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Ante aquella respuesta el castaño sonríe con algo de melancolía.

—Sos la única persona en la que confío para dejarle mis bienes... Y para saber que cuándo llegue mi hora voy a estar tranquilo porque alguien más que ellos y que sea de mí lado, la va a estar cuidando.— Explica con sus ojos aguados.

Iván tuerce sus cejas al verlo... —No puedo creer que estés diciendo esto... Cuándo hace semanas me lo negabas.— Sube sus manos sin comprender dónde se encuentra verdaderamente parado.

Se acerca hacia el escritorio y suspira con sus labios entre abiertos, al ver cómo su hermano de la vida se encuentra al admitir aquello.

—Ya no te lo estoy negando... ¿O sí?— Sonríe burlón.

El rubio traga saliva al verlo y niega con la cabeza reiteradas veces. —¡¡Carajos...!! Yo... No pensé que fuera cierto...— Balbucea sin poder creerselo.

Elian sonríe con ironía y vuelve a tomar asiento en su sillón.

—La amo...— Mueve sus cejas sin saber cómo expresarse. —No se siquiera cómo se siente amar a alguien, pero...— Traga saliva...

Aquello es bastante incómodo, no se pondrá a expresar cada sentimiento que siente, pero sabe a la perfección que Iván lo entendió.

—La amas... Y qué lo admitas créeme que es un paso que no esperaba que dieras jamás...— Murmura pensativo con sus cejas torcidas.

No puede dejar de mirarlo y pensar una y otra vez en todas las situaciones en las que él estuvo presente junto a ellos analizando y dándose cuenta de cómo el castaño la miraba y la cuidaba, siendo una mirada más que la de alguien que tiene un contrato, o un convenio por matrimonio.

Toma asiento también sin aliento...

Parpadeando, por lo que Elian se levanta por algo de beber, dejando frente a él una lata de gaseosa junto a un vaso vacío.

Vuelve a tomar asiento frente a Iván manteniendo sus manos juntas.

—Se que no es fácil lo que te pido...— Comienza viendo que su amigo se encuentra más callado tomando su bebida.

Iván sonríe burlón. —Claramente no.— asegura sorprendido.

—Pero necesito que firmes y conserves el original en tu caja fuerte, habra otra copia en la bóveda de la casa.— Lo mira para dejarle en claro dónde buscar...

Iván asiente... —¿Por que crees que ella me hará caso?— Tuerce sus cejas. —¡En el hipotético caso de que algo te suceda!— Se queja al pensar simplemente una vida sin Elian.

El castaño sonríe.

—Tendra que hacerlo, se qué podrás ponerla en vereda cuándo no quiera.— Sube sus hombros dejando en claro su punto.

Iván suspira pasando ambas manos por su cabello. —¿Crees que pueda pensarlo?— Propone volviendo a poner todos los papeles en el sobre.

—No.— Demanda y suspira esperando que sea más rápido todo.

Su amigo muerde su labio inferior y lo mira sintiéndose entre la espada y la pared.

Pensar que algo le pueda llegar a pasar no es algo que le haga gracia claramente, y menos que menos, saber que se quedará con tantas propiedades que no quiere en absoluto.

—Elian.— Murmura moviendo su cabeza a un costado.

—¡Es sólo una maldita firma, Iván!— Sube sus hombros restandole importancia.

El rubio lo mira achinando los ojos. —¡Maldita firma que deja todo a mí cargo y sobre mí espalda!— Lo regaña mostrandole que no es tan fácil de hacer.

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