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✨¿Y QUÉ ES UN MÚSICO SIN SUS MELODÍAS✨
OCTUBRE
Me encontraría verdaderamente agradecida si el chico de mis sueños jamás hubiese existido, en lugar de que fuese un Escarlata.
Pasé la mayor parte de mi vida rodeada de hombres mentirosos y que buscaban obtener algo a cambio al ofrecer lo mínimo. No puede ser que los dioses me odien tanto como para que ahora me dejen con el epítome del egoísmo y la arrogancia.
Estoy acostumbrada a que pocos sean honestos conmigo, empezando por Brant; quien alguna vez juró que me protegería de cualquier mal y fue el primero en hacerme desear la muerte.
Sin embargo, la conversación de ayer fue suficiente para que deseara reírme en la cara del emperador. No lo hice porque quise evitar ser ejecutada en público.
Me dice que estuvo esperando por mí y llega hasta casi la medianoche. ¿Qué clase de halago es ese? Me enfada pensar que Kyros creyó que con eso sería suficiente para que yo suspirara enamorada por él. Que actuara con aquel interés fue una burla hacia mí, fingió encontrarse gustoso de mi llegada cuando todo el día estuve como estúpida vagando por ahí.
Desde el inicio supe que no sería bienvenida en el Norte, pero mis expectativas no iban más allá de un hombre grosero y violento. Jamás imaginé que me encontraría con el estereotipo de un patán que juega con cada mujer que le resulta atractiva. No soy ninguna fácil y me molesta que intenten comprarme con palabras dulces.
Si supiera todas las fiestas a las que asistí y estuve rodeada de varones como él, quienes apenas tenían un segundo de conocerme y ya estaban besándome hasta el antebrazo.
Me retracto.
Creo que es mejor un patán a un violento.
No lo conozco de nada, más que de nombre, por eso es que mi cuerpo se volvió tan rígido como una piedra en cuanto Kyros tiró de mi muñeca. Pensé, durante un breve instante, que me soltaría una bofetada por haber sido tan indiferente con él, al fin y al cabo, es un Escarlata. Sin embargo, noté a su preocupación luego de haberme agarrado de una manera tan brusca.
Me soltó. No tuve que pedírselo, mucho menos suplicarle que no me hiciera daño.
Eso podría hacerlo una mejor persona que Brant, pero está al mismo nivel que mi hermano porque estoy segurísima de que, mientras yo me paseaba por los establos de los caballos, Kyros andaba de prostíbulo en prostíbulo haciendo quién sabe cuanta porquería con múltiples mujeres.
Si de verdad hubiese querido verme, como él alegó, me habría recibido desde la mañana.
No soy ninguna tonta. Nunca lo he sido. Si me sometí a Brant fue porque no había escapatoria de él, pero ahora me encuentro en el Norte y si quiero podré escapar más allá del bosque y de las inmensas montañas alumbradas por el sol.
