✨MEDICINA PARA ANHELAR✨
DAREK
Arribo a mi oficina tras cambiarme de ropas y suspiro decepcionado al ver el montón de documentos que están en mi escritorio. Si no me veo rodeado de una exhaustiva rutina de ejercicio, entonces es de esos malditos informes que detallan todo con excesiva precisión.
Estoy hastiado de tanto trabajo.
—Ya tendrá su tiempo para relajarse, majestad —saluda Enrico al verme tan frustrado. Ha llegado con una taza de té para mí.
—Podría descansar un rato —sugiero e ignoro a la bebida caliente enfrente de mí.
—¿Piensa ir a tejer? Vi que no terminó con la última manta.
Su manera de hablar es suficiente para avergonzarme. Siento las mejillas calientes y tengo una mueca de insatisfacción en los labios.
—Me ayuda con el manejo de la espada, así tengo más movilidad en las muñecas —digo en mi defensa.
Mi tío sonríe con amabilidad.
—Pese a que me gustaría verlo reposar, sobre todo después del incidente de la mañana, me temo que debo hablarle sobre un suceso ocurrido en Ettelhal.
—¿Ettelhal? ¿Por qué me interesarían sus asuntos? —respondo con una sonrisa a medias.
Enrico carraspea.
—Porque usted aceptó al Catálogo de Selección, majestad, y pronto deberá velar por ellos.
Resoplo aburrido, pero no me niego a escucharlo.
—¿Qué fue lo que ocurrió?
Mi consejero inhala profundamente antes de comenzar a hablar sobre uno de los últimos saqueos ocurridos en el continente. Parece que esta vez fue un ataque de la república de Branwell.
La mueca de mi rostro se ensancha en el instante en que Enrico pasa a mis manos los últimos informes de una revuelta que ocurrió en Ettelhal hace una semana atrás.
—¿Así que intentaron matarse entre ellos o de nuevo los invadieron? —pregunto a mi consejero.
—Se alega que es un mercenario, lo cual es preocupante, porque eso significa que Araich y Branwell pueden tener a más soldados a su disposición.
Me sobo el rostro para aliviar al estrés.
—Pocos en Ettelhal poseen un signum y si lo hacen, son talentos débiles que nunca florecerán. Allá no existe ningún prodigium, sólo son humanos que no tienen idea de cómo sobrevivir —arguyo con notable enfado.
—La baja fue de ciento diez oficiales de Vinterwills y cuarenta civiles heridos de gravedad —enumera mi consejero, pasando página tras página de otro informe.
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Sidereal
Fantasia«Del tiempo surgió el caos del universo, y las estrellas, con sus secretos, se encargaron de escribir al destino.»