13 (2/4) Al menos ya no me odias

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—Perdón. —Empiezo a hablar una vez dentro del auto. —Ya sabes, por no decirte sobre mi cumpleaños. No es una fecha para celebrar. —Digo solamente y me atrevo a mirarlo de reojo, tiene la mandíbula apretada y sujeta el volante demasiado fuerte. Guarda silencio por un par de momentos más y luego me ofrece un suspiro sonoro y pesado.

¿Tanto lo afectó el que le ocultara mi cumpleaños?

—No pasa nada Erin. Entiendo perfectamente. —Dice un poco más relajado, pero sé que algo sucede, algo anda mal.

—¿Sucede algo? ¿Estas bien? —Mi mano helada alcanza la suya sobre el volante y lo obligo a mirarme, parece estar luchando internamente, sus pupilas dilatadas me observan cautelosas, analizando mi expresión.

—Me estoy enamorando de ti, Erin. —Suelta sin más y su declaración me toma por sorpresa.

—¿Estás seguro de que no tienes fiebre? Escuché de un brote de influenza el otro día y las alucinaciones son un síntoma ¿Deberíamos ir al hospital? —Acuno su rostro entre mis manos sintiendo su temperatura y buscando de cerca señales de locura o borrachera.

Logro sacarle una sonora carcajada, relajando su expresión un poco y devolviéndole algo de vida a sus ojos.

—Estoy perfectamente consciente Erin, no te burles de mi. —Susurra con su rostro a solo centímetros del mío. —Estoy completamente enamorado de ti. —Aprovechando nuestra cercanía me permito terminar de recorrer los pocos centímetros que nos separan juntando nuestras bocas en un beso apasionado, su lengua invade mi boca de repente demandando mi atención y la muerdo levemente, después lo imito adentrando mi lengua tímidamente en su boca, acariciando su labio inferior haciéndolo gruñir.

Me separo de un brinco, asustada.

—¿Hice algo mal? —Pregunto y lo miro preocupada. —No tengo mucha experiencia en esto así que... —Me interrumpe con un besito y me ofrece una sonrisa bobalicona.

—Todo lo contrario. —Acaricia mis labios con su pulgar enviando corrientazos por todas mis extremidades hacia mi vientre. —Respecto a mi declaración, no espero que digas nada aún. Puede parecer un poco pronto, pero solo quería que lo supieras.

—Gracias, Holden. —Digo mirándolo con atención. —Todo esto es nuevo para mi y me toma un poco por sorpresa, pero yo... yo también te quiero. —Logro decir y le doy un besito en la mejilla antes de volver a acomodarme.

—Al menos ya no me odias. —Acomoda la llave en la entrada y trae el automóvil a la vida con un sonoro gruñido.

—¿De qué hablas? ¡Nunca te he odiado! —Exclamo indignada y le golpeo el brazo.

—Aquel día en la biblioteca parecía que me querías romper una silla en la cabeza. —Me recrimina y siento ganas de desaparecer entre la silla.

—¡Lo siento! Estaba un poco hormonal esos días.

—Algún día me vengare. —Promete y llega a la entrada de la calle girando hacia la derecha en dirección a la escuela. —Por lo pronto, vamos al dichoso baile.

En cuestión de diez minutos estamos allí, la escuela ha invertido una fortuna en papel mache y en celofan para darle un ambiente festivo, pero sigue siendo una escuela, no hay papel ni brillantina suficiente para ocultarlo.

Todos los estudiantes van vestidos de gala con increíbles atuendos alquilados y nos saludan a Holden y a mi a pesar de que nunca nos dirigieron la palabra en clase ni siquiera para pedirnos un favor. Pero motivada por el hecho de que no los volveré a ver les devuelvo el saludo y hasta los felicito por sus atuendos.

Caída Libre. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora