Jamás he tenido una experiencia cercana a la muerte, al menos no de manera voluntaria. Es verdad que desde que mi IMC no pasa de 14.8, y que desde lo que como no pasa más de una hora en mi estómago la muerte me respira en el cuello, pero nunca me había atacado tan directamente, llegué a pensar que eramos amigas, pero al parecer me equivoqué.
La vida es un estado muy frágil y hay más motivos que podrían llevarnos a la muerte que los que podrían mantenernos con vida, un derrame cerebral repentino, un virus masivo que mate a todos, que resbalemos por las escaleras o que nos ahoguemos con nuestra propia saliva. Siempre estamos expuestos, vulnerables pero solo nos damos cuenta cuando sentimos a la vida misma yendose de nosotros. Es penoso.
Lo primero que siento es mi espalda siendo demolida por las piedras y las ramitas diminutas que me tallan y me rasguñan las piernas desnudas, ya veo venir los moretones y las cicatrices; el hecho de no tener suficiente vitamina A en el sistema simplemente hace que mi piel recuerde cada vez que me caigo o me lastimo por más tiempo del necesario, y sinceramente es desesperante. Lo siguiente que siento son un par de golpes en el pecho, bastante fuertes y bastante torpes en realidad, me siento desorientada por un tiempo hasta que entonces lo recuerdo: Caí de un maldito puente.
Los golpes son un taladro en mi músculo esquelético pero afortunadamente logran devolver toda el agua que tragué de vuelta a mi boca haciendo que me levante súbitamente escupiendo y escupiendo sin parar agua con sabor a tierra y hojas pequeñas, es como vomitar así que no me es difícil, pero el sabor que deja en mi boca no es el mejor, a decir verdad.
Con lo primero que me encuentro al abrir los ojos, después de vaciar mi estómago y pulmones del cóctel de naturaleza que me acabo de tomar, es la noche oscura y tormentosa llena de nubes negras que al parecer me siguen a todo lado vaciando agua sobre mi ya húmedo cuerpo. Después me fijo en los árboles bailando violentamente al ritmo de la tormenta y es solamente cuando bajo mi mirada que lo veo a él, al maldito que me hizo caer.
Al principio su silueta es borrosa pero luego puedo ver sus cabellos rizados escurriendose en su cara, está tan empapado como yo, y me mira con esos ojos verdes que saltan por su cara pálida y asustada como si me fuera a romper. Salto hacia atrás empujándolo lejos de mi.
-¿¡Que putas sucede contigo!? -Le gritó repentinamente y ahora su cara se torna confundida. -No iba a suicidarme, maldito loco. Casi muero por tu culpa ¿Te das cuenta de eso? -Pregunto mientras intento sacudirme un poco la tierra y cubrir un poco mis piernas desnudas.
-¿De qué hablas? Yo vi como corrías hacia el puente, te vi inclinarte hacia el borde. -Declara echándose sobre tu trasero mientras se quita el pelo de la cara.
-Estaba, estaba caminando un poco. -Miento. -Estaba caminando un poco y luego empezó a llover y no supe como volver a casa, estaba tratando de ver algo con esa luz. -Señalo hacia arriba al farol que sigue alumbrando distante y que refleja la lluvia cayendo sobre nosotros, la última parte no es mentira, quería volver a casa, me mira con los ojos entrecerrados un breve segundo y sé que no me cree. No me importa.
-¿Acostumbras a caminar por ahí vestida así? -Dice y señala en mi dirección al suéter mojado sobre mi piel. He quedado en evidencia, demonios. Evidentemente no estaba dando un paseo, estoy casi en ropa interior. No podría explicarle aunque quisiera. Así que en lugar de eso me pongo de pie y tambaleándome empiezo a caminar hacia Dios sabe dónde, solo asegurandome que sea lejos de él.
-¿A dónde vas? -Pregunta gritando para que lo pueda escuchar por encima de la lluvia y el río crecido.
-¡A casa! -Grito sin voltearme a darle la cara -Joder, que dolor de culo es este chico. -Susurro acomodandome el suéter y siguiendo por mi camino.
-Osea que vives en el cementerio. -Habla sarcástico y me freno en seco. Puedo oírlo más cerca de mí.
-Si, ¿No te has fijado ya que soy casi un cadáver? -Replico y me giro para mirarlo. Camina los pocos pasos que lo separan de mí y me mira cuidadosamente antes de hablar.
-En realidad en lo único que me fijo es que no tienes ni puñetera idea de como salir de aquí, deja de ser un dolor en el culo y dejame llevarte a un hospital. -En realidad no es lo más cuidadoso ha podido decir, pero al menos ha evitado mencionar mi físico.
-No necesito ir a un maldito hospital. Necesito ir a casa.-En realidad tiene razón en decir que estoy perdida, además estoy muerta de frío, pero me niego rotundamente a ir a un hospital y quedarme internada. Ambos estamos empapados y al borde de la hipotermia, pero intentamos conservar algo de calor corporal abrazandonos a nosotros mismos. Al menos estoy quemando calorías.
-En realidad tenemos que llevarte, no sabemos si tienes algun golpe interno. -Me dice y suelto una carcajada sarcástica.
-En realidad. -Respondo imitando su tono de voz. -No habría despertado si fuera así y es tu culpa que esté aquí, aquí que, deja de intentar convencerme . -Le digo y se lo piensa un rato, pero finalmente extiende su mano en señal de rendición y la estrecho sellando nuestro trato invisible.
- Deja que al menos llevarte a casa. -Dice y me da el paso. -Ve adelante, solo en caso de que decidas caerte de nuevo por "accidente". -Hace comillas con sus dedos y me hace rodar los ojos, sé que no voy a poder hacerlo cambiar de opinión y la verdad no me importa. Tengo cuidado de no resbalar como él dice y con un par de indicaciones de su parte estamos de nuevo arriba. Su auto sigue ahí, con las luces prendidas y la puerta del piloto abierta. Me sorprende que siga ahí, en casa con suerte le habrían dejado un neumático.
Subo al asiento del copiloto y me abrocho el cinturón sin esperar a que me abra la puerta y veo su ligera expresión de sorpresa cuando rodea el auto y se sube también.
-No sería muy feminista de mi parte dejar que me abras la puerta. -Le digo respondiendo a su pregunta no formulada y suelta una risita, aunque no responde nada al respecto, solo enciende el auto y pone la calefacción antes de arrancar. Le agradezco internamente.
ESTÁS LEYENDO
Caída Libre. [TERMINADA]
Novela JuvenilLos maestros suelen decir que existen diferentes tipos de inteligencia: Hay inteligencia musical, artística, académica, intra e interpersonal, etcétera. Y Erin es una chica bastante inteligente, pero no entra en ninguna de esas categorías. La inteli...