8 (3/4) Dispara

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—¿Qué haces aquí? —Pregunto en un susurro y empiezo a buscar algo para ayudarlo a subir.

—Te escribí, estoy buscando respuestas. —Se encoge de hombros y camina hacía el muro.

Miro de reojo mi teléfono y veo el inusual destello de un mensaje nuevo. No estoy acostumbrada a esto. Cuando vuelvo mi mirada a él está casi en mi balcón, me siento como si estuviera haciendo algo ilegal y es emocionante.

—Pudiste solo tocar, seguro papá te hubiera dejado entrar y te hubiera dado algo de comer. —Bromeo y le ofrezco mi brazo para que pueda sostenerse y terminar su camino hacia arriba. —Después de todo, te ama.

—Ahora que lo mencionas, creo que debo ir a saludar. —se sacude los pantalones y mirándome decididamente empieza a caminar hacia mi puerta.

—¿Estas de coña? —Lo alcanzo y lo detengo de la camisa. —Detente ahí taradito. —Suelta una carcajada curiosa y se da la vuelta quedando frente a mí. Muy cerca. Su aliento dulce golpea mi cara y me desestabiliza momentáneamente.

—¿Te gustaron? —Pregunta y se aleja de mí caminando hacia mi mesita de noche, observando el plato de galletas vacío.

—Estaban deliciosas. —No miento, porque en serio me gustaron, solo evito decir que las acabo de vomitar. Camino a su lado y me siento en el borde de la cama, esperando que se siente junto a mi. —¿Buscas respuestas? Bien, soy un libro abierto. —Camina a mi lado y se sienta, saca teléfono de la parte de atrás de su pantalón y desbloquea la pantalla buscando su App de notas.

—Creativo. —Lo molesto señalando su nada profesional plataforma periodística con la cabeza.

—No te burles. —Se humedece los labios antes de hablar lo cual llama mi atención por un par de milisegundos y sonríe al darse cuenta. —¿Lista? —Sus ojos verdes están expectantes.

—Dispara. —Intento parecer calmada pero puedo sentir los nervios de nuevo.

—Okay. —Se aclara la voz y empieza a hablar. —¿Qué podrías hacer por el resto de tu vida sin cansarte? —Pregunta y levanta sus ojos de la pantalla para mirarme, mi corazón se relaja un poco, esa no es tan dificil. Aunque empiezo a pensar la respuesta y sinceramente no se me ocurre nada.

—Nunca lo había pensado. —Admito y observo mis mano entrelazadas sobre mis muslos. —¿Que responderías a eso? —Parece un plan para escapar de la pregunta, pero me encuentro genuinamente interesada.

—¿Desde cuando esto es sobre mi? —Pregunta pero en sus labios baila una sonrisa. —Bien, creo que sería oír música, parece aburrido, pero me resulta fácil encajar partes de mi vida con alguna banda, algun ritmo, alguna canción en específico. —Sonrío con su respuesta.

—Como una banda sonora. —Apunto y él asiente un poco apenado. —y ¿Que canción estaría sonando en este momento?

—Tal vez algo de Radiohead. —Se encoge de hombros y acomoda su peso prestandome toda su atención. —Sigo esperando tu respuesta Erin.

—Sinceramente no lo he pensado. —Imito su gesto, encogiendome de hombros. —Tal vez sea dibujar. —Parece maravillado.

—¿Me dejarías ver tus dibujos alguna vez? —Pregunta y lo descubro mirando por mi habitación, buscando mi libreta. Me río internamente, que iluso es, si cree que dejaría algo tan privado a la vista, sobretodo porque tal vez y solo tal vez tenga algunos bocetos de sus ojos en una de las páginas.

—Claro. Pero después tendría que matarte. —Me muerdo los labios aguantando una carcajada y él parece notarlo, —¿Me estas mirando los labios, Holden? —Inquiero y niega con la cabeza.

—Eres siniestra. —Se limita a decir, y cuando va de nuevo a su celular buscando la siguiente pregunta, se me ocurre que contando sus preguntas anteriores ya se han sumado tres.

—¿Que haces? Ya fueron tres preguntas. —Digo y me pongo de pie indicandole la salida por la ventana abierta, él se queda sentado atónito mirándome con la boca abierta. —Gracias por venir señor Evesham.

—¿Estas jodiendo? —Guarda su teléfono y se pone pie quedando frente a mí, su cercanía es demasiado peligrosa. —¿Cómo puedo convencerte de que me dejes terminar? —Se acerca y mis piernas tiemblan un poco, no puedo jugar a esto, he perdido de nuevo esta noche, así que ruedo los ojos y me siento de nuevo. —Lo sabía. —Se jacta y vuelve a tomar su lugar junto a mi en el borde de la cama. —Gracias por reconsiderar, Señorita Lash. —Rebusca de nuevo su teléfono y va con la siguiente pregunta.

—¿Extrañas California? —Pregunta y esta vez no lo tengo que pensar demasiado.

—Para nada, aparte del calor, siento que no me hace falta nada más. Holmes Chapel es lo mejor que me ha pasado por un tiempo. —Sonríe y va directo a la siguiente pregunta.

—¿Qué quieres hacer después de la escuela? —Pregunta y de nuevo mi cerebro empieza a estrujarse buscando una respuesta.

—No sé si llegue a tanto. —Digo simplemente y él palidece.

—¿Porque dices eso? —Pregunta pero sé que esa pregunta no estaba en su teléfono. —Sé que solo dijiste que serían tres preguntas, pero... —Deja la frase al aire, y yo entiendo que es lo que quiere saber, así que decido responderle.

—¿Jamás has sentido que por más que te esfuerces en vislumbrar un futuro para ti, no lo logras? es decir, me esfuerzo mucho por verme así sea un mes después de la graduación, buscando empleos de verano, llenando formularios de universidad, pero simplemente no lo logro. Siento que, cualquier nuevo día que pueda vivir es... no diría que un milagro, sino un día más en el que la muerte se olvida que tiene que buscarme. —Finalizo y nos siguen largos e interminables segundos de silencio.

Caída Libre. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora