—Holden. —Empiezo a llamarlo suavemente pero con pánico goteando de cada letra. —Holden, despierta, me tengo que ir.
—Cinco minutos más, nena. Vuelve a la cama. —Me empuja adormilado de vuelta a la cama y tengo que reconocer que esa voz ronca y somnolienta es bastante sexy.
—Holden, tu madre está en la cocina, se dará cuenta de que estoy aquí. —Susurro de nuevo con pánico. Entonces un segundo después sus ojos se abren de golpe y se levanta de la cama dandose un trastazo contra la mesa de noche.
—No te levantes tan rápido, puedes morir por insuficiencia de circulación cerebral. —Le digo un poco más divertida mientras lo ayudo a incorporarse.
—Mi madre está abajo, tienes que irte por la ventana. —Habla rápidamente y se lanza sobre la cama abriendo la ventana de golpe.
—Me estás jodiendo, ¿Verdad? —Lo miro cruzándome de brazos. —No voy a saltar treinta metros al suelo. Tendrás que pensar en algo mejor.
Después de un par de ideas estúpidas que incluyen fingir demencia y un meteorito llegamos a la conclusión de que es mejor que él la distraiga mientras salgo por la puerta.
—Entonces tú vas con ella y yo me quedo detrás de la escalera, en el pasillo mientras tu haces que se dé la vuelta para que pueda salir corriendo.
—Ten. Ponte esto. —Ordena y me tira la pantaloneta que me rehuse a ponerme la noche anterior. Supongo que esto es mejor a salir corriendo en panties.
Después de ponermela a regañadientes bajamos las escaleras y Holden me indica que guarde silencio mientras entra a la cocina fingiendo somnolencia, es un pésimo actor.
—Buenos días Ma'. —Saluda y bosteza sonoramente. Dios, que imbécil puede creerse eso.
—Buen día, cariño. —Saluda su madre y oigo que le da un besito. —¿Tuviste una buena noche? —Pregunta y me preparo a echar una mirada para saber si es seguro atravesar el umbral de la cocina en dirección a la puerta, pero veo a Holden de espaldas a mí sobre el mesón, lo que quiere decir que ella estará frente a él así que vuelvo a mi posición inicial.
Es la primera vez que oigo su voz, es tan maternal y cálida. Me recuerda a Aura en sus días buenos.
—Si. Fue la mejor noche que he tenido en mucho tiempo. —sé que sus palabras están dirigidas a mí, me hace sonrojar.
—Se nota. Te ves fresco como lechuga. —Dice su madre, y hace una pausa tan larga que me da miedo. —¿Tienes hambre?
—Demasiada. —exagera sus gestos de nuevo y quiero darle un zape cuando lo tenga cerca de nuevo.
—¿Y tu amiga? —Su pregunta me hiela la sangre. —¿Erin, querida, quieres acompañarnos para el desayuno?
La sangre se me cae a los pies y quiero salir corriendo a esconderme debajo de un tren en movimiento.
—Anda, sal de ahí. —Me insta maternalmente y mis pies intimidados empiezan a guiarme a la cocina frente a ella, mi cerebro ha dejado de responder.
—¿Cómo? —Holden pregunta tan pálido como un papel. —¿Cómo te diste cuenta? —Yo tampoco puedo creerlo.
Su madre mira sobre mi hombro y me veo obligada a voltear. Mi ropa está colgada en el tendedero a mis espaldas, junto a la lavadora.
Mierda.
—Señora Annah. —Empiezo a tartamudear. —Lo lamen-to... lo lamento... yo. —Ella me interrumpe restándole importancia al asunto.
—Erin, cariño, estoy contenta de conocerte al fin, Holden me habla mucho de ti y tiene razón, eres una chica muy linda. —Me da un pequeño abrazo y vuelve a remover los huevos en la sartén para que no se peguen.
—Gr-gracias, señora. Es un placer. —Logro decir al fin, incapaz de mirarla a los ojos.
—Por favor, acompañanos, hay suficiente para todos. —Se refiere al desayuno pero después de esta escena de tragicomedia, mi estómago se rehúsa a recibirme cualquier cosa.
—No señora, me da un poco de vergüenza, sobretodo después de... conocerla en estas condiciones.
—Entonces no querrás saber cómo conocí a mis suegros, los abuelos de Holden. —Rie con el recuerdo tratando fallidamente de hacerme sentir más cómoda. —Aunque preferiría que Holden me avisara la próxima vez, para preparar algo especial.
—Claro, mamá. —Dice llegando a mi rescate. —Pero creo que ahora Erin tiene que irse.
Llega hacia mí y me empieza a guiar a la salida, seguramente sabe que mis pies no están respondiendo mis órdenes cerebrales.
—¡Tan pronto! —Exclama decepcionada. —Un placer cariño. —Dice ofreciéndome una sonrisa maternal antes de perderla de vista mientras salgo por la puerta. —¡Aguarda, no olvides tu ropa! —Nos grita y Holden se devuelve corriendo a por ella antes de volver a mi en el camino de la entrada.
Esto no puede ser más vergonzoso.
Caminamos en silencio hasta mi casa a paso ligero, solamente soltamos la respiración cuando subimos las escaleras del porche,
—Eso fue...—Empieza a hablar.
—¿Nefasto? ¿Vergonzoso? ¿Humillante? —Pregunto mientras le rapo la ropa estrujada que trae en la mano.
—Fue mucho mejor de lo que había imaginado. —Logra decir al cabo de unos momentos.
—No te atrevas a decir una palabra más, solo quiero esconderme debajo de las vías del tren, para que me aplaste cuando vaya pasando. —Rebusco las llaves en el bolsillo del pantalón y abro la puerta.
—Di lo que quieras pero fue la noche más maravillosa de la vida.
Le doy una mirada asesina mientras entro por la puerta, sana y salva de nuevo en casa.
—Callate. Te veo en la escuela. —Cierro la puerta en sus narices y me recargo en la puerta.
—Te quiero. —Oigo que dice al otro lado y escucho sus pasos alejándose hacia su casa de nuevo.
Quisiera llevarle la contra, pero tiene razón, ha sido una de las mejores noches de mi vida.
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Caída Libre. [TERMINADA]
Teen FictionLos maestros suelen decir que existen diferentes tipos de inteligencia: Hay inteligencia musical, artística, académica, intra e interpersonal, etcétera. Y Erin es una chica bastante inteligente, pero no entra en ninguna de esas categorías. La inteli...