Erizo y Max empezaron los preparativos para su fiesta de compromiso, la cual se llevaría a cabo en el propio restaurante.
Erizo se ocupó de llamar por teléfono a muchos de los campistas para invitarlos al evento. Varios de ellos vivían en otras ciudades lejanas y por eso no pudieron acudir. Obviamente Óscar fue el primer invitado de honor y el primero que confirmó su presencia. Alexa tenía compromisos pero dijo que se haría un rato para estar. Betsy agradeció la invitación y dijo que tenía muchas ganas de ir. Lamentablemente, a causa de lo estricto de las reglas de Susie, su trabajo en la isla era de tiempo completo y dedicación exclusiva. no obstante envió sus felicitaciones a los futuros contrayentes. Erizo no sabía si invitar a Lucy, pero al final se decidió y la llamó. Cuando Lucy escuchó que Oscar iba a estar entre ellos, sin dudarlo pidió que le reserven un lugar, a pesar de que vivía a más de 300 km.
Max por su parte reservó dos lugares para su madre y su tía.
Erizo le había insistido a Max que como comida sirviera pizzas iguales a la que le preparó en aquella primera cita.
Así que Max tuvo que hacer memoria e instruir a sus cocineros para que preparen una docena de pizzas lo más fielmente parecidas a aquella primera pizza.
A su proveedor de pan le había encargado un pastel con la figura de dos anillos entrelazados con las letras E y M.
Irma les preguntó si habían encargado los anillos. Erizo y su padre le contestaron que iban a hacer la fiesta sin entrega de anillos, porque les parecía innecesaria.
Pero Irma insistió que sin anillos no era fiesta de compromiso. Por eso ella misma, unos días antes llevó a la joven pareja a una joyería a que se midan los dedos para confeccionar los anillos. Así fue que un día antes de la fiesta, ya los anillos estaban listos en un lujoso estuche.
—¿Qué vestido te vas a poner— preguntó Max.
—El mismo que estrené en la inauguración.
—Me alegro que no te hagas mucho problema.
—Es que me parece excesivo gastar en un vestido de inauguración, en otro de compromiso, y después en otro de boda. ¿Y tú?
—El mismo criterio. Me pondré el traje de la inauguración, que me queda muy bien.
—Si quieres llamo a la sastrería para que te hagan otro traje. Ellos ya tienen tus medidas.
—Te agradezco. Estrené ese traje el día de la inauguración porque eso también fue para mí una fiesta de compromiso. Mi compromiso de honor con el emprendimiento, y con la deuda que adquirí con tu padre.
—Con mi padre tienes una sola deuda, y ya sabes cuál es.
Max la miró a los ojos y la abrazó.
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La fiesta estaba programada para las 21:00, así que la tarde precedente todos estaban preparándose.
—Puedes bañarte en casa— lo invitó Erizo.
—Pero ¿y si tu madre quiere ocuparlo?
—Mamá se fue al salón de belleza y tiene por lo menos para 3 o 4 horas. Báñate tranquilo y disfrútalo.
Max juntó su ropa y entró en el baño. Era un baño amplio, con elegantes cerámicos imitación mármol Beneditti.
Se quitó la ropa, abrió la canilla y le sorprendió lo amplio de la lluvia que daba esa flor de la ducha. La temperatura del agua era perfecta.
Cuando estaba por empezar a enjabonarse, escuchó que alguien entró en el baño, y corrió la cortina rápidamente para cubrirse.
—No te asustes, mi amor. Soy yo.
Max asomó su cabeza por la cortina y vio a Erizo, que estaba cubierta apenas con una toalla y traía un radiograbador en la mano.
Erizo se sacó la toalla que la cubría y el muchacho vio, con mirada atónita, y por primera vez, a su novia totalmente desnuda.
Erizo acomodó la toalla a un costado, presionó play en el radiograbador y empezó a sonar "The Power of Love", la misma canción con la que se enamoraron.
Avanzó hacía la ducha donde estaba Max y abrió la cortina, quitándose extasiada contemplando el bello cuerpo desnudo de su amor. Avanzó hacia él mirándolo a los ojos, le puso las manos en el cuello, y le susurró al oído:
—No quiero hacer el amor. Sólo quiero cumplir con una fantasía que hace mucho tengo.
Max, sintiendo latir fuerte su corazón, la tomó por la cintura y empezaron a bailar lenta y suavemente bajo la tibia lluvia que los mojaba. Max jamás hubiera querido avanzar con la intimidad de ambos hasta aquel punto, pero la angelical visión de su novia en traje de Eva, lo sorprendió primero y después le causó un efecto de encantamiento, que luego se convirtió en éxtasis al sentir en sus manos el contacto con su juvenil desnudez.
Erizo lo besó profunda y apasionadamente, sintiendo un estremecimiento cuando él la tomó de la cintura y la atrajo hacia sí, quedando sus cuerpos desnudos en contacto y compartiendo calor. Luego él empezó a besarla en la mejilla, en la frente que estaba chorreando agua y luego bajó hacia el cuello, y al bajar más, no pudo resistir acariciar con sus labios aquellos pechos, pequeños pero deseosos. Cuando Erizo sintió en sus pezones el contacto con esos masculinos labios, no pudo reprimir un gemido.
Más aún porque sintió el contacto de su miembro viril que estaba muy erecto, y rozaba su feminidad.
—Mi amor, discúlpame, no lo pude evitar...—le dijo Max al oído.
—No lo evites. Yo tampoco pude evitar que la mía se manifieste. Es natural, es inevitable... y es maravilloso. Disfrutémoslo, mi amor. Sólo sigue bailando.
Cuando terminó el tema musical, el cassette siguió con otras músicas románticas. Erizo entonces tomó el jabón, abrazó a Max desde atrás, y empezó a pasarle el jabón muy lentamente por todo el cuerpo. No omitió ninguna parte. Literalmente ninguna...
La madre de Erizo terminó su turno en el salón de belleza más temprano porque la manicura no se encontraba. Así que telefoneó a su marido para que la pase a buscar.
Volvieron juntos a la casa, y se extrañaron de oír una música romántica que provenía del baño, escuchándose de fondo el sonido del agua de la ducha.
David se puso un dedo cruzado sobre los labios para indicarle a su mujer que no hiciera ningún ruido. Ambos se miraron con asombro y luego con una sonrisa cómplice. Sin haber visto nada, habían comprendido la escena, y recordaron cuando alguna vez bailaron ese tema los dos juntos.
David miró a su esposa a los ojos, la tomó por la cintura y empezó a bailar con ella al lento ritmo de la música que salía del baño.
—Estás tan linda...— le dijo David,
Irma, que estaba desentrenada para una escena romántica, se puso en posición de rechazo poniéndole ambas manos en el pecho, y mirándolo con expresión seria.
Pero el éxtasis de aquella música que la transportaba a sus mejores épocas, pudo más. Miró al rostro a su esposo y vio en él la misma dulce expresión de aquella primera vez que bailaron juntos ese tema.
Y sus manos, que estaban en el pecho de David, lentamente se deslizaron a su cuello, y miró a los ojos a su marido sonriendo ruborizada, más que aquella vez cuando se enamoraron.
Y en aquella época ni imaginaban que un día tendrían una hija que también estaría enamorada, y disfrutando de una escena similar en la ducha.
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MI PRIMERA CITA CON MAX
RomanceSecuela del capítulo piloto. +18. Erizo, una adolescente que ha estado sumergida en el estudio y en los libros, en unas vacaciones conoce y se enamora apasionadamente de Max, un muchacho con una historia de pobreza y sufrimientos desde muy pequeño...