Me desperté sintiendo que la cabeza me daba vueltas, el dolor intenso hacia que sintiera como si me latiera la frente. Abrí los ojos pero la oscuridad era tal que me daba la idea de que seguía con éstos cerrados, una vez que me acostumbré a la casi inexistente luz pude notar que no estaba en mi habitación. En cambio me encontraba en una totalmente vacía, las ventanas estaban tapadas con maderas clavadas a la pared y un foco colgaba del techo prendiéndose por unos segundos, y luego volvía a la oscuridad por ratos largos. Traté de levantarme para entonces darme cuenta de que estaba sentada en una silla, y estaba amarrada con sogas a ésta.
No sabía cómo había llegado allí, y al hacer memoria vi el rostro del hombre que había visto en varias ocasiones durante este viaje. Sentí como la sangre abandonaba mi rostro, y unas ganas de vomitar se hicieron presentes. Y entonces las imágenes de todo lo que había pasado antes de que apareciera aquí llegaron a mí de golpe, él había aparecido en la casita y yo tontamente le había abierto la puerta sin antes fijarme quién era la persona que estaba del otro lado. Apenas le hube abierto la puerta él me golpeó con algo en la cabeza fuertemente, dejándome inconsciente.
Podía ver su rostro a la perfección, su rostro cansado y algo demacrado, la barba descuidada, los ojos cansados y ojerosos, y su mirada vacía. Un ligero escalofrío me subió por la espalda al escuchar la voz de Daniel advirtiéndome que no estaba segura, rogándome que me quedara en el aeropuerto. Ahora lo único que podía hacer era decirme a mí misma lo estúpida que había sido por no haberle escuchado. Y luego pensé en Susan, ¿dónde estaría ella? ¿Le habrá extrañado llegar y no verme por ningún lado? Solo espero que a ella no le haya pasado nada y que, aunque preocupada, esté bien y segura.
De todos modos, ahora que lo pensaba ¿cómo era que Daniel sabía lo que estaba por pasar? ¿Y por qué no le advirtió también a Susan? Si yo estaba en peligro entonces ella igual. Tenía cientos de preguntas dándome vueltas por la cabeza, pero entonces escuche unas voces provenientes de fuera de la habitación en la que estaba. Dejé las preguntas de lado y me concentré en lo que escuchaba, parecían ser un hombre y una mujer que discutían. Luego le siguió el sonido de otra puerta cerrándose con demasiada fuerza, para después abrirse la puerta de la habitación en la que estaba. Quería girar la cabeza para mirar quién entraba pero de tan solo siquiera intentarlo, un dolor intenso me subió desde el cuello hasta la cabeza que volvió a dolerme. Así que esperé a que ésta persona se parara frente a mí, cuando lo hizo vi el nuevo rostro que tan bien conocía. Una furia creció dentro de mí y me dio el valor para que lo enfrentara.
– ¿Quién eres y por qué me trajiste aquí? –sus ojos, luego de mirarme, me evitaron llenándose de pena lo que ciertamente me desconcertó.
–Es por Susan –eso fue lo último que dijo antes de taparme los ojos con una tela sucia y maloliente.
Escuché sus pasos alejándose y comencé a gritar haciéndole montones de preguntas, pero cuando me di cuenta de que él ya había salido me callé. Hubo un silencio total momentáneo, no escuchaba pasos ni voces, nada. Ahora no podía dejar de pensar en mi tía, me aterraba la idea de que éste hombre me hubiera secuestrado para llegar a ella. ¿Qué quería, dinero? Lo único que deseaba era que ella se encontrara en algún lugar seguro, quizás en una comisaría para avisar que su sobrina había desaparecido. Nuevamente el sonido de pasos viniendo de afuera interrumpieron mis pensamientos, la puerta se abrió y cerró con mayor delicadeza, y estos nuevos parecían ser más suaves, era otra persona. No sabía si vendría para hacerme algo, y montones de torturas pasaron por mi cabeza haciendo que temblara de miedo.
– ¿Quién eres? ¿Qué es lo que vas a hacerme? –mi voz temblaba ligeramente, no quería demostrar que tenía miedo pero mis impulsos me ganaban. Sentí que los pasos frenaban frente mío.
–Tranquila –dijo una voz femenina, parecía ser una chica joven. No lo sé, pero definitivamente no era una mujer adulta ni una niña– solo voy a limpiarte la sangre seca, tengo un paño húmedo.
– ¿A qué sangre seca te refieres?
–En la frente, el golpe te abrió una pequeña herida. Nada grave –sentí como una tela húmeda se pasaba por el espacio entre mis cejas y el nacimiento de mi cabello. No entendía realmente lo que estaba pasando. Mientras que la chica seguía con lo suyo yo no me pude aguantar las preguntas.
– ¿Por qué me tienen aquí?
–Yo… lo lamento, no puedo decírtelo.
–El hombre que vino recién dijo que era por Susan, por mi tía, ¿qué es lo que quieren de ella? –no sabía de dónde había sacado esa confianza para preguntarle esas cosas a quienes me tenían aquí encerrada.
– ¿Andrew dijo eso? Bueno, en realidad Susan no…
– ¡Darla! –el grito que venía de afuera al parecer nos asustó a ambos, la chica frente a mi retiro el trapo en seguida– ¡Ven aquí ahora mismo!
–Lo lamento, tengo que irme.
Escuché sus pasos apresurados hasta que salió y todo volvió a estar en completo silencio. Hasta ahora lo único que sabía era que aquí habían dos mujeres y un hombre, uno era el que yo ya conocía que al parecer se llamaba Andrew, luego la chica que acababa de atenderme quién suponía sería Darla y por último la mujer que había gritado desde afuera.
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Hola! Bueno de acá en adelante, si no hay ningún inconveniente, voy a volver a subir capítulos día por medio. Así que todavía les queda un poco más de un mes antes de que termine DUMUO.
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De una manera u otra
Teen FictionEsta es la historia de Alexa, una chica a la que le ha tocado una vida difícil y por lo tanto cree que debe estar sola, para no herir a nadie. Pero con el tiempo descubrirá que uno no elige cuando enamorarse, y que el amor es para todos, que nadie e...