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✨FRAGANCIA INOLVIDABLE✨
AIDEN
A los doce años, Abraxas me hizo reconocer que soy el fuego capaz de reducir al mundo a cenizas.
Al cumplir cierta edad, el entrenamiento militar se vuelve obligatorio para los Escarlata. Se vuelve un deber necesario para fortalecer al heredero del imperio, demostrar que no hay nadie más capaz que el príncipe y que nadie podrá contra él una vez que se vuelva emperador. Se debe explotar el potencial físico y el del signum, de la mente y el cuerpo.
Abraxas nos inculcó a los siete herederos que un prodigium no se rinde hasta obtener lo que desea...y un prodigium siempre consigue todo lo que anhele. Siempre.
El maestre me enseñó a que era mejor que mi fuego consumiera a los demás en lugar de que se volviera humo y cenizas.
Él fue parte de mi motivación para ser una persona totalmente diferente.
Cuando regresé de la milicia, mi cuerpo había sido moldeado al igual que el de un soldado de clase Alfa. En esos diez años que pasé encerrado en una de las bases militares, me deleité con el sabor de la adrenalina, así como con el orgullo del saber manipular mi poder a mi antojo.
Como no quería olvidarme de tales experiencias, fue Kaín quien me sugirió que fuese parte de actividades poco...poco legales.
No lo pensé dos veces. Eso fue antes de saber que él se refería a las peleas clandestinas, que se realizan en bares de mala muerte para dar un espectáculo que ofrece mucho dinero y que atrae a muchas personas de distintos niveles.
Aún recuerdo mi primera pelea, esa vez que me rompieron el antebrazo y estuve mirando al techo durante una hora en lo que trataba de asimilar lo que había sucedido.
Pensé en dejarlo luego de varias derrotas; no obstante, mi perspectiva dio un giro de trescientos sesenta grados el día en que mamá murió luego de meses de agonizar por culpa de la demencia.
Aquella noche fue la primera vez en que no tuve miedo de defenderme.
...Ni tuve miedo de manchar mi rostro ni mis nudillos de sangre ajena.
El panorama cambió después de esa primera victoria y de pronto me hallé rodeado de la admiración de los demás. Cada que aparecía las apuestas se triplicaban a mi favor puesto que nadie peleaba como si en verdad llevara a una bestia dentro de su cuerpo.
Letal e implacable como sólo un prodigium puede serlo. Un calory de sangre pura.
Soy fuego con el que nadie se atrevería a jugar.
Y, hablando de mi poder, es toda una experiencia que en las peleas me permitan usar a mi signum. Aunque me daría igual si tampoco me concedieran usarlo porque de una u otra forma, siempre termino ganando. Siempre termino siendo aquel que descansa sobre la cima, después de todo, soy un prodigium y soy un Escarlata.
