Fiesta de compromiso

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Durante todo el día en la vidriera del restaurante hubo un cartel que decía

HOY ATENDEREMOS SOLO HASTA LAS 19

POR EVENTO PRIVADO

A partir de esa hora la madre de Max y su tía, con ayuda de Oscar, empezaron a preparar el restaurante para la fiesta.

Habían dispuesto una hilera de mesas en forma de U para que todos los invitados, además de sentir que estaban sentados a una misma mesa, puedan mirarse entre sí, y de paso facilitar a los camareros la tarea de servir. Las ventanas de restaurante fueron cubiertas cerrando las cortinas. David había contratado un equipo de disc jockey con luces para el momento del baile.

Para la hora convenida, que eran las 21, ya casi todos los invitados habían tomado sus posiciones en aquella gran mesa. Los asientos del centro, aún vacíos, estaban reservados para Erizo y Max. Al lado del novio, su madre y su tía, con su pequeña hija, Sharía. Al lado de la novia, Irma y David.

Los padres de Óscar querían sentarse al lado de él, pero la silla contigua a Oscar fue inmediatamente ocupada por Lucy, quien había llegado temprano justamente para asegurarse un lugar lo más cerca posible de Óscar. Ella había escogido para la ocasión un vestido blanco corto y muy llamativo. Cuando logró tener un lugar pegado a la silla de Óscar, se sintió en la gloria, sobre todo porque Óscar había venido con un atuendo elegantísimo.

Los invitados empezaron a preguntarse cuándo harían su aparición los novios, porque ya se acercaba la hora. Y empezaron a mirar la puerta a través de la cual seguramente entrarían ambos.

El DJ oscureció todo el salón y anunció que en cualquier momento entrarían los novios. Y dirigió hacia la puerta de entrada un spot potente de luz para concentrar la atención hacia allí. Y empezó una cuenta regresiva que todo el público acompañó.

—5.... 4.....3... 2....1...

Llegado el último número, el cero, en vez de abrirse la puerta, las luces se apagaron, todo se oscureció y luego, con un golpe musical, otro spot se dirigió hacia las dos sillas de los novios y para sorpresa de todos los invitados, éstos ya estaban allí.

El DJ encendió entonces todas las luces del salón y la pareja de novios que había aparecido mágicamente en sus sillas fue calurosamente aplaudida y felicitada.

Oscar pensó que esto era algún hechizo de los que había aprendido Erizo, y él le expresó a Lucy su admiración por cuánto había adelantado su mejor amiga en sus estudios de magia.

Lucy entonces le dijo al oído:

—Oscar... no seas tonto. Ellos ya estaban aquí escondidos en el salón. El disc-jockey nos hizo mirar hacia la puerta oscureciendo todo para que no nos diéramos cuenta cuando ellos salieran de su escondite y se sentaran en sus sillas.

—Aaaahhh.. —dijo Oscar admirando la inteligencia de Lucy y riéndose de sí mismo por haber caído en ese truco.

Como para abrir la ceremonia, el DJ por los micrófonos pidió a la pareja que se dirijan al centro del salón. Las luces fueron enfocadas sólo a ellos, y empezó a sonar la balada con la que se enamoraron. Ambos empezaron a bailar ese lento, recreando el momento con una hermosa ambientación de bola de espejos.

Cuando todos estaban mirando a Erizo y Max bailando ese tema en medio de la pista, Lucy los miraba con ojos soñadores, y tomaba la mano de Óscar, que estaba a su lado.

A cierta altura del baile, los campistas empezaron a corear:

—¡Be-so! ¡Be-so! ¡Be-so!

Y segundos después todos estaban coreando.

MI PRIMERA CITA CON MAXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora