Cap. 32:

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No faltaba demasiado para que el avión llegara al aeropuerto en Grecia, en todo el viaje restante no había pensado en otra cosa que en el hombre que siempre me miraba fijo. Ese al cual ya había visto una vez en cada uno de los lugares que visitaba, y eso definitivamente no podía ser una coincidencia. Pero más allá de estas veces en que lo había encontrado, este hombre me resultaba conocido de otro lado, pero no podía recordar de dónde.

Miré a Susan que, como era normal en estos viajes, dormía. Y entonces lo recordé, sinceramente no sabía cómo era capaz de recordar estas cosas de hace tantos años, pero cuando yo era chica una vez había estado revolviendo entre las cosas de mi tía y me encontré con una foto. En ese momento no le presté demasiada atención, ya que para mí era una simple foto, pero cuando ella se dio cuenta de que había visto eso, se enfadó muchísimo. No entendí por qué, así que como había vivido con esa duda, la imagen se me había quedado grabada hasta hoy en día. En la foto estaba éste hombre junto con una mujer a la que no me parecía conocer.

Y si mi maravillosa memoria, recién descubierta, no me fallaba, aquella foto la había encontrado en el cuaderno que ahora Susan llevaba a todos lados sin falta. Así que me aseguré de que ella estuviera durmiendo, para luego estirarme y tomar su bolso en dónde guardaba todo lo que utilizaba más seguido. Volví a mirarla y confirmando nuevamente que ella dormía me dedique a sacar una y otra cosa de dentro del bolso, todo en busca de aquel cuaderno en el que era probable que ya no estuviera la foto. Pero intentando no perdía nada.

Por fin, luego de unos minutos de sacar y sacar cosas del bolso "sin fondo" de mi tía, encontré el cuaderno. Antes de siquiera abrirlo decidí guardar todo nuevamente dentro del bolso, para así luego solo me quedaría el cuaderno, una vez hecho esto levanté la tapa y me dedique a pasar hoja tras hoja. Al final encontré un viejo sobre de color amarillento, supongo que originalmente sería blanco pero con los años su color cambió. Abrí el sobre y encontré varias fotos de Susan de cuando era más joven, de última encontré la foto que recordaba pero a ésta le faltaba un pedazo. Si, definitivamente ése era el hombre pero parecía como si a su lado hubiera estado una persona, no podía verlo ya que la foto estaba cortada en esa parte.

De repente sentí un movimiento a mi lado que me hizo soltar la foto por el susto, Susan se había movido dormida. Y al verla recordé que en cualquier momento ella podría despertar, así que guardé lo que quedaba en su lugar y coloque el bolso exactamente en donde mi tía lo había dejado antes de que yo lo tomara. Y de hecho, no paso mucho rato antes de que ella despertara, lo primero que hizo una vez despierta fue ponerse a comer unas cosas que había comprado. Me ofreció pero yo no estaba realmente hambrienta, el sueño era lo que me superaba, para mi sorpresa me dormí bastante rápido y solamente me desperté porque Susan movía levemente mi brazo. Abrí los ojos para mirar la hora, habían pasado unas horas, luego todavía algo adormilada miré a mi tía que me sonrió al ver que ya no dormía.

            -Alexa, ya llegamos a Grecia. Todos están bajando, hay que tomar nuestras cosas y hacer lo mismo.

Ella parecía muy entusiasmada ya que me obligó a levantarme a los empujones, pero empujones cariñosos, sin mucha fuerza. Tomamos lo que habíamos dejado con nosotras y bajamos para ir en busca de nuestros valijas, en el camino encendí el celular. Apenas unos segundos más tarde estaba recibiendo una llamada de parte de Mathias, atendí y empezamos a hablar de lo que nos había pasado a cada uno en estos días que hacía que no nos veíamos. Ya teníamos nuestras valijas en mano cuando nos comenzamos a despedir.

            -Y recuerda -dijo él por el otro lado del teléfono- "Sonríe hoy, porque quizás mañana te falte un diente" -ambos nos reímos, esa era su frase preferida. Cada vez que hablábamos él me la repetía, y por cada una de esas veces es que sabía que él era mi amigo, porque realmente se preocupaba de saber si yo estaba bien y siempre lograba hacerme sonreír.

Antes de que pudiera darme cuenta estábamos saliendo del aeropuerto, en donde vi a aquel extraño hombre que caminaba en sentido contrario hacia donde yo me dirigía junto con mi tía. Suspiré aliviada ante eso y apenas unos minutos más tarde subimos a un auto que nos llevaría a la pequeña casa en dónde nos hospedaríamos. En el camino, con la hermosa distracción del paisaje griego, me olvidé por completo del miedo que había sentido en el avión y del hombre. No tomó mucho rato antes de que llegáramos a nuestro destino, bajamos nuestras valijas con rapidez y rato más tarde nos encontrábamos dentro, sentadas sobre unos sillones mientras descansábamos un poco.

Una vez que nos sentíamos lo suficientemente descansadas como para seguir con lo nuestro, nos encontramos acomodando todo lo que habíamos traído hasta el punto de que solo me quedaban guardar algunas cosas mías. Susan aprovechó que ella había terminado antes para salir a comprar algo para comer, mientras yo terminaba.

Una media hora más tarde alguien tocaba la puerta, yo descansaba medio recostada nuevamente en el sillón así que me levanté rápido para abrirle a quién creí sería mi tía. Pero al llegar descubrí que no lo era, ni bien abrí la puerta apenas si llegué a notar que quién tenía adelante era un hombre un tanto esquelético; pero apenas segundo después de esa pobre visión sentí que recibía un fuerte golpe en la cabeza, caí al suelo para luego encontrarme en medio de una inmensa y silenciosa oscuridad...

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Hola! Estoy nuevamente en la costa y sin internet, así que subo cuando puedo. En cómo una semana ya estoy de vuelta, mientras tanto las dejo con la intriga jajaja

De una manera u otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora