Erizo empezó a despertar dos días después de la operación y las primeras palabras que dijo fueron :
—M-max ...Max…
Abrió los ojos lentamente y lo que pudo ver es que ya no estaba en la fiesta. Ya no estaba su madre con ella. No se escuchaba música. Ya no estaban sus amigos. Ya no estaba en el restaurante. Y ya no estaba vestida de novia.
Estaba en una cama de hospital con el pecho vendado y dolorido. Todo lo que veía eran las telas de un biombo. Ya no había olor a deliciosa comida de fiesta. Invadió sus fosas nasales un deprimente olor a sanatorio.
En eso llegó una enfermera y se percató de que la paciente había reaccionado, y miraba todo con cara de no entender su situación.
—Hola, ¿cómo estás?
—¿Q-qué... pasó?
—Te dispararon dos tiros en el pecho, Hedgehog. Tuvimos que extraerte las balas. Recién despiertas de la operación.
—¿Y... Max? ¿Dón...de está...Max?
—Espérame un momento. Voy a llamar a tu madre, que está en la sala de espera.
La pobre Irma estuvo de vigilia los dos días que Erizo tardó en reaccionar, prácticamente viviendo en los bancos de la sala de espera. David le ofreció relevarla, pero ella no quiso. Así que la asistió cómo pudo con compañía, víveres, abrigo, y haciendo parte de su trabajo de contaduría.
La enfermera se asomó a la sala de espera.
—Señora Hedgehog, su hija acaba de despertar. Probablemente esté dolorida. Preguntó por un tal Max. Está delicada aun. Procuren evitarle disgustos o emociones fuertes.
Irma, nerviosa, acompañó a la enfermera hasta dónde estaba Erizo. Se conmovió mucho al ver a su niña con el tórax vendado y conectada a toda esa dolorosa aparatología.
—Erizo... hijita...
—Ma-má… ¿Qué pasó?
—Ay, hijita. Fue una desgracia. Koala se escapó del psiquiátrico, irrumpió en la fiesta para dispararte.
—¿Y Max? ¿Cómo está él? ¿Lo hirieron?
—Max no recibió ningún daño, pero…
—¿Pero... qué?
Irma suspiró antes de contestar y Erizo se dio cuenta de que a Irma le costaba mucho decir lo que tenía que decir.
—Hijita... Max rompió una botella y salió a perseguir a Koala. Cuando la alcanzó, la mató con la botella rota.
—Por Dios...
—Cuando la policía fue a detenerlo, no se acordaba nada de lo que había hecho.
—Pero... ¿qué pasó con él?
—Según el médico, está en un shock postraumático. Y todavía no se recupera. Lo malo es que además tendrá que enfrentar cargos por asesinato.
—Ay no... pobre Max. ¿Y dónde está ahora?
—Está en esta misma clínica, pero internado con custodia policial. Parece que tienen miedo de que le agarre otro ataque de locura como cuando mató a Koala.
—Uh...
—Óscar me contó que fue a visitarlo pero es muy poco lo que pudo conversar con él. Desde sus 3 años hacia delante no se acuerda de nada.
—¿De… nada?
—Sólo se acuerda de su madre, y pregunta por su padre como si estuviera vivo.
—Y verlo a Oscar ¿no le reavivó la memoria?
—No hijita, no reconoció a Oscar.
A Irma se le quebró la voz y empezó a llorar…
—¿Qué pasa... mamá? ¿por qué lloras?
—Hijita ... no se acuerda … de la fiesta… ni de la boda… No se acuerda de su restaurante… ni... siquiera se acuerda de ti…
Irma apoyó la cara en las manos de su hija, y sollozó desconsolada.
Erizo pensó:
"Ay, Koala… Ni aun muerta dejas de causar daño, llanto y dolor. Ojalá en la otra dimensión dónde estás ahora, se te pase la psicopatía y te des cuenta de todo lo que causaste."
—Mamá, cuando pueda salir de aquí... lo primero que haré es.. ir a verlo.
—Sí, quizás sea lo mejor. A lo mejor contigo reavive recuerdos y empiece a mejorar.
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MI PRIMERA CITA CON MAX
Любовные романыSecuela del capítulo piloto. +18. Erizo, una adolescente que ha estado sumergida en el estudio y en los libros, en unas vacaciones conoce y se enamora apasionadamente de Max, un muchacho con una historia de pobreza y sufrimientos desde muy pequeño...