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✨VAINILLA Y FRESA✨

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✨VAINILLA Y FRESA✨

HALLEY

En cuanto Aderyn vino a despertarme, me contó que se encargaría de prepararme para que estuviera lista a la hora de conocer al emperador de Lybrae y ella de verdad no perdió el tiempo.

Cuando terminé de desayunar aquella infusión dulce de hierbas y la ensalada de durazno y kiwi, trajo a otras Violetas, quienes se encargaron de preparar el agua caliente para un baño y una de ellas le mostró a Aderyun una bandeja con rosas encapsuladas en jabón. Mi doncella asintió y luego esperó paciente a que yo me decidiera a entrar a la tina tras aceptar quitarme el camisón.

—El emperador suele ser...bastante quisquilloso con los aromas, pues su nariz cuenta con un excelente olfato —me explica Aderyn mientras me muestra uno de esos extravagantes jabones—, mandó a hacer un detergente especial para limpiar a los suelos y a los muebles del palacio, y la verdad es que es una maravilla, está hecho a base de pétalos de claveles. Y estos son parecidos a los jabones que él usa, excepto que los de usted son de rosas rojas y los de su majestad, de abelias.

Aderyn pasa por mis extremidades al jabón y deja que las demás me tallen el cuerpo en cuanto las rosas escapan de la glicerina para deshacerse contra mi piel. Ante la fricción, se forma una perfumada espuma que envuelve a cada centímetro de mi desnudez.

Es vergonzoso el tener que levantarme para que me tallen las piernas y la espalda, aunque la espuma llega a cubrir a las partes esenciales. Me enjabonan hasta que se aseguran de que el olor de Ettelhal desaparece y luego continúan con mi cuero cabelludo.

Aderyn me dice que no sólo usarán champú, sino también acondicionador. Hidratan a cada mechón a través del burbujeo que cubre a mi corto cabello y lo suavizan para que resulte sencillo deshacerse de las puntas maltratadas.

Es mi doncella quien se encarga de cortarlo, dándole un estilo elegante para que así luzca femenina a pesar de traerlo tan corto.

Pienso que la exótica experiencia ha terminado una vez que me cubren con una toalla, pero pasan a sentarme a un banquito rectangular donde dos Violetas llevan consigo a un cesto que contiene varios frascos de diferentes tamaños.

Vuelven a fregarme la piel hasta casi dejarla rojiza, aunque esta vez no utilizan agua ni hay espuma.

—Es para que la piel pierda su dureza —interviene Aderyn al ver mi desconcierto—, también tienen aroma a rosas, por si se lo preguntaba.

Me siento como la masa que yo misma moldeaba a la hora de hacer galletas.

Luego, se encargan de cortarme las uñas de los pies y de las manos. No conformes con ello, me pintan con un barniz de un tono rosado pastel y veo que las demás se encargan de elegir hasta mis joyas mientras me trasladan fuera del cuarto de baño.

SiderealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora