Cap. 36:

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La verdad es que no tenía idea de a dónde iba, no conocía ésta destruida casa y no podía ver muy bien con los ojos empañados en lágrimas. Al final lo único que pude confirmar fue que subí por unas escaleras y que ahora estaba en una habitación con un gran hueco en una pared, en la que suponía que alguna vez había tenido un ventanal dando a un hermoso paisaje. Cerré la puerta, podrida y descascarada, y apoyé la espalda contra ésta, sólo tapé mi rostro con las manos y lloré un momento libremente. No sabía que hacía, tendría que estar bajando por el agujero de la pared y escapar corriendo, pero esa presión en el pecho me impedía moverme. Sentía que me faltaba el aire, me esforcé por ir tomando pequeñas bocanadas de aire y así el nudo en mi garganta poco a poco fue desapareciendo.

Una vez que me tranquilicé lo suficiente pensé en lo que debía hacer, y ahora me daba cuenta de que huir quizás no sería la mejor idea ya que Andrew se suponía estaría afuera esperándonos. Y seguramente éste ya habría sospechado del hecho que Susan tardara tanto en salir, quizás ya la había visto desmayada y puede que ahora me estuviera buscando para atraparme. Bien, entonces no podía salir, lo único que me quedaba era usar el celular que había tomado. Marqué el primero número que me vino a la cabeza y luego de unos segundos escuche su voz, nuevamente sentí que mi garganta se cerraba, era tan bueno escucharlo.

            – ¿Hola? ¿Quién habla?

            –Daniel…

            – ¿Disculpa?... –él hizo silencio repentinamente y luego de un momento volvió a hablar– oh por Dios, ¿Alexa? –me reí, y todavía no puedo entender por qué. Quizás era mi manera de desahogarme, de sacarme el estrés que me había invadido todo este tiempo, no lo sé, pero de un segundo a otro mi risa se transformo en un llanto de felicidad. Definitivamente estaba sacando todo de mí en éste momento.

            –Si… –escuché una voz grave de fondo aunque no pude descifrar lo que decía, era casi como un susurro.

            –Alexa, en serio quiero decirte muchas cosas pero lo podré hacer cuando te vuelva a ver. Ahora contéstame esto, ¿dónde conseguiste un teléfono y cómo lograste llamarme?

–Logré escapar de… de Susan, ella planeaba llevarme a otro lugar pero Darla me ayudo y ahora estoy en una habitación.

– ¿Darla? –nuevamente la voz grave sonó de fondo, aparentemente en modo de reprimenda. Daniel se dirigió a éste y luego volvió a hablar conmigo– Lo siento… bien, Alexa, mira a tu alrededor ¿hay alguna ventana, puerta o algún agujero que te permita mirar fuera? ¿Hay algo que te llame la atención del lugar en el que estás, alguna manera de que puedas decirnos dónde estás?

–Sí, la casa parece sin terminar, como si nunca hubiera sido habitada o como que alguien vivió aquí y con el tiempo se fue destruyendo. Hay un hueco gigante en dónde creo que debería haber una ventana –me levanté y caminé hacia éste– Todo alrededor está lleno de árboles excepto por una parte que sólo tiene un largo camino de tierra que no logro ver dónde termina, no hay ruidos de autos ni nada por el estilo. Creo que estamos en medio de un bosque y… –no solo prestaba atención al paisaje, sino también a los sonidos, así que en seguida escuché los pasos de alguien que subía la escalera a las corridas. Y estaba casi segura que la persona que venía era Andrew– ¡mierda! Están subiendo por la escalera, Daniel, me van a encontrar –estaba aterrorizada, tenía miedo de lo que me pudieran hacer ahora que yo había intentado escapar.

            –Tranquila Alexa, trata de bajar por el agujero que encontraste. Métete dentro del bosque, intenta escapar.

            –No puedo, es muy alto y de todos modos dudo que pudiera correr más rápido que ellos. Estoy atrapada –sentí que nuevamente las lágrimas asomaban por mis ojos– Daniel, tengo miedo.

            –Sé que se debe ver imposible pero tienes que intentarlo, por favor, te vamos a encontrar. Te voy a encontrar, no pienso dejarte sola. Guarda el celular en el bolsillo, no cuelgues, estaré esperando a que me vuelvas a hablar en cuanto bajes. Puedes hacerlo.

No podía entender cómo él podía confiar en mí cuando ni siquiera yo lo hacía, pero el escuchar su confianza me daba la fuerza para aunque sea intentarlo. Tal como él me lo pidió guarde el celular en mi bolsillo y me asomé por el agujero; la pared por fuera estaba agrietada y algo rota así que con suerte podría usarlo para ayudarme a bajar, si es que no se rompía y me hacía caer directo de espaldas al suelo esos 5 metros.

Tratando de tomar valor, mientras escuchaba como abrían con fuerza las puertas de las otras habitaciones haciéndolas golpear contra la pared en un fuerte estruendo, me arrodillé y pasé mis dos piernas al exterior dejándome con medio cuerpo fuera. Una vez que con un pie logré encontrar un punto de apoyo me tranquilicé un poco y comencé a bajar, hasta que ya no tuve ningún agujero en dónde meter mis pies. Para mi suerte estaba a un salto de unos 2 metros del suelo, lo cual podría lograr con bastante facilidad.

Ni bien mis pies tocaron el largo pasto del suelo escuché que abrían la puerta de la habitación en la que hacía solo segundos había estado, sin pensarlo dos veces tomé el celular de mi bolsillo y comencé a correr.

            –Daniel… Daniel, logré hacerlo. Estoy corriendo aunque no tengo idea de hacia dónde voy –juro que pude escuchar la sonrisa de felicidad de Daniel al otro lado de la línea.

            –Es bueno escuchar eso, ahora de eso no te preocupes. Todo este rato han estado rastreando la llamada y ya encontraron el lugar aproximado en el que estás, ¿no parece de película? –reí lo que pude, me estaba quedando sin aire. No estaba acostumbrada a tanta acción.

            –Si, supongo que eso es genial.

Mi corazón se detuvo al ver repentinamente que tenía una persona delante, no pude llegar a reaccionar cuando todo volvió a ponerse negro. Lo último que escuche fue la voz de Daniel preguntándome que había pasado...

De una manera u otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora