10 (2/5) No. Así no

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-¿Qué haces aquí? -Escupo de repente, tajante, seca. La verdad es que para haber pensado en él desde la noche anterior no sueno nada cortés.

Holden no dice nada, solo me mira con esos ojos gigantes por lo que parece una eternidad.

-Este amable jovencito -Empieza a hablar mi padre, mientras limpia un plato con un trapo de cocina -Ha venido muy preocupado preguntando por ti, esta mañana. Dice que ayer te fuiste de la feria escolar sin más, que ha intentado llamarte y escribirte toda la noche, pero que va directo a buzón.

-Lo siento, no he cargado el móvil, debe haberse quedado sin batería. -Me excuso.

-Eso imaginé. -Dice papá observándonos cautelosamente y dándose cuenta del ambiente tenso que hay entre los dos. -Bueno, tal vez ustedes tengan mucho de qué hablar, así que; Holden -Dice y se gira en su dirección. -Puedes seguir a la habitación de Erin, pero, -Entonces levanta su mano izquierda y lo señala con el índice. -Mantengan la puerta abierta para que pueda mantener un ojo sobre ustedes.

-Puedes estar tranquilo papá, -Escupo de repente, -Una excesiva actividad cardiovascular en este estado podría matarme. -Logro bromear sobre mi anorexia y de alguna extraña manera logro hacer reir a papá, quitandole un par de años de encima mientras que Holden parece bastante más incómodo que hace cinco segundos.

-Ven. -Lo tomo de la mano y lo llevo escaleras arriba, tratando de ignorar lo cálido y cómodo que se siente su tacto.

-Lo hiciste a propósito. -Escupe y suelta mi agarre. Está muy molesto. -¿Acaso tienes alguna idea de la angustia que tuve ayer? -Se pausa y sacude rápidamente la cabeza. -Tuvimos. -Se corrige. -Leo, maggie y yo, te estuvimos llamando, mensajeando y tú solamente decidiste ignorarnos a todos.

-Lo siento, déjame explicarte. -Intento tocarlo, pero me detengo a mitad de camino y vuelvo a mi posición inicial. -Anoche me quedé dormida en algún punto de la noche y no... El móvil murió, yo no... -Suspiro, incapaz de formular palabras -Lo siento. Ayer todo se salió de control.

-¿Ayer todo se salió de control? Por Dios, Erin, es una excusa ridícula. Lo único que se salió de control fue tu capacidad de lidiar con las mierdas que le pasan a la gente normal. -Jamás había sido tan duro conmigo.

-Holden, detente. -Mi voz es apenas un hilo. Ya ni siquiera puedo mirarlo a los ojos.

-No puedes solo desaparecer Erin, no puedes pretender solo esconderte o irte como si no dejaras nada atrás, como si no hubiera nadie aquí esperando por ti, como si yo, como si... Olvidalo.

-Mi intención no era llegar a este lugar a hacer amigos, no quería que esto fuera peor. Creí que al venir aquí todo sería mejor, pero solo estoy empeorando las cosas.

-Viniste aquí a morir, ¿No es verdad, Erin? -Ahora su voz parece la de un niño asustado.

No soy incapaz de afirmar o de negar nada, solo lo observo y lo siguiente que sale de mi boca es:

-Creo que es mejor que te vayas, Holden. -Paso junto a él y me paro junto a mi puerta abierta.

-Si te quieres morir sin haber vivido es tu problema, pero no me vas a prohibir pasar el poco tiempo que decidas estar aquí, contigo.

-Yo no decido, Holden. -Susurro mientras miro hacia el suelo, intentando contener las náuseas y la vergüenza.

-Mirame, Erin. -Dice y cuando levanto la vista está mucho más cerca de mí, su voz es un susurro desesperado que pide algo que no puedo descifrar. Su mirada, su mirada parece cansada, herida, frustrada. Toma mi rostro entre sus manos cálidas y puedo sentir el latir de su corazón a través de mis mejillas. Está tan cerca. -Tú puedes decidir. Cada mañana levántate pensando si quieres vivir, elige vivir. Todos los días. Por favor. -Acerca su frente a la mía, su respiración agitada sacude mis cabellos, sus ojos suplicando, igual que los míos.

Respiraciones igual de agitadas, corazones latiendo al mismo ritmo, a punto de salir por nuestras orejas. Bocas tan cerca.

-Holden. -Suspiro cerrando mis ojos y humedeciendo mis labios mientras me acerco. Quiero besarlo. Es algo de lo que probablemente me arrepienta, pero él tiene razón, no puedo haberme muerto sin haber vivido primero.

-No. Así no. -Abro los ojos y veo cómo se extiende una sonrisa tímida y curiosa por sus labios rosados antes de morderlos sutilmente al tiempo que abre sus ojos color esmeralda.

-¿Que? -Logro decir medio atontada, tratando de recobrar el aliento.

-Ahora veras. -Da un apenas perceptible besito sobre mi frente y se escabulle escaleras abajo, trato de seguirlo y lo alcanzo en la cocina segundos después. Está hablando con Arthur.

-Buenas tardes señor, mi nombre es Holden, nos conocimos cuando llegaron aquí. -Le extiende la mano y mi padre parece completamente entretenido mientras la estrecha.

-Arthur, un placer. ¿Qué te ofrece? -Vuelve a limpiar los platos pero lo sigue observando atentamente.

-Verá, señor. Si no es mucha molestia, y si ella no tiene nada que hacer, me gustaría pedirle permiso a usted para llevar a Erin a una cita conmigo. -Termina de hablar y yo quiero esconderme bajo una roca.

Papá está encantado.

-Cuenta con ello, solo una cosa más. -Avanza hasta él y le palmea la espalda gentilmente. -Buena suerte. Que la fuerza esté siempre contigo.

Caída Libre. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora