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—¡Elián, espera!— Iván llama su atención cuándo finalmente se encuentran frente a la casa.

Nota lo ansioso que está su mejor amigo y no quiere que las cosas salgan mal para él, y menos que menos, que tengan que molestar a Sebastián.

Porque eso sería justamente que las cosas salieron terriblemente pésimas para todos.

—¿Qué ocurre?— Lo observa ansioso, mientras que mueve su cabeza hacia un costado.

—Habla con ella y se sincero con lo que te pasa, que se pongan a discutir no va a llevar la situación a ningún lado, sabes cómo es la Barbie, y si te estoy diciendo esto es porque sos mi mejor amigo, y porque sé perfectamente también como sos vos, y no quiero que tengamos que terminar en una clínica la noche.— Insiste, aún, con el arma en su mano.

Elian sonríe de manera cínica.

—¡Sabes perfectamente que no soy un crío... Y sé cómo manejarme!— Le guiña un ojo con una mueca de bastante disgusto en su rostro.

Iván relame sus labios mientras que coloca sus ojos en blanco. —Se qué no sos un crío, pero sé que ella te afecta de una manera en la que nunca nadie te afectó.— Infla su pecho.

—No digas cosas absurdas, por favor.— Aprieta su mandíbula.

Iván sonríe levemente de costado. —¡Y deberías de dejar de ser tan imbécil cuándo alguien se preocupa por vos, porque cuándo vos te preocupas por todos nosotros solamente tenemos que acatar tus órdenes!— Sentencia alzando su barbilla.

Necesitaba poder decir estas palabras y quedarse tranquilo de que su amigo no iba a cometer ninguna estupidez al momento.

Qué se iba a comportar de la manera más inteligente posible para no salir lastimado.

—Haré lo que pueda.— Responde con la mandíbula apretada, una vez más.

Iván suspira no estando del todo convencido con su respuesta, pero al menos estando de alguna manera agradecido de que haya cedido al menos en algo sabiendo lo que significaba que Elián estuviera respondiendo ante una orden.

—Esto parece demasiado fácil.— Elian achina sus ojos.

Se encontraba observando la fachada y estaba más que seguro de que alguno de los hermanos Chevron había dado aviso, y es por eso su temor a que ella ya no estuviera en la casa.

Iván sonríe. —Iré por la puerta trasera.— Señala con la cabeza la misma para luego despedirse con un gesto de cabeza.

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Olivia conduce con la respiración agitada.

Estaba absolutamente acostumbrada a la adrenalina y a tener este tipo de situaciones todo el tiempo y la misma sensación en su cuerpo.

No obstante, ahora mismo la sensación, por más que se sentía cómo bastante similar ah como siempre sucedían las cosas en esta situación era completamente todo lo contrario y hasta incluso podía llegar a sentirse bastante incomoda.

Era cómo si ella misma supiera que lo que estaba haciendo estaba mal, cómo si su inconsciente pudiera llegar a reconocer el hecho de que alejarse y exponerse en peligro frente a cualquier cosa que pudiera llegar a estar planeando su cuñado para con ella, era una completa estupidez.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora