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✨EN MENTE Y CORAZÓN✨

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✨EN MENTE Y CORAZÓN✨

AIDEN

Hago una mueca al ver los pétalos, violáceos y cerúleos, que ya se han marchitado. A comparación de la vez anterior son menos, pero me preocupa de cualquier manera. Mantener vivas a las malaikas no es una tarea fácil y es peor cuando uno trata de sembrarlas: Hasta la semilla puede llegar a pudrirse.

¿Será que debo agregar más composta a la tierra? O tal vez las riego con demasiada frecuencia. Dudo que sea la temperatura, pues el invernadero tiene un clima templado y los rayos del sol no secan a ninguna planta gracias al material con el que se fabricó el techo de cristal.

Miro de nuevo al pequeño cuaderno que mi madre siempre mantuvo consigo cuando venía aquí. Hay diferentes anotaciones con explicaciones más largas que otras, lo cual a veces consigue confundirme, pero es mejor leer las páginas a regresar a la enorme biblioteca para buscar a las enciclopedias de jardinería que ella leyó.

A las malaikas se les considera un mito fantasioso, cuentan que son las flores que yacen en el regazo del dios Noenar y son sembradas cada que el brillo de las constelaciones consigue ser derramado de sus ojos. Llegaron al mundo terrenal debido a que uno de sus pétalos se volvió una estrella fugaz que cayó en las rocas de un manantial.

Podrían ser una flor exótica que sea parte de un ramo digno de los templos de los dioses, pero sus propiedades son hasta capaces de provocar una guerra por el poder. Los cuentos dicen que la malaika sana a todas las heridas que no sean mortales, ralentiza enfermedades y revierte al envejecimiento, y pese a que muchos la consideran una fantasía infantil, es la realidad.

Es entendible por qué mi madre quiso que permanecieran ocultas y no dejó que nadie accediera a su jardín botánico, donde las sembró con el resto de sus flores extravagantes. No sé de donde obtuvo a la semilla para lograr sembrarlas y creo que jamás lo averiguaré, así que me resigno a cuidar de ellas para usarlas con fines personales y comerciales.

No soy un ávaro, aunque tampoco un tacaño que no sabe aprovechar oportunidades.

Descubrí que, si se someten al proceso de maceración, puedo obtener una pomada que se puede añadir sin problemas a los cosméticos. Yo vendo el producto a un precio relativamente accesible a las empresas o a los fabricantes que tienen un negocio pequeño, y ellos hacen su trabajo al crear maquillaje capaz de rejuvenecer a la piel con cada uso.

Una de las mejores estrategias que he implementado, porque durante los últimos años todo Aeonian sabe que no hay mejor cosmético que el que se fabrica en el Sur de Géminorum. Y se piensa que es gracias a un aceite, ya que nadie cree que las malaikas realmente existan.

En cuanto termino de arrancar a los pétalos marchitos, entorno la mirada en dirección a las malaikas y me cruzo de brazos. En el cuaderno de mi madre menciona que el cambio de temporada puede volverse un problema y que lo mejor es aislarlas hasta que el clima del equinoccio llegue a su fin, luego añade que agregar abono servirá como un buen apoyo para evitar que la raíz se pudra.

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