Estaba por subir las escaleras, apenas si veía por donde iba por las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. En mi cabeza escuchaba a mi tía diciéndome “Por qué ibas a gustarle, vamos ¿en serio? ¡Mírate! ¿Piensas que lo has impresionado?”. Mis sentimientos me jugaban una mala pasada, y transformaban a mi tía en mi autocritica. No era algo que ella me hubiera dicho, mas allá de si lo pensara o no, era algo que me decía yo misma, lo que yo pensaba de mí.
No llegue ni a pisar el primer escalón cuando algo impidió que siguiera adelante, la fuerza hizo que no solo me detuviera, sino que también me volteara. Daniel me miraba confundido, primero lo besaba y luego salía corriendo llorando ¿Qué sentido podía tener eso?
–Alexa, ¿qué te sucede? ¿Por qué estas llorando?
–Yo… es que… no, no es nada…
–Para con eso de evadirme, sabes que no funcionara. Dime qué te pasa, por favor.
– ¡Solo mírame! ¿Quieres?
–Te estoy mirando Alexa y… –lo interrumpí.
–Y ahora mírate a ti. Eso es lo que sucede, eres la mejor persona que conocí en mi vida y yo soy un asco de persona. Eso es lo que sucede, que no te merezco, yo… yo… –no pude continuar, lloraba con un maldito bebé. No podía hablar, el llanto no me lo permitía.
Para el siguiente segundo estaba entre los brazos de Daniel, él me abrazaba con fuerza. Eso era lo que necesitaba para dejar ir el llanto, dejarlo ser, mi garganta comenzó a aflojarse lentamente y poco a poco las lagrimas comenzaron a amenguar hasta quedar inexistentes.
Minutos más tarde todavía hipaba, pero al menos ya no sentía ese nudo en la garganta y en el estomago. Me sentía floja, débil pero también me sentía desahogada, y cuando él noto que ya estaba mucho mejor comenzó a hablarme.
–Alexa, mírame…
A pesar de todo me negaba a afrontar su mirada, probablemente acusadora, o al menos eso creía…
–Mírame…
– ¿Qué quieres Daniel?
– ¿Puedes mirarme?
No quería…
– ¿Qué quieres de mi?
– ¿Sabes qué es lo que quiero? –su voz sonaba algo irritada y molesta, pero hablaba con paciencia y cariño. No podía negarme a mirarlo si me hablaba de esa manera– Quiero que seas fuerte, que saque tu coraje, tu valentía y hagas un esfuerzo por salir de esta. Que aprendas a amarte como eres, que dejes de juzgarte, de odiarte, que no te destruyas más –tomo mis muñecas que todavía tenían algunas cicatrices bastante notorias de la última vez que me había cortado, mierda, lo había notado– que seas tú misma. Que no dejes que nada ni nadie te lastime, te quiebre o te aplaste, que te des cuenta de lo mucho que vales, quiero que cuando sonrías, sea una sonrisa sincera. Eso es lo que quiero de ti Alexa.
Me desperté con un fuerte dolor de cabeza, me senté en la cama con todavía medio cuerpo cubierto con la sabana. Apenas si había podido dormir en toda la noche con lo que me había dicho Daniel.
Luego de que él me dijera eso, yo no pude decir nada, es decir ¿Qué podía decirle después de eso? Daniel me acompaño a mi habitación y se quedo sentado a mi lado hasta que me dormí. Aun no puedo creer que el hiciera todo eso por mí.
En fin, ya siendo Miercoles por la mañana seguía teniendo clases y… ¿Miercoles? ¿Ya ha pasado…? ¡Ya paso una semana desde que Daniel se cambio a nuestro colegio y que lo conocí! Wow, eso parecía mucho y muy poco a la vez. Es decir, ha pasado tanto en solo estos 7 días, pero a pesar de este poco tiempo él logro conocerme mejor que nadie hasta ahora y se ha vuelto muy importante para mí…
Definitivamente tenía que prepararle algo, darle una sorpresa o hacerle un regalo, no lo sé, algo que siquiera demostrara que si me importaba y que le agradecía todo lo que había dicho/hecho en este poco tiempo para una completa desconocida.
Mire el reloj, faltaba una hora para el horario normal en que él se levantaba. Me puse lo primero que encontré, ate mi cabello en un nudo despeinado y desprolijo y baje silenciosamente, y con cuidado de no hacer mucho ruido, las escaleras. Lo primero que haría era prepararle el desayuno, algo sencillo pero que pudiera gustarle. Luego de revolver la heladera un rato pude encontrar todo lo que necesitaba.
Se sentía raro, pero me emocionaba el prepararle una sorpresa a Daniel. Hasta ahora era un cosa tonta y sencilla, pero nunca había hecho algo así por nadie, él era importante, y diferente, se lo merecía. Probablemente luego le comprara un regalo, ¿pero que podía darle a alguien que tiene mucho dinero y que puede obtener básicamente todo lo que necesite/quiera?
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De una manera u otra
Teen FictionEsta es la historia de Alexa, una chica a la que le ha tocado una vida difícil y por lo tanto cree que debe estar sola, para no herir a nadie. Pero con el tiempo descubrirá que uno no elige cuando enamorarse, y que el amor es para todos, que nadie e...