✨UN GRAN FASTIDIO✨
DAREK
Ladeo la cabeza para observar de mejor manera al hombre que se encarga de trabajar con el vidrio que saca del horno de piedra. Introduce un extremo del tubo metálico para conseguir darle forma y, cuando está a la temperatura óptima, sopla a través del tubo para moldear al vidrio fundido.
Su negocio muestra varios recipientes de cristal hechos de distintas formas. Hay ovalados, esféricos e incluso rectangulares. No los toco por la desconfianza que tengo de quebrarlos, ya que no soy bueno para medir mi fuerza.
Dejo de observarlo y avanzo en silencio por las calles adoquinadas que están repletas de campesinos de oficio humilde, no hay rastros de ningún Dorado o Plateado por aquí; ellos se encuentran en la ciudadela. En los pueblos abundan los Azules, Verdes, Violetas y Rosas, incluso Amarillos, y es raro que los Naranjas anden por aquí.
Las casas están construidas con yeso y los techos están conformados por tejas de barro. La pintura de las fachadas está deteriorada y el interior de las ventanas parece ser polvoso, con cortinas de color deslavado a causa de la luz del sol. Sin duda, es fácil adivinar a qué nivel pertenecen los que viven aquí.
Los negocios están a cada extremo de la calle, lo que permite que la calle sea transitada por varias personas que ya están acostumbradas al bullicio del día. Varias mujeres cargan sobre sus hombros cestas con sábanas o ropa recién lavada, algunos cargan con baldes de agua sobre sus hombros y otros con las bolsas de la despensa que han comprado.
Pese a que el sol está en su punto más alto, dando paso al mediodía, y el calor baña a quienes se atreven a caminar por las avenidas, yo no me quito ni la capucha de la capa ni al balaclava que se encarga de ocultar a la mitad de mi rostro. Es bueno que mi físico permanezca irreconocible.
Observo a quienes laboran al exterior para que su mercancía sea notada; los alfareros que moldean la arcilla, los herreros que se encargan de fabricar cuchillos, los costureros con sus jóvenes aprendices y los panaderos que sacan del horno a las hogazas del pan que prepararon desde la mañana.
Es un mundo dentro de otro mundo que a mí me encanta observar.
No me dirijo a nadie ni pregunto el precio de ningún objeto, lo único que compro son pequeños panqués de vainilla y eso porque olor ya me ha hecho agua la boca. Aun así, soy silencioso y evito pronunciar palabra mientras pago por el pan.
Como discreción, todavía absorto con los distintos locales de mi alrededor y es agradable que las cosas marchen tan bien. La capital, Eridani, es bastante animada y sé que es bueno para el comercio interior del imperio. Incluso se llegan a ofertar productos que vienen desde otras partes del Este de Géminorum.
Me impresiona cada una de las habilidades de estas personas.
Veo a las madres enseñándoles a sus hijas a usar los telares de madera, permanecen enfocadas en los hilos que acaban transformándose en mantas y alfombras que alguien más comprará.
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Sidereal
Fantasy«Del tiempo surgió el caos del universo, y las estrellas, con sus secretos, se encargaron de escribir al destino.»