11 (3/7) Bunk-ingham

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No se en donde estamos exactamente, solo sé que nos dirigimos hacia sur de la ciudad, hacia el sureste para ser más exactos porque hemos caminado en diagonal por la avenida A4 que toma esa dirección, caminamos siguiendo esa ruta por alrededor de diez minutos y me siento cada vez un poco más confiada por la cercanía de Holden, tanto que fingiendo algo de debilidad por la llenura del pastel de carne, combinados con el frío de los últimos días de noviembre me animo a tomarlo del brazo llevándolo de gancho por toda la ciudad, no podría estar más feliz, y a juzgar por su cara, creo que él tampoco se cambia por nadie.

—¿A dónde me llevas ahora? —Pregunto cuando nos desviamos de la A4 para entrar por unas enormes portezuelas doradas al Green Park. Una vez dentro me fijo en la cantidad de abedules y robles que empiezan a cernirse sobre nosotros de manera casi cruel e intimidante, y sumado al hecho de que no veo ni un alma caminando cerca de nosotros empiezo a sentir que no deberíamos estar aquí.

—Este es un pequeño atajo, no te preocupes. —Musita y agarra mi brazo con mayor fuerza para confortarme un poco, brindándome un corrientazo de calidez que se extiende por todo mi cuerpo.

—Siento que de cualquier árbol saldrá Jack el Destripador y nos hará jirones. —Holden resopla con escepticismo y niega con la cabeza.

—Yo mismo hablé con él para que nos dejara en paz hoy, Erin. Tranquila. —Me da una palmadita en el dorso de la mano que tengo enganchada cada vez con más fuerza a su brazo y me doy cuenta que debo estar cortándole la circulación así que lo suelto un poco.

—¿A poco no te parece lindo el paisaje? —Pregunta y me fuerzo a mi misma a mirar a mi alrededor. Tiene razón, así que asiento. —Cierra los ojos por un momento y escucha; —Me fuerzo a detener nuestro camino y a obedecerlo. Me suelto de su brazo solo para darme la vuelta y quedar frente a él. Pocos segundos después puedo sentir sus manos entrelazándose con las mías y acto seguido continúa con su relato: —Los pájaros cantando, nuestros pasos sobre la grava húmeda, las hojas moviéndose con el viento. Es un lugar pacifico, estás a salvo, yo te cuido. Jamás dejaría que algo malo te pasara. —Me dice y aún sin abrir los ojos puedo sentir como su mano derecha abandona la mía para acomodar un mechón de cabello detrás de mis orejas.

No sé qué tan cerca de mí este, y me da un poco de miedo averiguarlo así que mantengo los ojos cerrados escuchando ahora mi respiración y la suya, tan sincronizadas, tan nerviosas y expectantes. De repente su aliento cálido me golpea las mejillas y sé que está más cerca de lo que imaginé. Trago saliva.

Es entonces cuando una tropa de la guardia real de la reina, nos rebasa cabalgando a toda velocidad en dirección al otro lado del parque haciéndonos brincar y separarnos del susto.

—¡Eh! —Grita el último de los lacayos tratando de igualarle el paso a los demás. —¡Muevanse de ahí mocosos! ¡Están estorbando el paso! —Su enorme y endomoniado caballo negro nos pasa a toda velocidad sacando pequeños trozos de grava con sus herraduras.

—Demonios. —Susurro y niego con la cabeza al tiempo que volvemos a retomar el paso.

—Demonios. —Susurra Holden de vuelta y chasquea la lengua al tiempo que puedo verlo suspirar y relamer sus labios con frustración.

Me siento un poco culpable por no haberlo besado cuando tuve la oportunidad así que permanezco un poco apartada de él por unos pocos segundos pero cuando lo nota toma mi mano con seguridad y entrelaza nuestros dedos juntos.

—Así está mejor. —Me da entonces una enorme sonrisa y terminamos nuestro camino hacia la tercera parada.

El imponente palacio de Buckingham se alza sobre nosotros y el enrejado impenetrable nos rebasa las cabezas reafirmando lo intocables que son los Windsor. Siempre había querido ver este lugar, comprobar con mis propios ojos si todo esto era real o era solo parte de una leyenda urbana. Nunca había visto algo tan inmenso hasta ahora, claro, la biblioteca central de Cali era enorme pero distaba siquiera de llegarle a los talones a esta obra de arte y opulencia moderna de color hueso y grabados es marmol. Podía ver que tenía tres pisos, al menos la parte del frente y que todo estaba minuciosamente cubierto por cortinas pesadas y vidrios ligeramente polarizados, además todo lleno de cámaras y guardias de seguridad.

—Wao. —Exclamo y corro hacia el enrejado poniendo mi cabeza entre los barrotes tratando de lograr ver algo por alguna de las ventanas. —Es como un búnker.

—Ya lo sé, es increíble. —Dice Holden absorto por la vista al igual que yo. —Aunque sea el bunker con más agujeros que se haya visto jamás.

—¿A qué te refieres? —Pregunto y me aparto de los barrotes para mirarlo.

—Ven conmigo, te quiero enseñar algo. —Me ofrece su mano y con algo de cautela lo sigo. Rodeamos el palacio por el ala este hacia la parte de atrás del castillo y encontramos una pequeña reja que da hacia el área de descarga de víveres y mercancías.

Caída Libre. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora