OLIVIA

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Olivia infla su pecho a medida que ve como Iván desaparece de su vista.

Todavía no podía creer que hubiera tenido las agallas para enfrentarse a ella de esa manera.

Parecía realmente una mamá pato muy preocupada por sus hijos.

No obstante, tenía que reconocer que se había quedado prácticamente algo incomoda al seguramente tener que admitir que Iván, siendo el mejor amigo de su esposo, sabía perfectamente todo lo que había pasado entre ellos y todo lo que habían hablado.

Siendo eso algo que la incomodaba por completo, más que nada porque conocía, o eso es lo que ella creía, a Elián y prácticamente él nunca había hecho de su vida cosas públicas, pero él le costaba mucho comprender cómo es que ahora parecía que todos sabían lo que estaba pasando entre los dos.

Y dicha duda pasaba, también, por su cabeza respecto a que estaba más que claro que sus dos hermanos sabían lo que estaba ocurriendo entre ellos dos, y en definitiva, no podía comprender cuándo había sido el momento en el que habían cambiado las cosas y sus hermanos estaban empezando hablar de temas personales y privados para con Elián.

—¿Vas a quedarte callado?— Se cruza de brazos inflando su pecho.

Elian analiza toda la situacionen a su alrededor. —¡¡Es una estupidez lo que hiciste!!— Sus palabras salen de manera firme.

Y no podía dejar de pensar en que estaba realmente enojado.

Pero, aún, más se encontraba preocupado por su paradero.

—¿Lo mataste?— Cuestiona llevando ambas manos apretadas con fuerza.

Intenta mantener la cordura, y por sobre todas las cosas, el buen tono de voz, al menos hasta poder escuchar la respuesta por parte del castaño.

—No.— Responde secamente.

Permanece de pie frente a ella con ambas manos a los lados de sus caderas apretando sus puños, había estado verdaderamente desesperado durante todos esos minutos en los que no sabía cómo es que se encontraba a su esposa.

Y ahora mismo queda tenía frente a sus ojos no podía hacer absolutamente nada más que soltar un suspiro de alivio.

—¿No lo mataste o no lo vas a matar?— Achina sus ojos nuevamente al preguntar.

Elian se muestra inquieto y desesperado.

No tiene ni una sola pizca de gracia el responder aquello.

Y cómo siempre Olivia le demuestra que se preocupa más por los demás, que por ella misma.

—Está vivo.— Le asegura.

Olivia suelta un pequeño suspiro por sus labios al saber que él no está mintiendo y que está diciendo, nada más y nada menos, que la verdad respecto a su pregunta.

—Hablaré con él cuando llegue a casa.— Agrega.

Su enojo es más que notorio.

Ella a esta altura del partido no puede decir nada al respecto para que él no se encuentre de esa manera.

Tomaba la responsabilidad de la situación... Por más que le pareciera prácticamente una completa locura que siempre Elián quisiera tener el poder sobre todas las cosas, y al mismo tiempo qué, también, tener el control sobre todas las personas que lo rodeaban.

No obstante, miraba para sus adentros reconociendo de manera inmediata que no había sido la mejor forma de actuar, y qué probablemente si hubiera pensado las cosas con un poco más de calma, se hubieran podido ahorrar muchos dolores de cabeza.