Son un poco más de las diez cuando vuelvo en mí, innegablemente mareada y con todo el estómago revuelto logro hacer mi camino al primer piso para encontrarme con mi padre quien está preparando su desayuno especial de cumpleaños. La última vez que probé uno de esos fue a los nueve años, antes del divorcio, así que me permito oler el aroma y transportarme a tiempos más felices.
—Buenos días. —Saludo y tengo que concentrarme para que las palabras salgan de mi boca naturalmente.
—Buenos días, cariño. —Saluda Arthur animado, eso claro, antes de darse la vuelta y ver mi aspecto horrorizado. —¿Qué pasó contigo? Estas tan blanca como un papel. —Deja de revolver la masa para pancakes por un segundo y me mira, esperando una respuesta.
—Debí haber cogido un resfriado anoche en el baile, seguro con el desayuno se me quita. —Hablo con dificultad y espero que Arthur ponga el jugo de naranja frente a mi para poder darle un sorbo.
—Espero que el desayuno te haga sentir mejor. —Después de un par de segundos pone el plato repleto de pancakes con banano cortado en trozos frente a mi, y por ser mi cumpleaños me permito ponerle un poco de leche condensada y comer más de la mitad del plato, esperando que el malestar se vaya, pero cualquier esfuerzo es en vano, así que me hago a la idea de tener que acostumbrarme a esta nueva sensación de malestar.
—Estuvo delicioso, Arthur, creo que no comía uno de estos desde los nueve años. —Hablo con pesar pero le ofrezco una sonrisa, haciéndole entender que lo perdono y que lo importante es que ahora está conmigo.
—Creo que no he perdido mi toque. —Sé que entre sus palabras se esconde una disculpa, pero tal vez no sabe cómo decirlo, y yo tampoco lo obligaré a hacerlo.
Me levanto de la mesa con pesadez y me dirijo de nuevo al cuarto para arreglarme un poco, quiero estar un poco más presentable así me este sintiendo mal, digo, no es como si me hubiera sentido saludable en los últimos tres años.
Logro mantenerme estable mientras me baño, enfocándome fervientemente en no desmayarme en la ducha y partirme el cuello al caer, pero al salir tengo que sentarme en el retrete de nuevo y recobrar un poco el aliento.
Sin darme cuenta y sin hacer ningún tipo de fuerza veo el agua del retrete teñida de ese líquido rojo sangre al levantarme de nuevo, y percibo de nuevo ese olor tan nauseabundo que percibí en la mañana.
¿Qué demonios está pasándome?
No recuerdo cuándo fue la última vez que sufrí alguna intoxicación por comida, pero lo que sí recuerdo es que no fue nada parecido a esto. Esta vez es diferente, hay algo más en toda esta situación que no puedo entender aún, y para ser sincera no quiero entenderlo, sólo quiero que termine.
Jalo la cadena dos veces para deshacerme de ese color y olor tan desagradables y me dirijo al cuarto para vestirme y salir a buscar a Holden. Me percató de que aún no responde mis mensajes y me da miedo que algo pudiera haberle pasado, así que tomando por excusa su billetera olvidada bajo las escaleras y anunciándole a Arthur mi salida, camino los pocos metros que separan nuestras casas para timbrar y encontrarme con una Annah sorprendida de verme, no sé si por llegar sin avisar o por mi aspecto macabro.
—Señora Annah, buenos días.—Saludo tímida y ella me observa con cautela un buen rato antes de responder. Viste su uniforme de enfermera, tal vez está a punto de salir al hospital.
—Erin, linda. ¿Cómo estás? —Saluda poniendo su mejor cara, ignorando deliberadamente mencionar mi aspecto, y le agradezco por eso. —¿Buscas a Holden?
—Sí señora. ¿Está en casa? —Pregunto y ella se mueve un poco para dejarme pasar mientras toma su bolso y su abrigo del perchero en la entrada.
—Debe estar dormido aún, pero sigue por favor, estás en tu casa. Yo debo estar en el trabajo en veinte minutos, así que vigila que coma todo su desayuno, ¿Quieres? —Asiento y me puedo imaginar brevemente sirviéndole el desayuno caliente en la mesa con un delantal a cuadros, como toda una ama de casa. —Bien, cuidense mucho y los veo en la tarde. —Se despide finalmente y se marcha caminando hacia la parada del autobús.
Me siento un poco entrometida estando en casa de Holden sin invitación previa; todo está en silencio, las luces están apagadas y el ambiente es tan frío que casi parece una casa abandonada, pero me aventuro escaleras arriba y doy tres golpes tímidos antes de entrar en su habitación.
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Caída Libre. [TERMINADA]
Teen FictionLos maestros suelen decir que existen diferentes tipos de inteligencia: Hay inteligencia musical, artística, académica, intra e interpersonal, etcétera. Y Erin es una chica bastante inteligente, pero no entra en ninguna de esas categorías. La inteli...