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—¿Prefiere que vaya yo por su pedido?— Consulta.

Olivia niega con la cabeza en una parada que hicieron en Starbucks, para poder comprarse un tostado y tener algo en su estómago antes de ingresar al spa con su mejor amiga.

Kian era el que se había bajado y estaba hablándole desde la ventanilla.

Mientras que la camioneta en la que ella se encontraba, junto con su otro custodio seguía en marcha, frente a la puerta del local.

—No se a qué clase de persona estás acostumbrado a cuidar, pero yo no puedo hacer las cosas por mis propios medios.— Sonríe con autosuficiencia. —Por lo cuál, puedo ir sola.— Asegura.

Kian se ríe.

—Puede hacerlo por sus propios medios pero no puede ir sola, tengo que acompañarla yo o mi compañero.— La corrige. —Y de como mi compañero se encuentra manejando, quién la va a acompañar voy a ser yo.— Agrega.

Olivia pasa una mano por su cabello.

Recordándose una y otra vez para sus adentros que tiene que mantener la calma.

—Entonces intenta no demorarme porque no ando con mucho tiempo.— Sonríe con burla.

—Por supuesto, señorita.— Rueda los ojos.

Olivia finalmente baja del vehículo tomando su mochila con ella, y suspira caminando delante de él.

—¡Que irritante!— Dice entre susurros.

Llegando a comprender que de ahora en más todo sería muy diferente a cómo se comportaba ella con sus custodios anteriores.

Elián era demasiado estricto para con sus trabajadores.

Y eso también la involucraba en las rutinas que de ahora más pudiera llegar a tener.

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—¡Tiene que ser una broma!— Se queja Malcolm.

—No lo es.— Sentencia Elián.

—¿Ahora me sacas de mi propia casa por esa niñata?— Pasa ambas manos por su cabello.

El castaño ya no se encuentra en las oficinas de las afueras, ahora están directamente en el penthouse.

—Voy a casarme, Malcolm, tenés que entender que tengo qué seguir algunas reglas si no quiero llamar la atención.—Explica obvio.

El menor niega con la cabeza frustrado. —¡Dijiste que estabas haciendo esto para vengarte de los Chevron y que nos quedariamos con todos sus negocios!— Se queja elevando el tono de voz.

—¡Te dije que sí, Malcolm!— Bufa y lo mira rodeando los ojos.

—¿Entonces por que le estás cumpliendo los caprichos?— Sisea con asco.

El castaño se dedica a pararse con toda la tranquilidad del mundo y su elegancia característica...

—¡Porque si no hago que las cosas sean creíbles no voy a lograr nada!— Le intenta explicar.

—¡Mientras tanto me sacas de mi maldita casa!— Escupe.

Elian se ríe ante su actitud. —Te saco de tus comodidades y de mi casa.— Le deja en claro.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora