Ya habían pasado varios días ¿cuántos? No lo sé, podía dar un aproximado de lo que creía por las noches que iban pasando. Sabía cuando llegaba la noche, generalmente, porque ellos no venían en horas; pero éste no era tan buen método siempre ya que había momentos en los que aparentemente salían del lugar en el que estuviéramos para lo que fuere que hicieran.
Darla venía todos los días bastante seguido para saber que estuviera bien y cómoda, dentro de lo que me era posible, y sorprendentemente en seguida le tomé un cariño especial. Ella parecía realmente preocupada por mí, y según decía, ella no quería hacer esto. Ahora sé que tiene mi edad, en uno de los tantos momentos en los que nos quedamos hablamos se lo pregunté. Sé que no debería confiar en ella porque al fin y al cabo está con estas personas que me tienen secuestrada, pero en el fondo siento que ella es sincera conmigo.
–Alexa, soy Darla –di un respingo al escuchar repentinamente su voz, no había notado que había entrado en la nueva habitación en la que me encontraba. Sentí que estaba detrás de mí, colocó con cuidado algo entre mis manos atadas mientras hablaba en susurros– Escúchame, ten cuidado con esto, ella vendrá aquí en un momento para así llevarte a una nueva casa abandonada, al igual que ha estado haciendo todos estos días. Lo que tienes entre las manos es un cuchillo, tienes unos minutos para cortar la soga que sujeta tus manos y para dejar casi cortada en su totalidad la que tienes en los tobillos. No la cortes por completo y hasta el último momento estate quieta fingiendo que sigues atada, no notara la soga de tus muñecas cortadas a menos que no actúes rápido. Dudo que tengas otra oportunidad de escapar, ahora tengo que irme –apenas si logré escuchar sus cuidadosos pasos alejándose de mí.
–Darla –los pasos se detuvieron– Gracias.
–No tienes que agradecerme nada, solo… –soltó un suspiro– no enloquezcas cuando la veas, y te ruego que no la lastimes. A pesar de todos sus errores, ella sigue siendo mi madre.
Nuevamente tuve que prestar atención para notar sus pasos hasta que desaparecieron detrás del realmente ligero chirrido de la puerta al abrirse y cerrarse, no esperé un segundo más antes de empezar a luchar por poner el cuchillo en la posición correcta que me permitiera cortar la soga. Sorprendentemente lo logré en pocos minutos y apenas si froté un poco mis muñecas antes de lanzarme a cortar la soga de mis tobillos, con los ojos aún vendados seguí las indicaciones de Darla. Y me coloqué en mi posición anterior justo al tiempo en que escuchaba una voz que venía desde afuera de mi habitación, suspirando aliviada de haber podido lograr todo en tan poco tiempo me quedé sentada esperando. Podía escuchar la conversación casi con claridad, fácilmente logré distinguir la voz de Andrew y la de la madre de Darla. Esto de tener los ojos tapados siempre me había permitido desarrollar aún más mis otros sentidos.
–Sólo quédate esperando en la camioneta, tenla preparada. Yo me encargaré de ella.
– ¿Y cómo piensas hacerlo si se puede saber? No puedes levantarla, sabes que no tienes la suficiente fuerza.
– ¡Cállate y haz lo que te digo, Andrew! La haré caminar.
Ni bien la frase hubo terminado escuché cómo abrían y cerraban la puerta, podía jurar que sentía caer gotas de sudor por mi frente y repentinamente mis manos estaban empapadas. Sus pasos parecían desesperadamente eternos, como si pasaran minutos entre uno y otro, era exasperante pero sabía que esto era solo fruto de mi miedo y mi nerviosismo. Por fin, luego de un tiempo que me resultó condenadamente largo, sentí que ella frenaba frente a mí. Ni ella ni yo nos esperábamos lo siguiente, por pura adrenalina y sin pensar muy bien en lo que hacía me lancé sobre ella, logrando que con tan solo un paso la soga se terminara de cortar. Ella cayó al suelo debajo de mí, más por sorpresa que por mi peso, ya que estaba muy consciente ahora de lo ligero que era. Estando todavía debajo del efecto de la adrenalina, le propiné unos golpes en lo que creía que sería su rostro, hasta que la voz de Darla en mi mente me detuvo. Me levanté, luchando por mantenerme de pie sobre mis temblorosas piernas y llevando las manos a mi rostro logré sacarme la venda.
Me tomó poco tiempo acostumbrarme a la poca iluminación de la habitación ya que estaba acostumbrada a no ver nada, entonces cuando miré el rostro de la mujer en el suelo sentí que el mundo se me venía abajo. Creí que cuando volviera a ver su rostro estaría llena de felicidad, pero lo que en realidad me llenaba ahora eran las nauseas y el horror. Su castaño cabello ligeramente ondulado caía en el suelo sin orden alguno, no podía ser que ésta fuera la realidad, que fuera Susan quién estaba ahí en el suelo con una poco profunda herida sangrante en la frente. Quería llorar, gritar, obligarla a despertar para que me dijera qué era lo que estaba sucediendo; pero en vez de eso me obligué a tomar el celular que asomaba de su bolsillo y a salir corriendo de allí.
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De una manera u otra
Teen FictionEsta es la historia de Alexa, una chica a la que le ha tocado una vida difícil y por lo tanto cree que debe estar sola, para no herir a nadie. Pero con el tiempo descubrirá que uno no elige cuando enamorarse, y que el amor es para todos, que nadie e...