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—¿Te pensas que haciendo este tipo de cosas vas a ganarte mí lugar?— Su padre lo mira con desdén luego de la golpiza que le dió...

Elian de tan solo 14 años sonríe irónico con sus dientes completamente llenos de sangre.

—¡Yo no me necesito ganarte nada, porque es claro que soy mejor que vos en lo que haces!— Escupe mirándolo sin ningún temor.

Su padre chasquea la lengua mirando a sus ayudantes, para con una seña de cabeza pedirles que se retiren inmediatamente.

Los mismos accionan rápidamente su orden y el almacén en donde se encuentran queda desolado.

Serkan, su padre, le da un golpe en su rostro con la ayuda de la culata del arma que lleva en la mano, pero aquello no era para nada una sorpresa para el castaño, estaba acostumbrado a los golpes de su padre y a salir ilesos de los mismos, por lo que en esta situación no sería de ninguna manera diferente.

—¿Todavía no entendes que yo pongo las reglas y que si no haces lo que te ordeno quienes van a pagar las consecuencias son tus hermanos?— Arquea sus cejas furioso ante la actitud divertida de su hijo.

Elían alza la barbilla al escuchar la amenaza para con sus hermanos, sabía que su hermana no lo iba a soportar de ninguna manera, además de que  ella no tenia ni una sola idea de lo que ocurría cuando su padre mostraba su verdadero rostro.

—¿Que carajos es lo que queres?— Arquea sus cejas mirando hacía un costado.

Su padre sonríe con malicia. —Tenes que matar al amante de tu madre, frente a ella.— Sentencia como si fuera ir a comprar una lista de productos al mercado. 

Elían traga saliva, pero no demuestra que aquello le esta afectando o lo pone en una incomoda situación. 

Hacía tiempo que ambos masculinos sabían del amorio que tenía su madre y esposa segundo corresponda, aquello era algo que al castaño no le llamaba demasiado la atención dado a que conocía a la perfección los métodos que tenía su padre de persuadir a toda su familia y estaba seguro de que su madre se había percatado de aquello y cansado de ser su oveja y manejada a su gusto.

Por otro lado no era de meterse en las relaciones de sus padres porque por supuesto sabía lo infiel qué era su mismo progenitor.

El mundo en el que se movía era completamente de pecados y tentaciones y él no iba a ser la excepción aquella regla Por más que tuviera una familia más que consolidada...

—¡Estás demente!— Se queja al levantarse para defenderse, a lo que su padre le responde con un golpe que lo deja trastabillando por la inercia del mismo.

Elian se limpia la herida con una mano y lo mira con completa ira.

—¡Vas a hacer lo que yo te dije!— Exclama dándose media vuelta.

Su hijo sonríe negando con la cabeza. —Vas a romperla... ¿No lo entendés?— Lo mira con sus cejas torcidas...

Aún su alma no estába del todo corrompida, pero su padre de a poco a poco mientras lo introducía en el negocio carcomía todo lo puro y bueno que quedaba de él.

—¡No tenes porque meterte en mis asuntos, ni aconsejarme y como tengo que moverme en mi negocio ni en mi vida!— Le recuerda el mayor de manera bastante burlona y perspicaz a la véz...

El castaño cierra los ojos tomando con dolor su cabeza, donde la sangre comienza a salir a borbotones.

—¡Vos me involucraste a mí!— Grita con toda la rabia acumulada en su cuerpo.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora