrisa al momento de verlo sentado de forma desparramada sobre uno de los sillones, siendo que se pone un poco más recto apenas lo ve cruzar por la puerta y cerrar la misma detrás de él.

—¿Se quedó llorando?— Susurra apenado.

Iván sonríe negando con la cabeza para dejarle en claro que no tenía que preocuparse por eso. —Tu mamá está bien, fue a fijarse de que todo estuviera a la perfección para cuándo decidieras bajar a celebrar tu cumpleaños.— Murmura tomando asiento frente a él 

En momentos como este le era inevitable no sonreír para sus adentros, al darse cuenta de las pequeñas similitudes que el hijo de Olivia tenía para con su mejor amigo. Cada una de las facciones eran similares a las de Elián y se sentía un egoísta al estar pensando continuamente en que deseaba que aquel niño creciera, para que pudieran estar a la par trabajando y sentir que todavía seguía estando la esencia presente de Elián Fitzcher y de todo lo que ellos habían sido en su momento.

—¡Podés decirme la verdad, Iván!— Coloca sus ojos en blanco. — Se perfectamente que mamá se pone muy sensible en estas fechas y que el hecho de que yo no tenga ganas de bajar a celebrar este estúpido cumpleaños la pone triste.— Suspira bajando la mirada.

Iván traga saliva achinando sus ojos. —¿Y si sabes cómo es que se pone tu mama, según vos, por qué es que no querés bajar a celebrar?— Cuestiona. —¡Digo!— Alza sus manos burlón.

Nicolás infla su pecho y se desploma hacia atrás en el sillón.

—¡Estoy arto de fingir qué todo está bien, qué mamá no llora en días puntuales, qué no está todo el tiempo esquivando hablar de papá, o qué siquiera se da cuenta de cómo la miras, ella está continuamente en una nube de emociones, ignorando las cosas qué ocurren a su alrededor, fingiendo qué todos estamos bien cuándo ella es la primera en estar mal!— Exclama exaltado.  —¡Y ahora tenemos que fingir que todos estamos bien y sacarnos una estúpida foto familiar cuándo mamá está rota por dentro!— Demanda.

Iván abre sus ojos. Luego se remueve incómodo en la silla. 

Lamentablemente no tiene tiempo para objetar nada de lo que Nicolás está diciendo, ya que el pequeño de nueve años continúa con su monólogo.

—¡Y antes de que digas algo realmente no me molesta cómo es que la miras, puede que sólo te conozca desde hace nueve años, pero estoy más que seguro de que mis tíos y mis abuelos te conocen desde hace un poco más de tiempo, y el hecho de que estés viviendo junto a mi mamá significa que no sos una mala persona, y que no te queres aprovechar de ella!— Suspira. —¡Lo que me molesta es que ambos finjan qué están haciendo cómo si no se dieran cuenta de las cosas!— Se ríe.

Iván parpadea.

Tenía que admitir que le costaba reconocer que Nicolás le estuviera hablando con ese dialecto y con aquella intensidad sobre lo que él veía que ocurría en la casa, no obstante, se lo tenía que agradecer a su terapeuta, siendo algo en lo que todos habían estado de acuerdo en los primeros años de vida del pequeño, para que pudiera sentirse un poco más resguardado con un profesional en base a la vida que sus padres llevaban, y cómo es qué su papá biológico había fallecido.

—¿¡Que les pasa?!— Brama alzando sus manos. —¡Me parece ilógico y de mal gusto que habiendo pasado por todo lo que pasaron, teniendo en cuenta que hay cosas que todavía no me contaron respecto a mi edad y por qué no me creen lo suficientemente maduro para saberlo, sigan sin darse cuenta que la vida está pasando ahora, a cada segundo, y cada uno de ustedes perdió algo importante para estar donde estamos hoy en día, y según Emmett para que yo esté vivo, e incluso mi papá es el responsable de que yo pueda estar con vida hoy mismo y ustedes ni siquiera aprovechan esa oportunidad!— Agrega sonriendo.

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