Cap. 24:

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Acabábamos de terminar de desayunar y ahora estaba sentada frente al ventanal de la habitación de Daniel esperando a que Susan llegara a buscarnos para ir al aeropuerto. Daniel nos acompañaría y se quedaría ahí hasta que me viera subir al avión, y todo eso lo quería hacer él, yo no se lo había pedido aunque quería que lo hiciera. Me resultaba todavía extraño que alguien fuera capaz de actuar de esa manera tan tierna, y aun no podía creer por completo que él sentía algo por mí.

Desde que lo había conocido todos los días comenzaron a ser mejores para mí, es increíble lo que una sola persona puede hacer. De repente escuche unos pasos y me voltee a mirar hacia la puerta, hablando del rey de Roma, él venía hacia mí y se sentaba a mi lado. Parecía serio, o preocupado, o quizás ambos.

                – ¿Por qué ese rostro tan serio?

                –No es nada…

                –Aunque no lo creas, estoy mejorando  con respecto a descubrir lo que dicen los rostros y actitudes de los demás. Y sé que te sucede algo.

                –Es que no es nada importante.

                –Entonces si no es nada importante no habrá problema en que me lo digas ¿no crees? –Luego de lo de ayer, quería saber todo sobre él.

                –Es sobre tu tía, sabes que todavía no entiendo cómo pudo cambiar de un día para el otro. No es normal, y casi nunca sucede.

                –Exacto, “casi nunca”. Hay personas que son capaces de cambiar cuando en serio lo quieren.

                –Si, pero…

El sonido de la bocina del auto de Susan interrumpió a Daniel. Me levante y baje las escaleras corriendo, tome algunas de mis cosas y salí, Daniel me seguía con el resto de mis cosas en sus manos. Mi tía bajo del auto y me abrazo, luego nos ayudo a guardar todo y subimos los tres al auto. El trayecto de la casa de Daniel al aeropuerto fue dentro de todo corto, cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos bajando las maletas de la parte trasera del auto.

Entramos y nos sentamos mientras esperábamos a que anunciaran nuestro vuelo. Estaba muy emocionada, esto de volar por primera vez me ponía muy ansiosa. Tuve que caminar por casi todo el aeropuerto, junto con Daniel que insistió en acompañarme, para calmar un poco mis ansias. Por de paso compramos algo más de comida, que por cierto era carísima allí, pero él quería que tuviera la “experiencia completa del primer vuelo”. Un nombre muy largo para bautizar esta experiencia, pero totalmente certero.

Volvimos junto a Susan riéndonos, mas no llegamos ni a sentarnos cuando anunciaron por altavoz que los pasajeros del vuelo que íbamos a abordar debían ir acercándose. Volvimos a tomar nuestras cosas y nos fuimos hasta el lugar que nos habían indicado, y lamentablemente este era el momento de despedirme de Daniel. Simplemente lo abrace con fuerza, sin querer separarme de su lado, y él me correspondió.

                –Recuerda llamarme y tener cuidado con tu tía –me susurro al oído– Me gustaría que volvieras en una pieza y todavía entusiasmada con la idea de intentar algo.

                –Sinceramente creo que ese entusiasmo va a durar mucho tiempo. Gracias por todo –le bese en la mejilla– nos volveremos a ver al comienzo de clases.

Luego de que revisaran nuestros bolsos y que hicieran todo ese trámite largo y aburrido, subimos al avión. Recién ahí Susan decidió decirme a que lugares viajaríamos, Paris, Inglaterra y por ultimo Grecia…

De una manera u otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora