Ambos se quedaron totalmente quietos, como estatuas, y no fue hasta que miré fijamente el rostro de Susan que comprendí que ella no sabía qué hacer. Apenas fueron unos segundos los que ella se quedó quieta, pero para mí fueron suficientes; en seguida Susan reaccionó ante la aparición de Andrew y tomándome del brazo, como era normal, con mucha fuerza me obligó a levantarme. Seguidamente tironeó de mí dejándome de espaldas a tan solo unos centímetros de su torso, entonces sentí el frío metal pegado a mi sien.
-Muévete y ella terminará igual que Maddison -la expresión de Andrew se mostró realmente dolida por un momento, pero en seguida volvió a concentrarse en ésta situación. Por más que estaba teniendo curiosidad por saber quién era ésa persona a la que Susan acababa de nombrar, ahora tenía cosas más importantes por las que preocuparme.
- ¿Sin Sophie y Brent como espectadores? Eso no parece muy propio de ti -Andrew dio un paso acercándose, Susan en respuesta cargó el arma- ¿Ahora piensas cambiar tus planes?
-Si es necesario, sí, sabes que me gusta improvisar. ¿O acaso todos nuestros años juntos te han dejado tan poco como para no saber lo básico de mí? -Susan comenzó a acercarse, llevándome con ella, a la escalera- Además, todavía tengo una oportunidad; tú, en cambio, deberías ocuparte del chico, no creo que toda esa pérdida de sangre sea buena para él -Andrew no parecía dispuesto a dejar de apuntar a Susan, pero al final terminó bajando el arma y acercándose a Daniel. Aprovechando esto, Susan puso el arma pegada a mi espalda y, estando yo por delante, comenzamos a subir los escalones. No habíamos subido ni cinco escalones cuando Andrew volvió a hablar, ésta vez ayudando a Daniel a mantenerse de pie.
-Deja todo esto Susan, ya no puedes hacer nada. Fuera te espera la policía, tienen totalmente rodeado el faro, ni siquiera tú puedes encontrar una manera de escapar ahora.
- ¡Ya me cansaste con tus intentos de distraerme! -el arma en mi espalda se despegó tan solo lo suficiente para que Susan disparara hacia Andrew, fallando por muy poco. Yo sabía que no me iba a salvar, pero ellos no tenían que morir también por la locura de Susan...
- ¡Basta! Susan, tú solo me necesitas a mí muerta, como última voluntad te pido que los dejes ir -ella, a regañadientes y sorprendiéndome por el hecho de que me escuchara, dejó de apuntarles para regresar el arma a mi espalda- Andrew, por favor, sal de aquí y asegúrate de que Daniel sea atendido -pude percibir en su actitud que se iba a negar, así que antes de que hablara me le adelanté- Y te ruego que les digas a mis padres que, a pesar de haberlos visto solamente cuando era muy pequeña, los amo y quiero que les agradezcas por nunca haberse rendido. Necesito que salgas y hagas eso, porque yo no podré hacerlo.
Él pasó su mirada de Susan a mí varias veces, hasta que por fin detuvo su mirada sobre mí, mirándome fijo, para luego asentir lentamente con la cabeza. Miré a Daniel quien parecía estar medio inconsciente, buscaba apresuradamente con la mirada algo, hasta que me encontró.
-Lo haré, pero hubiera sido mejor si siquiera hubieras intentado decírselos tú misma -Ni bien terminó de hablar comenzó a caminar con pasos cortos y lentos, por causa de llevar prácticamente todo el peso de Daniel encima suyo, hacia la puerta. Susan no perdió más tiempo y comenzó a empujarme para que subiera.
Al principio creí que Susan me llevaría hasta la cima del faro, pero mucho antes de que eso pudiera pasar nos encontramos con la escalera rota, era imposible seguir subiendo. Justo a esa altura la pared estaba rota, dejando un gran agujero por el que podría pasar sin esfuerzo, incluso era un poco más grande que yo. Con apenas asomarme podía ver los varios metros que había hacia el suelo, y mirando apenas un poco más adelante me encontraba con el acantilado que daba al mar. Por lo menos moriría teniendo una vista hermosa y trágica a la vez.
Deje de prestarle atención al sonido del mar para comenzar a escuchar esas voces apenas lejanas, al mirar hacia abajo nuevamente me encontré con un gran grupo de personas desconocidas. Todos mirándome, o a Susan, cada uno de ellos prestando perfecta atención a cada pequeño movimiento. Y entonces sentí la voz de Susan pegada a mi oído, susurrándome.
- ¿Ves a Andrew? -Busqué con la mirada hasta que por fin lo encontré, entonces asentí con un leve movimiento de cabeza- Bien, mira a su lado, al hombre y a la mujer que se abrazan fuertemente...- antes de que lo dijera ya sabía quiénes eran, no porque los reconociera o recordara sus rostros, sino porque no habría otro motivo por el cual ella quisiera que mirara a esa pareja. Antes de que pudiera darme cuenta, me encontré llorando- esos son Sophie y Brent, tus padres. Diles adiós.
Antes de poder hacer algo, Susan me obligó a voltear dejándome de frente a ella y de espaldas a la caída de unos fácilmente cinco metros. Ahora el arma estaba apoyada sobre mi frente.
- ¿Algo que quieras decir antes de morir? -su tono de burla fue lo que logró que todo lo que estaba sintiendo se desbordara de pronto, ahora era yo quien llevaba una sonrisa burlona en el rostro y ella quien poseía la confusión.
-Sí, quería que supieras que no ibas a hacer todo esto sin llevarte nada a cambio -y de inmediato tomé el cuchillo que había estado cortándome la piel todo este rato, escondido en mi pantalón, y lo clavé en su pecho.
Ella abrió los ojos de par en par y retrocedió unos pasos, casi hasta caer por la escalera, pero frenando a tiempo; Susan miró eso que sobresalía de su carne y luego volvió a mirarme. Noté como sus piernas comenzaron a temblar, y como ella repentinamente luchaba por conseguir algo de aire. Sus ojos brillaban de miedo, pero aún así pareció recobrar algo de fuerza para levantar nuevamente el brazo con el cuál sostenía el arma...
Lo siguiente que supe fue que una nueva bala me había atravesado, y que el impacto me había hecho caer por el agujero de la pared. El golpe contra el suelo trajo oscuridad y silencio absoluto...
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De una manera u otra
Teen FictionEsta es la historia de Alexa, una chica a la que le ha tocado una vida difícil y por lo tanto cree que debe estar sola, para no herir a nadie. Pero con el tiempo descubrirá que uno no elige cuando enamorarse, y que el amor es para todos, que nadie e...