Siento que se tarda eternidades hasta que vuelve con su rostro un poco más relajado, té y algo de galletas.
—Por favor no te desquites con los osos esta vez. —Me dice y pone la charola sobre la cama.
Tengo la cabeza tan revuelta aún por lo que acaba de pasar que sin pensarlo demasiado me llevo una galleta a la boca y la trago casi sin masticar.
—Juguemos tres preguntas. —Dice y le da un sorbo a su tasa mientras me siento frente a él con la charola entre los dos.
No me gusta esta idea.
—Bien. —Me escucho a mi misma responder incapaz de llevarme la contraria.
Mierda.
—¿Por qué te molestaste? —Pregunta y me quiero lanzar por la ventana.
—No me veo en ese futuro que planteas, suena hermoso, como un cuento de hadas, pero no puedo verme ahí. —Respondo despues de pensarlo un rato, omitiendo deliberadamente la parte donde le digo que no quiero que se vaya porque una voz en mi cabeza dice que ese será el fin de nuestra historia.
—¿Qué sentiste cuando... —Se pausa y señala mi en exceso delgado muslo que está desnudo frente a él. —Te besé ahí?
—¿En serio tengo que responder?
—Son las reglas.
—No lo sé, no sé como describirlo, nunca nadie... —Me freno incapaz de admitir que nunca he estado con nadie de esa manera, aunque pienso que es bastante obvio.
—¿Con nadie, nunca? —Pregunta y siento la curiosidad mezclada con la incredulidad a través de sus palabras.
—Es bastante obvio, ¿No lo crees? Digo, ¿Quién quiere estar con alguien que se vea como un prisionero de los campos de concentración de Auschwitz?
—Eso no es verdad. —Afirma de inmediato y estira su brazo para poner la taza de té junto con la charola de manera que nada nos separa ahora. —Eres la mujer más hermosa que he visto y yo... estoy...—Suspira sonoramente. —quisiera verte, quisiera que te vieras como en realidad eres.
—Nunca he querido que nadie me vea realmente, me gusta siempre mostrar lo que yo quiero que vean, siempre bien puesta, siempre en control... Y creo que tu estás echando todo abajo.
—No es mi intención. —Se excusa pero sigo hablando rápidamente, aún no he terminado.
—En mi no veo más que defectos, demasiadas pecas, ojeras, piel y grasa. —Instintivamente me cubro con ambas manos sintiéndome vulnerable. —Odio mi vientre, mi ombligo, mis piernas demasiado cortas y redondas. —Holden estira sus manos hacia mi intentando tocarme pero me alejo casi de un salto. —Como podrás notarlo, viendo solamente defectos en mí, es un poco difícil imaginar mostrarme a alguien más para que también pueda juzgarme, suficiente tengo con tener que verme al espejo todos los días.
—Cuando dices que estoy echando todo abajo, ¿A qué te refieres? —Pregunta curioso.
—Me revuelves la cabeza, Holden. Quiero besarte y lanzarme sobre ti como una adolecente, pero tengo miedo de que salgas corriendo, que te arrepientas y decidas buscar alguien con más carne y más estabilidad emocional. —Dios, ahora me siento más desnuda que si me hubiera quitado la ropa de manera literal.
—No voy a decir que es fácil, de hecho a veces me invade el miedo. —Se pausa e intenta acercarse a mí, tal vez para suavizar el golpe que sigue, pero lo siguiente que sale de su boca me toma por sorpresa. —Tengo miedo de perderte, de que no pueda disfrutar junto a tí lo suficiente, de no tener tiempo suficiente para demostrarte lo equivocada que estás respecto a ti. —Intenta acercarse de nuevo y esta vez no se lo impido, sus manos se deslizan por mis muslos gentilmente. Su tacto es cálido y reconfortante, así que cierro los ojos disfrutando de su tacto, tratando de apartar el miedo. —Yo no voy a ir a ningún lado, por favor confía en mí, jamás te lastimaría.
Detiene sus manos justo antes de adentrarse en el suéter, jugando con el dobladillo como si estuviera pidiendo permiso. Yo no puedo hablar; mi capacidad de formar palabras coherentes se ha escondido justo detrás de mi sentido común y no pienso salir hasta nuevo aviso. Así que después de un par de segundos empieza a retirar sus manos, tomando mi silencio como una negativa. Así que me apresuro a tomar sus manos guiándolas hacia arriba al cierre de la cremallera bajo mi esternón y las suelto allí, dándoles permiso para que hagan lo que quieran.
—¿Estás segura de esto? —Pregunta a penas en un susurro.
—Solo no me hagas arrepentirme de esto. —Suspiro de vuelta apretando la mandíbula y él empieza a bajar el cierre de manera lenta, casi mortal.
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Caída Libre. [TERMINADA]
Teen FictionLos maestros suelen decir que existen diferentes tipos de inteligencia: Hay inteligencia musical, artística, académica, intra e interpersonal, etcétera. Y Erin es una chica bastante inteligente, pero no entra en ninguna de esas categorías. La inteli...