Epílogo

85 4 4
                                    

            –Bien, solamente iré a buscar la cámara de fotos y vuelvo...

Subí las escaleras y caminé por el pasillo dejando atrás varias puertas cerradas hasta llegar a la última. La abrí dejándome entrar a la habitación que había transformado en mi cuarto de arte, en cuanto la fiesta terminara definitivamente tendría que ordenar todo aquí. Tenía lienzos en blanco, pinceles, pintura, diarios y cuadros regados por todas partes, sin ningún orden. No sabía cómo iba a lograr encontrar la cámara dentro de todo este desorden, estaba segura de que la había usado esta mañana para sacarle fotos a varios de mis cuadros. ¿Pero cuál había sido el último cuadro en ser fotografiado?...

Y ¡boom! De repente recordé el cuadro que había pintado hacía una semana, ese día no había podido pegar un ojo en toda la noche así que había salido de mi habitación y vine a ésta para pintar. Pintar es lo que siempre hago cuando los recuerdos de mi adolescencia no me dejan dormir, y la verdad es que mis mejores obras salen en esos momentos, ya que dejo que todo salga de mí a través de cada pincelada, dejando un lienzo lleno de emociones. A veces me resulta curioso que algo que me fuera tan trivial cuando era más joven ahora sea mi pasión, aunque siempre me gustó dibujar; todavía conservo esos papeles con dibujos guardados en una carpeta, me sirven de inspiración cada vez que la pierdo.

En fin, en cuanto recordé cuál había sido la última pintura que había fotografiado fui directo al lugar en dónde sabía que la había dejado. Y tal como recordaba, encontré este cuadro puesto aún sobre el caballete; al lado, sobre una mesa pequeña, estaba la cámara. La tomé y prendí para verificar la batería, que para mi suerte estaba completamente llena, y volví a apagarla. En cuanto dejé de mirar la pantalla de la cámara me vi obligada a observar por enésima vez mi último cuadro, representaba tanto para mí y me gustaba tanto, definitivamente iba a conservarlo, no podía venderlo por más ofertas que tuviera. Antes de que pudiera darme cuenta, me vi atrapada por los colores y me transporté a ese día.

Por un momento sentí como si estuviera dentro de la pintura, la chica en la habitación a oscuras que seguía ese camino de velas y rosas volvía a ser yo. No regresé al presente hasta que sentí unos brazos rodeando mi cintura, no hacía falta demasiado para que me diera cuenta quién era.

– ¿No tendrías que estar en la fiesta Daniel? –sentí que apoyaba su mentón en mi hombro, permitiéndole así que me hablara al oído.

–Eso mismo iba a preguntarte Alexa, dijiste que subías solamente por la cámara. Hace diez minutos que te estamos esperando.

–Sí, lo siento, es por culpa de esta pintura.

– ¿Recordando el día en que nos comprometimos? –lo sentí sonreír– Me encanta esta pintura.

–A mi también –me di vuelta y quedamos frente a frente, y como siempre, para besarlo tuve que pararme en puntas de pie– ¿bajamos?

–Vamos –me tomó de la mano, y una vez que bajamos la escalera volvimos a la fiesta. Todos nuestros amigos y familiares empezaron a festejar burlonamente el que por fin hubiéramos vuelto.

Entre risas localicé a mis padres y a los de Daniel, y me acerqué a ellos, la verdad es que no lo hacía para hablarles, sino para volver a tener en mis brazos a Thomy o a Abbie. Algunos podrían decir que era una madre apegada, pero amaba a mis hijos; además. como ésta fiesta era para que todos los conocieran, habían estado en los brazos de cada persona presente menos en los míos. Al final cargué a Thomy, mientras que le pasaba la cámara de fotos a mi madre, y Daniel cargó a mi preciosa Abbie.

Nos sacamos fotos y hablamos con cada uno de los presentes, estaba muy feliz porque Mathias y toda su familia había podido venir desde Francia. Mientras que hablaba con ellos Maddison se nos acercó y tomó la manó de Mathias, hacía tres años años que habían empezado a salir; ella y yo nos habíamos vuelto muy buenas amigas desde poco después de la muerte de Susan.

–Maddie, no recibí respuesta por parte de tu padre ¿te dijo si iba a venir?

–Sí, recién acabo de hablar con Thomas por celular y dijo que está viniendo. Le dije que te confirmara pero se le debe haber olvidado –ambas reímos.

–Esta bien –de repente Abbie comenzó a hacer ruidos, y un no muy agradable olor comenzó a venir de su pañal– en seguida vuelvo.

–Mientras que no desaparezcas como con la cámara –pude escuchar de Maddison mientras reía.

En el camino hacia el baño no pude evitar darme cuenta de que todavía no podía creer que Thomas fuera el padre de Maddison, lo descubrieron por unas pruebas médicas poco tiempo después de que Susan falleciera. Maddison era "Darla", la hija que habían tenido Thomas y Susan.

...

Ya había cambiado el pañal de Abbie, estaba saliendo del baño cuando me detuve a mirar a todas esas personas que yo quería tanto. Pude ver que Thomas ya había llegado, él estaba hablando con Daniel y ambos jugaban con nuestro hijo; Thomas se había emocionado mucho al saber que el nombre de nuestro hijo era en honor a él.

Muchas veces me quedo pensando en lo fantástica que es mi vida ahora, y aunque ella haya hecho todo para hacer un mal, debo agradecerle a Susan por esto. De no ser por ella no habría conocido a Daniel, y mucho menos a Mathias o a Maddison; tampoco tendría a Abbie y a Thomy. En fin, todo lo que tengo no habría podido ser posible si no hubiera sufrido lo que sufrí; muchos me dicen que si estuvieran en mi lugar y pudieran, cambiarían todo mi pasado, pero yo no lo haría.

Estoy casada, tengo dos hermosos hijos con el amor de mi vida, y tengo amigos y familia que no cambiaría por nada en el mundo. Después de todo, mi vida no tuvo el final que esperaba...


--------------------------------------

Bien, ya está, con el Epílogo llega obviamente el final final de De una manera u otra jajajaja gracias por leer, y en el vínculo externo les dejo una imagen que les puede gustar :3 Besooooos

�O

De una manera u otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora