OLIVIA

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Elian pasa ambas manos por su cabello ofuscado.

Ivan había cumplido su promesa y estaba trabajando en sus asuntos sin molestarlo, pero si vigilando que se encontrara en perfectas condiciones.

—¡Maldición tengo que hacerlo!— Suspira apretando su mandíbula hablando para él mismo.

Toma su celular debatiéndose unos minutos largos en si hacer aquella llamada o no, pero finalmente se decide por hacerla en contra de sus principios.

Muerde su labio inferior mientras que la misma no es atendida y su ansiedad se hace más extrema.

—Elian. ¿Con que te puedo ayudar?— Sebastián lo saluda del otro lado de la linea.

Dejando a un lado sus labores para prestarle atención a su amigo.

Elian se demora en responder, chasquea la lengua buscando las palabras adecuada. —¿Estas ocupado?— Indaga deseando qué Sebastián corte la llamada.

—Nunca para vos. ¿Es por la chica?... Recién le hice la revisión.— Explica esperando la aprobación para darle más detalles o no.

—No... Yo llamo por lo que hablamos el otro día... Se que Olivia esta bien, lei el parte medico que me enviaste al correo y te agradezco.— Murmura levemente ronco...

Sebastian achina sus ojos y lo escucha atento.

—No es nada. ¿Con que puedo ayudarte?— Insiste.

—¿Tenes el cadáver aún del feto?— Su cuerpo tiembla y la garganta se le seca al formular la pregunta.

Sebastian hace una pausa levantándose para cerrar con pestillo la puerta de su oficina, en caso de alguna interrupción.

—Lo tengo en la morgue.— Responde relamiendo sus labios.

Elian cierra los ojos soltando una lagrima, al mismo tiempo que lleva una mano a sus labios para no ejercer ningún sonido que lo delate en su estado.

—Enviare a alguien a buscarlo.— Demanda serio.

—¿Le darás un entierro?— Cuestiona con delicadeza.

Sabía que aquello era un tema bastante tabú para Elían y si bien, estaba enterado de que ivan estaba en su casa, como habían acordado para no dejar sólo a su amigo, no quería generarle inconvenientes o que tuviera alguna otra crisis.

—Eso creo.— Asegura ronco.

—Tendré todo preparado para que cuándo vengan por él, no tengan que esperar.— Chasquea la lengua comenzando a mover sus papeles para tener acceso libre a su teclado.

—¿Podrás venir también?— Pide bajando la guardia.

Sebastian cierra los ojos sabiendo lo duro que era aquello para Elián.

—Por supuesto que sí, termino mi turno y voy a dónde me digas.— Asegura con una semi sonrisa en sus labios qué, por supuesto, el castaño no puede ver.

—Creo que es lo correcto... Lo que se merece.— Murmura aún estando en un trance difícil de salir...

—Esto te hará bien, Elian, le daremos un entierro digno y podrás tener un lugar en dónde ir a verlo cuándo vos lo desees.— Le asegura cómo si de un niño se tratara.

Elián tiembla.

—Te enviare la dirección por mensaje... Gracias por hacerme este favor.— Sentencia no esperando respuesta del otro lado y corta la llamada.

Inmediatamente llevando las manos a su rostro para lanzarse en llanto.

Un aviso de mensaje a su celular hace que Ivan se haga presente en su oficina para ver cómo se encuentra.